Cuando se le pregunta por su creador, Siri, el famoso asistente de voz de Apple, se hace el sordo. “Como dice en la caja… Apple me diseñó en California”, apunta reiteradamente a VIA Empresa. Pero no nos engaña. Luc Julia (Toulouse, 1966) es el cerebro detrás de Siri, al haber impulsado, desde SRI International y ya hace 30 años, las primeras patentes que dieron lugar a uno de los asistentes más conocidos del mundo. Estas patentes se integraron en una empresa que compartía nombre con el asistente -posteriormente adquirida por Apple-, y se separaron temporalmente de Julia, quien continuó vinculado a proyectos emergentes tecnológicos, todos ellos desde California.
En 2010, Julia realizó una estancia de un año en HP como director de tecnología, hasta que, a finales de 2011, el equipo de Siri ya integrado en el gigante tecnológico, lo solicitó para dirigir el gran proyecto que suponía este asistente para la compañía, con las patentes que él mismo había desarrollado la década anterior. Inquieto por naturaleza, posteriormente Julia dio un curioso salto de Apple a Samsung para dedicarse al mundo del Internet de las Cosas (IoT) y no al asistente que entonces desarrollaba el gigante surcoreano. "Era un asistente malo. Muy malo", confiesa quien es el actual director de ciencia del grupo Renault, y el cabeza de cartel del pasado AI Summit, celebrado en Barcelona. Con la convicción de que "la inteligencia artificial no existe", Julia reserva un rato para repasar su trayectoria -y la de Siri, por cierto, activa en su móvil- con VIA Empresa y vaticinar el futuro que le espera a una industria automotriz cada vez más tecnológica.
Usted es el autor del best-seller L'intelligence artificielle n'existe pas (La inteligencia artificial no existe). Le confieso que se me hizo extraño verlo como cabeza de cartel en el pasado AI Summit, celebrado este octubre en Barcelona.
(Ríe). El título de este libro sirve para explicar que la inteligencia artificial que no existe es la que yo llamo inteligencia artificial de Hollywood. La que vemos en películas como Terminator, la que da miedo, la que nos matará, pero también la que sale en películas como Her, aquella inteligencia artificial de la cual un humano se acaba enamorando. Pues bien, eso no existe, eso es ciencia ficción. Y la inteligencia artificial real no es ciencia ficción, es ciencia.
Está claro que las consecuencias de los usos que le damos y que puede sufrir la humanidad tampoco son ciencia ficción.
Exacto. Tenemos inteligencias artificiales especializadas en cada ámbito concreto que necesitamos, y representan un conjunto de herramientas muy buenas que, por definición, son mejores que nosotros. Cuando oigo decir que “la inteligencia artificial será mejor que los humanos”, no puedo evitar reír; las inteligencias artificiales ya son mejores que nosotros, desde el principio. Son mejores que nosotros en las tareas para las que las hemos construido y las podemos usar bien o mal.
"Al final del día, no es la IA quien decide, sino nosotros. Somos nosotros quienes tenemos el martillo en la mano"
Esto también es posible con un martillo. Puedo usarlo para golpear la cabeza a alguien, no está hecho para eso, pero puedo hacerlo. Lo mismo ocurre con las inteligencias artificiales. Si las usamos bien, pueden ser fantásticas, pero en caso contrario, pueden hacer daño, mucho daño. Pueden servir para desinformar, crear noticias falsas, etcétera. La IA puede ser muy buena haciendo eso, pero, al final del día, no es la IA quien decide, sino nosotros. Somos nosotros quienes tenemos el martillo en la mano.
Su extensa trayectoria en el sector tecnológico se inicia en los noventa, en SRI International, donde fue coautor de las principales patentes que en 2011 acabaron dando luz a Siri, uno de los asistentes inteligentes más reconocidos en todo el mundo. ¿Qué se pretendía crear en aquel momento, y cómo estas patentes se acabaron introduciendo en Apple?
Nos encontrábamos a mediados de los noventa, en los inicios de internet y, por lo tanto, antes de Google. Entonces aún no había una manera real de hacer búsquedas en internet, había algunos motores de búsqueda, pero eran muy complicados, era todo un caos. Entonces la idea de Siri, al principio, era crear un asistente que ayudara al usuario a navegar por internet, y que pudiera hablar con él con un lenguaje natural y hacerle preguntas muy específicas.
