La felicidad de ir al trabajo

El bienestar de los trabajadores tiene que ser un nuevo objetivo de las empresas que quieren optimizar resultados y ser un polo de atracción para el talento

El sueldo no és el unónic que genera felicidad al trabajo El sueldo no és el unónic que genera felicidad al trabajo

Eres feliz al trabajo? Es una pregunta trampa porque el primero que uno piensa es si su sueldo se adecúa a su trabajo. A continuación piensa en la flexibilidad de horarios, la conciliación con la vida personal, la relación con los compañeros, las opciones de progresar dentro de la misma compañía... y es que todo suma. Ahora, nuevamente, eres feliz al trabajo? La respuesta cambia. Este es uno de los primeros planteamientos que acostumbran a hacer los expertos a las empresas y plantillas que quieren hacer una pasa adelante en su gestión teniendo cura de su equipo. O el que es el mismo, ir hacia una nueva estrategia corporativa que este martes toma protagonismo en el Día Mundial de la Felicidad.

La VII Encuesta Adecco sobre la felicidad en el entorno de trabajo, realizada a finales del 2017, apunta que el 76,6% de los trabajadores consultados se encuentra a gusto en su entorno laboral, una cifra que se encuentra en su rango más bajo desde el estallido de la crisis. Ahora bien, según los últimos datos del INE, el 59% de los trabajadores españoles sufre estrés al trabajo. Asusta, sobre todo si se tiene en cuenta que se espera que el 2020 la salud emocional pase a ser el primer motivo de baja laboral. Pero por qué esta discrepancia entre los números? "El que pasa es que todavía nos cuesta valorar qué es felicidad y que no lo es al trabajo", explica Francesca Gabetti.

Gabetti: "Estamos en una transformación cultural enorme y las empresas tienen que poder medir en tiempo real qué está pensante"

Gabetti es la cofundadora de TeamEQ , una startup que ha desarrollado una herramienta que mide el clima laboral desde varios pilares. Su experiencia lo ha traído a detectar que todavía "el término de felicidad al trabajo continúa dando miedo", de aquí que insista a hablar más de "bienestar". "Hay quién piensa que la felicidad no tiene cabida al trabajo, pero no es cierto. Estamos en una transformación cultural enorme y las empresas tienen que poder medir en tiempo real qué está pensante", insiste. En Aguas de Busot de Barcelona ya han abierto los ojos, son clientes de la compañía catalana, y en un año han conseguido reducir un 25% el absentismo e incrementar un 28% el compromiso de los trabajadores.

Analógico o digital? Sólo una vez al año?

La teoría suena bien, pero que pasa con la práctica? Una de las primeras medidas que se pudieron encontrar en algunas compañías, y ya también en comercios para saber la satisfacción del cliente, es el clásico semáforo que evalúa con una cara sonriente, neutral o triste – o con los colores verde, amarillo y rojo- qué ha sido la experiencia de la persona durante el día.

Esto mismo es el que comercializa Cyberclick, una de las primeras empresas al Estado español a poner sobre la mesa la importancia de la felicidad en el trabajo. "Es un buen sistema y ayudó a poner un precedente, pero se queda corto", explica Gabetti, quien cuenta con el mismo fundador de la compañía, David Tomás, como inversor. También se pueden encontrar encuestas, tanto imprimidas como en formato digital, que hacen preguntas concretas para obtener una respuesta determinada. Una herramienta que la emprendeduría continúa encontrando insuficiente si se hace de manera aislada, como explica que es habitual en algunas organizaciones que todavía hacen encuestas y reuniones personales un golpe al año.

La propuesta de TeamEQ ha querido dejar atrás el formato analógico y centrarse en el digital con un software que lanza un test de sólo dos minutos cada 15 días para evaluar cuatro dimensiones: relación con un mismo, con el líder, con el equipo y con la organización. Y que miden cuatro variables como la confianza, la motivación, la eficacia, la alineación hacia unos mismos objetivos, el compromiso, el bienestar y los conflictos. "Con todo esto puedes tener una cantidad de información bastante buena para relacionar resultados y analizarlos con detalle", explica su creadora, "y es también importando que los datos se recojan de manera anónima para evitar que la gente no responda con sinceridad por miedo".

Gabetti: "No vale pregunta una vez porque el resultado es muy general, sólo dice como estás tú en este momento sin decir qué hay detrás"

Además, recuerda que el hecho de ofrecer los tests de manera periódica permite hacer un seguimiento del clima laboral y no monitorar qué pasa sólo en un momento concreto. "Las nuevas herramientas que salen están pensadas ya desde una visión humanista. No valen las caras o los semáforos o preguntar una vez porque el resultado es muy general, sólo dice como estás tú en este momento sin decir qué hay detrás", expresa.

Más allá de las encuestas

Subjetive Happiness Scale, Happiness at work, Happyforce... todas, como TeamEQ, basan su trabajo en encuestas, pero hay alternativas como las que propone la consultora Delivering Happiness. Eso sí, son prácticas que siempre se tienen que ir tirando de manera reiterada, no sirve sólo un golpe al año.

