"Nos frustraba ver cómo las empresas apagaban el talento creativo de sus equipos". Este fue el motor que movió a Ignasi Clos y Joan Ras a impulsar una agencia de innovación para impulsar y potenciar el talento interno de las organizaciones. Era el 2012 y apenas se encontraban responsables de innovación en las compañías. Trece años después, SDLI ha llevado sistemas de innovación interna y externa a más de 200 empresas y ha colaborado con referentes como HP, Damm, Almirall, Borges o Mango. "Nosotros creamos el sistema para que florezca la innovación", resume Clos.
Ignasi y Joan eran economistas y trabajaban en el mundo de la consultoría. En sus trabajos veían cómo las organizaciones limitaban el talento de los trabajadores y muchas propuestas y planes quedaban en papel mojado: "Se han creado organizaciones orientadas al proceso, a la eficiencia, a la jerarquía y a hacer planes que no van a ninguna parte". Esta frustración les llevó a impulsar SDLI, con el ambicioso objetivo de crear comunidades de innovación en las empresas para sacar partido de todo el talento. Ignasi tiene claros los beneficios: "Las compañías que más apuestan por innovar crecen rápido, atraen más talento e incrementan la satisfacción del trabajador".
El concepto clave era la innovación abierta y desarrollar herramientas colaborativas para facilitar que cualquier compañía pudiera innovar a partir de aportaciones internas o externas. Por ejemplo, en HP establecieron una plataforma para aflorar el talento interno y, de ahí, acabó surgiendo el proyecto de un robot que imprime en el suelo para el sector de la construcción. En Damm, su herramienta sirvió para que surgiera una propuesta de hacer un vaso inteligente para festivales que mantiene la bebida fresca, no genera plástico y se puede pagar en él. "Nosotros no generamos la innovación, ponemos las bases para que sea posible", explica Ignasi. También en innovación externa: con Almirall crearon un portal para que investigadores de todo el mundo propusieran soluciones a retos de dermatología que planteaba la compañía catalana: hoy en día el 50% de los nuevos fármacos dermatológicos de Almirall vienen de aquí.
Los más extravagantes y un grano de arena
Desde un buen inicio, tenían claro que la innovación en las empresas iba mucho más allá de los departamentos de innovación. Cualquier trabajador o agente externo podía aportar ideas para desarrollar nuevos servicios, productos o proyectos. Por eso, crearon la herramienta para hacer posible estas aportaciones: "Creamos compañías más creativas donde los trabajadores puedan desarrollar todo su potencial y no se autolimiten". Todo ello, generando comunidades de innovación a partir de entornos digitales que estructuren y profesionalicen la innovación.
Hoy en día, quien no habla de innovación parece un marciano. Pero no era igual en 2012: "En aquella época no había ni responsables de innovación. Íbamos a los sitios y éramos los raros. No se hablaba mucho de innovación". De hecho, Clos explica que algunas compañías que se han convertido en clientes habían aprendido innovación a través de su blog: "Humildemente, hemos aportado nuestro granito de arena para construir la normalización y profesionalización de la innovación. Lo hemos visto crecer".
Cruzar el océano para innovar
Con los años, fueron ganando la confianza de pequeñas y grandes empresas y han vivido un crecimiento orgánico y sin inversión externa: "Demuestra la calidad y el impacto de lo que hacemos. Los clientes nos han traído más clientes, nos enorgullece". La lista de empresas referentes con las que han trabajado es larga: Fluidra, Raventós Codorníu, Hospital Clínic, Bayer, Bimbo, HP o Damm. "Compañías líderes a escala mundial confían en nosotros para asentar el sistema de innovación", celebra.
Ignasi y Joan sabían que la suya era una empresa de servicios y, a menudo, en épocas de crisis, la innovación es lo primero que cae. Por eso, han desarrollado el software Voltea, que permite gestionar la innovación en las organizaciones a través de un sistema digital. Permite visibilizar retos, ideas, compartir aprendizajes y hacer accesible que cualquier profesional participe en la innovación de la compañía. "La innovación no debe ser un departamento, debe formar parte de la cultura de toda la empresa", señala. Y Voltea está abriendo las puertas de la internacionalización: ya tienen presencia en Argentina, Colombia, Chile y México. También de la inteligencia artificial, que han incorporado en el programa para acelerar los procesos creativos y mejorar la eficiencia.

Trece años después de su nacimiento, la innovación se ha normalizado y, por tanto, también la competencia. Pero SDLI se mantiene como una referencia en crear sistemas para hacer posible la innovación: "Es lo que nos diferencia". No en vano han llegado hasta China, donde forman empresas en innovación circular.
Y lanza un mensaje muy claro: "Nos perdemos demasiado con la innovación tecnológica, y la tecnología nunca ha servido de nada sin un buen sistema de adopción". Ignasi apunta que la "innovación es mucho más humana, va más de personas que de tecnología". "Conocemos las claves del éxito de la innovación corporativa y no es pura tecnología", concluye.