Esta era la idea de superasistente al principio de todo, y desarrollamos las patentes pertenecientes a finales de los noventa. Pero estas patentes se acabaron integrando diez años más tarde en una empresa llamada Siri, que cogió estas patentes, creó el actual asistente que todos conocemos en el iPhone, y finalmente fue comprada por Apple en 2010. Como esta firma tenía las patentes iniciales, más todas las que había desarrollado ella misma posteriormente, Apple decidió comprar todo este conjunto.
He seguido el camino de las primeras patentes que originaron Siri, pero no el suyo. ¿Continuó el rumbo de sus patentes o se las acabó reencontrando posteriormente en Cupertino?
Efectivamente, en 2011 me reencontré con mis patentes. El equipo que trabajaba en la empresa de Siri, concretamente Adam Cheyer, un buen amigo de hace más de 30 años, me pidió que fuera a dirigir Siri a Apple, una vez la empresa ya había sido comprada. Por lo tanto, así fue, fui a parar a Apple para dirigir el equipo de Siri con mis propias patentes y todo lo que se había desarrollado hasta entonces.

Dos preguntas muy rápidas que no puedo evitar hacerle. La primera, ¿por qué Siri se llama Siri?
¿Que por qué Siri se llama Siri? (Ríe). No tendrá respuesta a esta pregunta porque es un secreto.
¿Un secreto?
Sí. No puedo decir más.
Pues a ver si hay suerte con la segunda. Usted es considerado el padre de Siri. ¿Recuerda sus primeras palabras?
En realidad soy más bien el abuelo de Siri, porque hace mucho tiempo de todo esto, pero recuerdo perfectamente la primera pregunta que le hicimos realmente a Siri. Le pedimos que encontrara todos los hoteles de San Francisco con piscina. Era una consulta compleja, y la idea era ver si el asistente podía responder a este tipo de peticiones. Ahora bien, esto es lo que hicimos al principio, después, cuando llegó a Apple, se simplificó mucho más, de hecho, aún hoy en día Siri es muy simple y no es conversacional de la manera que nosotros lo habíamos imaginado en los años noventa. Aun así, creo que Apple pronto lanzará una versión más conversacional, y que se parecerá mucho más a lo que nosotros soñábamos hace 30 años.
"La primera pregunta que le hicimos a Siri fue que encontrara todos los hoteles de San Francisco con piscina"
¿Cómo es posible que Siri se active al pronunciar las palabras mágicas “Hey Siri”? ¿Nos escucha las 24 horas del día?
Siri no nos está escuchando todo el tiempo ni todo lo que decimos. Mucha gente acostumbra a creer que lo graba todo, pero no es verdad. Lo que sí es cierto es que está siempre a la espera de oír las palabras clave “Hey Siri” (se activa Siri en el teléfono de Julia). ¡Ves! Solo oye esta expresión clave, y de manera local. Cuando la detecta, entonces empieza a grabar la consulta del usuario, y es únicamente esta consulta la que se envía a la nube.
¿Y cuál es el trayecto que hace la consulta o petición del usuario?
Si la consulta se resuelve correctamente, la respuesta vuelve al dispositivo y la petición queda olvidada, no se guarda. Es cierto que, a veces, la consulta sí que se puede conservar en la nube si no ha alcanzado el umbral mínimo de reconocimiento. Esto quiere decir que, si Siri duda a la hora de reconocer una consulta, debido a su calidad, la petición se guarda para que posteriormente una persona la pueda escuchar, comprobar qué ha reconocido el sistema y qué ha dicho realmente el usuario. Este es el único caso en que las grabaciones se conservan, para que las escuchen humanos, pero además están anonimizadas, se revisan solo para mejorar Siri y después se eliminan.
Por otro lado, ¿cree que nosotros, los humanos, estamos diseñados para interactuar las 24 horas del día con Siri o cualquiera de los asistentes que existen en la actualidad? ¿Hasta qué punto debemos estrechar nuestro vínculo con la tecnología?