La primera, pensada sobre todo para medir la cultura corporativa, es parar atención al lenguaje y el comportamiento. "Medir los valores con una encuesta no es realista", señala su cofundador, Carlos Piera, "nuestra propuesta es que cuando un compañero hace una buena acción, se explique". Por ejemplo, si una persona tiene que hacer un viaje de empresa en Madrid y alguien del trabajo sabe de una persona que puede darle alojamiento y lo dice, hará por un lado que la compañía se ahorre dinero en el hotel y, de la otra, que su compañero pueda estar más bien dado que en un hotel. "Esto es una buena acción que demuestra que se viven los valores de la eficiencia y el camaradería", justifica. La historia se pone dentro en el dashboard de la compañía y se hace pública, se permite comentar y se fomenta la relación entre empleados.

Celebrar los pequeños progresos, tomar decisiones en conjunto o crear espacios para fomentar el bienestar son ejemplos prácticos reales

Las reuniones semanales, de no más de 30 minutos, también sirven para medir el progreso de los empleados. Se trata de hablar sobre las pasas que ha hecho cada cual con el objetivo de valorar cada pequeño adelanto y no sólo los grandes hitos. "No es cuestión de celebrarlo sólo cuando se ha ganado el cliente o el dinero, es celebrarlo a pesar de aumentar la sensación de progreso incluso aquellos días que se han hecho microtasques necesarias y que dan la sensación que no has hecho nada durante la jornada", detalla Piera.

Y del mismo modo que se hacen encuentros para hablar de trabajo, también es necesario crear "sistemas de entrevistas o coaching interno para tener un espacio y preguntar a la gente como se encuentra". Según el consultor, los clásicos encuentros individuales con la dirección pueden generar incomodidad y miedo, mientras que si se hacen foco grupos es más fácil que la complicidad entre compañeros haga detectar incomodidades y problemas que entorpecen el día a día. "Saber como se encuentran, si necesitan algo o si los molesta nada es más fácil si saben que puede haber alguien que secunde su comentario", añade.

Finalmente, entre las propuestas más habituales de la consulta, se encuentra la creación de espacios. Pueden ser tanto físicos como metafóricos, pero siempre tienen un objetivo concreto: fomentar la creatividad, reducir el estrés con yoga o masajes... Y en el caso de las zonas más conceptuales, apunta hacia la resolución de conflictos: "Cuando hay un conflicto, es bueno tener el ritual que las personas se reúnan con la ayuda de un mentor para poner remedio. El más importando no es el lugar, que puede ir variante, sino el espacio metafórico".

Todas estas medidas son algunas de las que Delivering Happiness ya ha puesto en práctica en empresas como Wallapop o Melià, o en el mismo Gobierno de Dubai, con quien han creado el Ministerio de la Felicidad. "Quieren que todas las organizaciones que pertenecen a la Administración pública, que son unas 90, tengan por obligación un profesional dentro de la dirección encargado de promover el bienestar y esto ayude a promocionar este estilo de gestión en las empresas privadas", comenta sobre el proyecto en los Emiratos Árabes.

Las empresas han desconectado del trabajador

Igual que Aguas de Busot de Barcelona, el Banco Sabadell es otra de las empresas que ha contratado los servicios de TeamEQ. Son empresas grandes, el que demuestra que las multinacionales están una pasa por delante porque, como dice Gabetti, son ellas "las que más han dejado de escuchar los trabajos". Y lo saben, motivo por el cual entre las últimas incorporaciones a la compañía se encuentra Jaume Gurt – antes a Infojobs y Schibsted- o un directivo de Decathlon.

Aún así, las pequeñas y medianas empresas no están exentas de culpa. Cataluña, con un tejido empresarial basado en estas compañías y a quienes la crisis económica ha traído a dejar de tener cura del trabajo como antes, tiene ahora pendiente traer la cuestión de la felicidad a las organizaciones. En este sentido, la startup ya trabaja con Pimec para ver como volver a conectar el trabajador y el empresario.

Porque si una cosa hay que tener clara es que no es cuestión de medida, sino de una gestión más inclusiva. Esto es el que insiste a decir el ingeniero industrial Guillemos Pujol, quien ha estudiado diversas de las herramientas disponibles para medir la felicita a la empresa. Él se remite al movimiento Capitalismo Consciente, la filosofía que sitúa en las personas, la rentabilidad y el planeta los fundamentos de la empresa.

En esta línea, destaca que las compañías tienen que definir sus propósitos y valores en conjunto. "Si tú como persona tienes unos valores opuestos a la empresa, o marcharás o te echarán porque no cuadra, y todo irá en detrimento de los resultados finales del negocio. Los valores son la base de todo el que viene después", comenta. Y propone medidas como escoger los candidatos a ocupar vacantes en conjunto o hablar con el equipo para recibir feedback antes de tomar una decisión importante.

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