"A la mesa de reindustrialización le falta una pata"

El CEO de Silence Carlos Sotelo presenta en Matins Esade una propuesta de valor centrada en los servicios y la sostenibilidad que aspira a producir en Catalunya

El CEO y fundador de Silence, Carlos Sotelo, durante la presentación del S04 | EP El CEO y fundador de Silence, Carlos Sotelo, durante la presentación del S04 | EP

El vehículo eléctrico es una de las grandes apuestas para el proceso de industrialización del país y delEstado español. El ya histórico tejido automovilístico de Catalunya, liderado por una Seat que también entiende la electrificación y la interconexión como el futuro del sector, apunta a ser la base de una reindustrialización acelerada por los fondos europeos. Su primera gran consecuencia, el PERTE del automóvil eléctrico y conectado, da buen cuenta de ello, y también lo hacen los principales valedores del futuro de una rama productiva en que los gigantes internacionales ya no lo son todo. "Tenemos como visión reindustrialitzar Barcelona, Catalunya, España y Europa", plantea un ambicioso Carlos Sotelo, fundador y CEO de la empresa de vehículos eléctricos Silence. Sus horizontes productivos para el país y el Estado, como explica el mismo empresario, van más allá de la fabricación de motocicletas eléctricas con que comenzó un proyecto que ya hace 10 años que se cuece.

Las autoridades del país y el Estado, según afirma Sotelo, también aceptan esta máxima, y comparten con Silence no solo la necesidad de aterrizar y continuar haciendo crecer en el país proyectas industriales innovadores sino también que la automoción sea una pieza central de este proyecto. En este sentido, el CEO agradece el interés y la colaboración que ha encontrado en las instituciones catalanas y españolas. La compañía espera, sin embargo, que estas intenciones se traduzcan en concesiones y proyectos concretos. "Estamos trabajando con el gobierno central y la Generalitat para que Silence pueda tener una fábrica en Barcelona", celebra el empresario.

Sotelo: "A la mesa de reindustrialización le falta una pata"

El optimismo es, aun así, moderado, en cuanto que el trabajo a hacer es todavía abundante, y algunos de los procesos institucionales para acabar implementándolo no acaban de coger la pistonada que necesita el sector. "A la mesa de reindustrialización – ironiza Sotelo – le falta una pata", y el margen para mejorar es todavía importante. La emergente de movilidad se considera uno proyecte tractor capaz de disparar otros procesos económicos. Así, su CEO espera "saber poner la pata" en su sitio y aportar a Barcelona su capacidad "de generar ocupación de calidad". "Reindustrialitzar es un gran reto que tenemos, y esperamos poder conseguirlo" en el país, uno que, de hecho, considera "complicado". "Esperamos que se nos asigne una localización antes de final de año".

Las propuestas de valor y negocio que Silence tiene en el horizonte son mucho más variadas que la estricta producción y venta de motos eléctricas. Desde nuevas líneas de productos a complementos de movilidad, la empresa amplía los límites del que puede ser una empresa de movilidad, y mueve el envoltorio de las infraestructuras, entornos industriales y emplazamientos que pueden aportar al desarrollo económico del país. Solo la transición hacia la venta otros tipos de vehículos ya pide, tal como confirma Sotelo, espacios mucho más ambicioso que la fábrica de Sant Boi o el headquarters de Còrsega. Pensando únicamente en la producción, la propuesta presentada el pasado octubre de un vehículo urbano de cuatro ruedas basado en el modelo de la empresa – el modelo S04 – ya supone un reto industrial a tener en cuenta, por la capacidad productiva necesaria y por el hecho que se le tendrían que instalar, a diferencia de la motocicleta, dos baterías. "Para fabricar 50.000 motocicletas necesitamos entre 6.000 y 7.000 metros cuadrados, una fábrica relativamente pequeña, pero para un nanocar no es así".

De mercancía a servicio

La movilidad privada con combustibles fósiles es un modelo con fecha de caducidad, aun así la electrificación no es el único cambio estructural que empieza a reformular la forma en que se entiende el sector de la automoción. La propuesta de valor de Silence avanza, según su CEO, hacia la movilidad como servicio (MaaS). "Estamos transformando el sector de la propiedad al pago por uso", afirma Sotelo, que considera que la movilidad urbana se mueve hacia este objetivo. "Hacia aquí están evolucionando las ciudades".

"Con la movilidad como servicio desmasificaremos las ciudades"

"Con la movilidad como servicio – prevé Sotelo – desmasificaremos las ciudades", en cuanto que, como recoge el mismo empresario, cada vehículo compartido que se implementa en una ciudad tiene la capacidad de sustituir a 10 individuales. La colaboración con Acciona ha devenido clave para este propósito. El gigante de infraestructuras y energías renovables fue, de hecho, quien propuso a Silence el paso del B2B – la fabricación de motocicletas eléctricas para flotas corporativas, ya fueran públicas o de empresa – al modelo B2C y de sharing al que aspira Sotelo. "Acciona es la empresa de sharing más grande de Europa, con más de 12.000 vehículos – explica – y compartimos la visión de diseñar una economía baja en carbono".

Ampliación del campo productivo

Pese a la clara apuesta por el vehículo eléctrico en que Silence es un player relevante, esta tiene dos barreras difíciles de superar: el elevado precio de acceso y la falta de infraestructuras para su carga al espacio público. Sotelo también observa espacios de mercado para cubrir estas necesidades, con un nuevo modelo de servicio que pretende dirigirlas: las baterías como servicio (BaaS). "El alto precio del vehículo eléctrico está en el elevado coste de su batería", reflexiona el CEO. Por lo tanto, el modelo es vender el vehículo sin batería.

La batería como servicio reformula los costes para el consumidor del vehículo eléctrico y lo hace más accesible

La idea de Silence, así, es ofrecer un servicio de suscripción: por un precio mensual, la empresa aporta la fuente de alimentación y dos cargas gratuitas al mes en battery stations instaladas sea por la misma empresa o por sus distribuidores. Con esta propuesta de valor, afirman, facilitan el acceso a una motocicleta o nanocar eléctrico y consiguen eventualmente cubrir los costes de la batería e incluso extraer beneficios. Este modelo, además, permite que los distribuidores conserven el cliente. Mientras que con el vehículo tradicional la compra del coche o la motocicleta suponía el fin de la relación entre cliente y empresa, la movilidad eléctrica como servicio mantiene esta relación sin suponer más costes para el comprador – reduciéndolos un poco, de hecho, según Sotelo.

La movilidad sostenible y conectada tiene la capacidad, además, de penetrar otros ámbitos del consumo. El mismo Sotelo considera que su modelo patentado de baterías – que "protege contra la copia" – puede aplicarse, sin ir más lejos, a embarcaciones de recreo o a otros tipos de vehículos no necesariamente urbanos. Más allá del automóvil, además, Silence ve en la energía doméstica lo siguiente paso: la larga vida útil de las baterías, afirman, las hace adecuadas para instalar en un domicilio y ayudar a la gestión de la energía, por ejemplo, captada por placas solares. "10 años a la moto o al coche y otros 10 años en casa: las baterías pueden suponer una fuente de energía durante dos décadas", celebra Sotelo, que considera que su empresa, por su edad y tamaño, tiene una capacidad especial para asumir esta diversidad productiva y de mercados. "Las startup podemos adaptar fácilmente nuestro modelo a las demandas del mercado", considera.

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