La tecnología evoluciona hacia unos asistentes lo más antropomórficos posible, así, cuando hablamos con ellos, podemos creer que nos entienden y que podemos tener una conversación. Y esta manera de diseñarlos tiene cosas buenas y malas. Puede ser bueno porque permite mantener una conversación normal, y más ahora, con el auge de la IA, pero también puede ser negativo, porque a veces confiamos demasiado en sus respuestas. Hay una línea muy fina para hacer entender a la gente que los asistentes solo son robots, que no son inteligentes, y que saben aquello que nosotros les hemos enseñado, nada más. Ahora bien, aunque no sean humanos, necesitamos que se comporten como tal para que la comunicación con ellos sea más sencilla.
¿El concepto de inteligencia tiene hoy el mismo significado que tenía cuando usted dirigía Siri desde Cupertino?
El concepto de inteligencia es un concepto muy complejo. Honestamente, no sé qué es la inteligencia. No tengo ni idea. Hay mucha gente que intenta definirla, filósofos que intentan dar diferentes significados a la inteligencia, y psicólogos que le dan otro tipo de definición. Ahora bien, específicamente en el ámbito de los asistentes, inteligencia significa información.
En el reciente AI Summit, muy probablemente se cruzó con bastantes catalanes y catalanas que aún no pueden conversar con Siri en su lengua materna. A su vez, la cita se celebró en lo que es considerado uno de los principales hubs de Europa. ¿Qué cree que veremos antes, a Siri hablando catalán, o a un asistente de voz catalán que, en este territorio, se imponga al desarrollado en Cupertino?
Pues no sabría qué decirle. El Siri actual funciona en unas 30 lenguas, y en el mundo hay miles, por lo tanto, Apple ha tenido que elegir. El catalán es una lengua que a mí personalmente me gusta mucho porque tengo una relación muy cercana, ya que nací en Toulouse, y Catalunya está muy cerca de Occitania. Además, hoy en día, ya hay algunos sistemas de reconocimiento de voz que entienden el catalán, pero en cuanto a los “grandes”, no sé ni cuándo ni cómo tienen previsto integrarlo en sus hojas de ruta.
ChatGPT se ha integrado en la IA de Apple, Apple Intelligence, para dar respuestas que quizás Siri no es capaz. ¿Qué siente cuando ve que Siri, más de una década más tarde, se ha quedado atrás en comparación con modelos que han surgido recientemente?
Apple no innova rápidamente. Por lo tanto, a raíz de la ola de inteligencia artificial generativa que ha llegado en los últimos dos o tres años, la compañía se vio obligada a integrar OpenAI. Para Apple ha sido un buen acuerdo, porque ha sido gratuito y porque además les ha permitido aprender qué piden los usuarios a Siri con ChatGPT integrado, y qué preguntas sabe responder esta última que la primera.
Estoy seguro de que en la próxima versión, que no tardará en llegar, Apple aprovechará todo este aprendizaje. Siri utilizará cada vez más la inteligencia artificial generativa en el futuro, y acabará desprendiéndose de OpenAI. Apple ha usado OpenAI para aprender, algo que necesitaban hacer durante uno o dos años.
Su etapa en Cupertino concluyó para iniciar una nueva en Samsung, competencia directa de Apple, como director de tecnología. Usted, que ha tocado muy de cerca la tecnología de dos líderes del mercado de la telefonía móvil, ¿qué grandes diferencias destaca entre ambos?
Cabe decir que, cuando dejé Apple para ir a Samsung, decidí expresamente no incorporarme a la división de móviles ni a la de asistentes de voz. Samsung tenía un asistente que no era muy bueno, y yo no quería dedicarme a él. Por lo tanto, quise dedicarme al segundo ámbito que más me gusta, el del Internet de las Cosas (IoT), y fue exactamente lo que hice, conectar objetos. Así, no trabajé directamente con el reconocimiento de voz, aunque, evidentemente, observé y seguí lo que estaban haciendo.
¿Y bien?
Creo que el error que cometía Samsung con el reconocimiento de voz en aquel momento era intentar hacerlo todo por sí mismos, sin tener las capacidades necesarias. De esta manera, el resultado era malo, muy malo. Más adelante compraron una empresa para intentar mejorar su asistente, pero tampoco les funcionó muy bien. Al menos lo intentaron.
