Ökollective y hacer bien las cosas

La cooperativa eco-feminista pretende ayudar a las empresas del sector de la moda en la transición hacia una producción más sostenible y de carácter local

Claudia Ramírez i Cristina Clemente, fundadores de Ökollective | Cedida Claudia Ramírez i Cristina Clemente, fundadores de Ökollective | Cedida

Desde la aparición del hilo y la aguja, hace 40.000 años, la moda se ha convertido en un reflejo fiel de la forma de ser de las personas y de los tiempos que corrían en cada época. La vestimenta aparece con la necesidad del Homo Sapiens de protegerse del frío con pieles de animales. En el neolítico, el hombre ya sabía hilar y tejer, pero la ropa, a pesar de tener algún dibujo ornamental, todavía no se adaptaba al cuerpo. El concepto de moda, tal y como lo entendemos hoy, surgió durante el Renacimiento, cuando aparecen profesionales de la costura que procuran crear vestidos originales, de colores vivos y formas imaginativas.

Siglos más tarde, Cristóbal Balenciaga enseñó a sus maniquíes a adoptar una actitud distante hacia sus clientes, para que estos centraran toda su atención en lo que llevaban puesto. Gabrielle 'Coco' Chanel transformó el guardarropa femenino apostando por que la prenda revelara la personalidad antes que las formas, ofreciendo comodidad y libertad a la mujer, sin renunciar al lujo de la alta costura. En esa misma época, Christian Dior inventó el prêt-à-porter, la ropa confeccionada de manera seriada.

Ya en tiempos más recientes, el (probablemente) mayor innovador del sector ha sido el magnate gallego, propietario del grupo Inditex, Amancio Ortega. Su innovación es más cercana al ciudadano corriente pero, quizás por eso, es la más importante. El modelo de negocio instaurado por Ortega implica que, el cliente típico de Zara (una de las marcas del grupo), visite más veces la tienda a lo largo del año, que cada vez que lo hace sea más probable que compre y, en además, que pague el precio completo, sin rebajas. ¿Cómo? Según Xavier Sala i Martín, en el libro Economía en Colores, el secreto del empresario gallego reside en cuestionárselo absolutamente todo.

Ökollective es una cooperativa eco-feminista que pretende ayudar a las empresas del sector en la transición hacia una producción más sostenible y de carácter local

Quien también se ha cuestionado muchas cosas en los últimos tiempos han sido Claudia Ramírez y Cristina Clemente, dos diseñadoras con muchos años de experiencia, y con ganas de ofrecer nuevas soluciones sostenibles en los procesos de diseño. Porque no se pueden hacer las cosas bien? ¿Por qué no se produce teniendo en cuenta el medio ambiente? ¿Por qué no se reutilizan los residuos?

Ambas amigas y compañeras de profesión, ahora también de proyecto, tienen formación en el ámbito de la sostenibilidad y que no quieren trabajar en el “lado oscuro” del sector de la moda, es decir, en empresas que, tal vez, no tienen la sostenibilidad como una de las principales prioridad. De esta forma, llevaban años soñando en unirse y hacer las cosas diferentes, hacerlas bien. Así, después de la pandemia, y con todos los acontecimientos que están poniendo la sociedad patas arriba, pusieron en marcha, el pasado 7 de julio, Ökollective, una cooperativa eco-feminista que pretende ayudar a las empresas del sector en la transición hacia una producción más sostenible y de carácter local.

El principal objetivo del proyecto es que sean las empresas las que hagan una buena gestión de los residuos

Influencia desde muchos ámbitos

El principal objetivo del proyecto es que sean las empresas las que hagan una buena gestión de los residuos, por eso tiene tres líneas de negocio. La primera consiste en ofrecer a grandes empresas servicios de upcycling, una gestión creativa de los stocks. Desde Ökollective estudian cómo transformar los restos en nuevos productos, y elaboran distintos prototipos. Este servicio, además, permite que las empresas puedan realizar también una re-evaluación de su impacto y lavar su imagen, el famoso greenwashing. La segunda línea de negocio es el diseño de colecciones a partir de residuos textiles facilitados por Formació i Treball, con quien tienen una colaboración, o donaciones y, por último, ofrecen servicios de reparación postventa.

La cooperativa tiene taller de producción propio pero se utiliza únicamente en la producción de pequeños proyectos y prototipos únicos y exclusivos. En caso de que necesiten aumentar la producción están negociando colaboraciones con talleres de inserción laboral, a los que quieren dar más oportunidades. La idea es fomentar la intercooperación y que cada uno aporte su especialidad. Estos talleres, con los que han mantenido conversaciones, se sitúan en Catalunya: Dona Kolors, Xarxa de Dones cosidores i el didal del Prat.

“Siempre se habían hecho reparaciones y se han reutilizado las prendas, es ahora, en los últimos tiempos, que la relación con la ropa se ha convertido en “usar y tirar”

Otro aspecto que se está desarrollando desde la cooperativa son talleres formativos sobre prácticas sostenibles, donde enseñan cómo prolongar la vida de los textiles y fomentan, entre el público general, la sostenibilidad. A lo largo de los talleres se enseñan, entre otras muchas, técnicas para aprovechar cualquier residuo textil que suele generarse en casa, cómo reparar cualquier prenda que se haya podido romper y cómo customizar y re-diseñar la ropa que no se utiliza. “Siempre se habían hecho reparaciones y se han reutilizado las prendas, es ahora, en los últimos tiempos, que la relación con la ropa se ha convertido en “usar y tirar”, explican.

El camino que queda por recorrer

Con todo, es difícil aventurarse y predecir cuál será el límite. Hasta ahora, gran parte del trabajo ha sido de fondo de armario. Han trabajado con dos talleres de producción locales y con un director creativo, con el que están desarrollando mini-proyectos en los que se utilizan residuos textiles y los aprovechan para elaborar temas decorativos. Los próximos pasos serán lanzar una página web y una colección propia (que estará financiada con una subvención concedida por el CCAM). Es decir, generarán contenido para demostrar a las empresas lo que son capaces de realizar. Sin embargo, de momento ya las han contactado recientemente para desarrollar diversos proyectos

El reconocimiento al trabajo bien hecho no termina aquí. En su corto tiempo de vida ya han sido galardonadas con el premio Micaela Chalmeta, de Coòpolis (donde se han formado) a mejor cooperativa de nueva creación en el ámbito del textil, y el premio Construïm en Femení de Barcelona Activa.

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