"Apple ha usado OpenAI para aprender, cosa que necesitaban hacer durante uno o dos años"
Si tengo que comparar ambas compañías desde una perspectiva global, en el fondo son muy similares. Tanto Apple como Samsung tienen una cultura muy reservada y les gusta desarrollarlo todo internamente, aunque de vez en cuando compran alguna empresa que les pueda ayudar a avanzar más deprisa. Pero no son grandes compradoras como sí lo son muchas otras empresas de Silicon Valley, que continuamente adquieren startups. Además, la forma en que se gestionan ambas compañías también es muy parecida, ya que es muy jerárquica. Por lo tanto, aunque la cultura coreana y la americana sean muy diferentes, al final, las empresas se parecen mucho.
Ahora está en una europea, concretamente, francesa; es el director de ciencia en Renault. ¿Es el coche el próximo espacio natural para los asistentes de voz?
Durante mucho tiempo hemos intentado poner asistentes de voz en el coche, y durante mucho tiempo no ha funcionado. Es una tarea muy complicada, porque hay ruido, y aún más si bajas la ventana o si llevas a los niños detrás. Cuando llegué a Renault intenté cambiar la manera como usamos los asistentes y cómo nos relacionamos con estos, y lo que ahora estamos viendo que mejor funciona es añadir un personaje en la pantalla. Así, podemos ver a quién le hablamos y nuestra sensación a la hora de interactuar con los asistentes es mejor, porque podemos tener la sensación de que nos están escuchando. El reconocimiento de voz es complicado, pero funciona mucho mejor cuando contamos con una interacción visual.

¿Hay algún coche de Renault equipado con un asistente como el que define?
Sí, el Renault 5, el coche que la compañía lanzó en diciembre de 2024, cuenta con el apoyo de Reno, el asistente que aparece en formato de pequeño personaje en la pantalla. Y está funcionando bastante bien. Se trata de una IA generativa que sabe mucho sobre el coche, y le puedes pedir que baje la ventana o hacerle preguntas complejas, es un verdadero modelo de lenguaje extenso (LLM).
Uno de los escenarios futuristas con los que más fantasea la industria de la automoción es aquel en el que los vehículos serán autónomos. ¿Cree que, en algún momento, podremos delegar la conducción a Reno o incluso a Siri?
No. Nunca lo podremos hacer. Existen cinco niveles diferentes cuando nos referimos a la conducción autónoma, y actualmente rondamos entre el segundo y el tercero. Esto quiere decir que, actualmente, los coches nuevos ya frenan mejor que nosotros, ven mejor que nosotros y saben mejor que nosotros qué hay a nuestro alrededor. El coche ya es mejor que nosotros en muchos sentidos. Pero hay muchas otras tareas y escenarios para los cuales no está preparado, y que los humanos sí.
Alcanzaremos el cuarto nivel, que es el caso de los taxis robot o robotaxis que ya hemos visto en San Francisco, o en ciertos lugares de China, pero que se encuentran en un espacio muy limitado y que circulan por zonas muy conocidas y, por lo tanto, no suele haber sorpresas. Pero cuando haya una sorpresa, debe haber siempre alguien que tome el control del coche, y precisamente esto impide que nunca alcancemos el nivel cinco, ya que en la carretera siempre habrá un elemento desconocido y que no podemos anticipar. Y cuando los humanos vemos algo que no hemos visto antes, nos adaptamos, en cambio, la IA no tiene esta capacidad, y ante un escenario desconocido se detendrá, que de hecho es lo que ya pasa con los vehículos que cuentan con el cuarto nivel de autonomía.
Después de su reflexión, no sé si este cuarto nivel que menciona será realmente una buena noticia para nuestras carreteras.
Sí, claro que será bueno. Se evitarán muchos accidentes. Seguirá habiendo, pero quizás se reducen en un 80 o un 90% el millón de muertos que hay en la carretera cada año, lo cual sería increíble. Este cuarto nivel será sin duda una nueva noticia. El quinto, en cambio, opino que es simplemente imposible.