Ropa con una segunda oportunidad

La empresa de inserción social Ropa Amiga gestiona en Sant Esteve Sesrovires la planta de reciclaje textil más grande de Europa, que da trabajo a 45 personas

Tres entidades sin afán de lucro, que trabajan para contribuir en la inserción social de personas en riesgo de exclusión, han creado la empresa de inserción Roba Amiga, que gestiona la planta de reciclaje textil más grande de Europa, ubicada en Sant Esteve Sesrovires. Este centro de producción, ubicado en el polígono industrial Anoia, procesará 4.500 kilos de ropa usada cada año.

El proyecto Roba Amiga nace de la unión de tres entidades sociales especializadas en la recogida y tratamiento de ropa: la Fundación Formación y Trabajo, la Coordinadora contra la Marginación de Cornellà y la Cooperativa Ropa Amiga. La planta ocupa una superficie de 6.000 metros cuadrados, la mayor parte de los cuales se destinan a producción y el resto, unos 1.100 metros cuadrados, corresponden a dependencias para formación y para los trabajadores.

Trabajadores con capacidades
El primer objetivo de la empresa es la creación de lugares de trabajo para personas en riesgo de exclusión social y el segundo reciclar la ropa, zapatos y complementos que se recogen a los más de 1.500 contenedores naranjas que Roba Amiga tiene distribuidos a 300 municipios catalanes. Actualmente, trabajan a la planta de Sant Esteve Sesrovires 45 personas, 31 de las cuales estaban en situación de riesgo de exclusión social y han sido derivadas desde los servicios sociales municipales.

El gerente de la empresa, Chema Elvira, explica que la previsión es que durante el primer año de funcionamiento de la empresa se puedan tratar 3.000 toneladas de ropa usada y que la cifra llegue a las 15.000 toneladas en 2017, el que permitirá incrementar la plantilla hasta llegar a los 150 trabajadores, de los cuales 100 serán personas en riesgo de exclusión.

La planta se nutre de la ropa que los particulares depositan a los contenedores y que recogen los trabajadores de la empresa con una flota de camiones propia. Los residuos llegan a la planta de Sant Esteve Sesrovires, la puesta en servicio de la cual, este mismo año, ha contado con un presupuesto de un millón de euros.

Robotització y selección manual
El responsable de la empresa destaca la robotització de la planta, fundamentalmente en tareas de carga y descarga, unos trabajos que se hacen con robots que funcionan con láser y radiofrecuencia, aunque la tarea de clasificación se hace de manera manual.

Elvira apunta que cada persona puede llegar a seleccionar en una semana tres toneladas de ropa. A la planta se hacen hasta 200 selecciones diferentes en función, por ejemplo, del público objetivo, del material con que está hecha la ropa, ya sea lana o algodón, por ejemplo, a la calidad y al nivel de conservación. "Hagamos un tratamiento integral de los residuos familiares y acabamos dando un uso incluso al plástico de las bolsas", comenta el gerente de la empresa.

El 7% de la ropa que se recoge es de primera calidad y después de algunas mejoras se puede destinar al mercado del primer mundo, ya sea a las mismas tiendas de Ropa Amiga o a otros de ropa de segunda mano de onegès a las que las vende. "La crisis ha incrementado la demanda de ropa de segunda mano aunque también hay un aumento de la demanda de productos tipos vintage", explica Elvira, que reconoce que la cultura de la ropa de segunda mano está menos tendido en Cataluña que a otros países europeos, como Bélgica o Francia, que tienen un largo recorrido vinculado a entidades del tercer sector.

El 55% de la ropa recogida está en buen estado y se puede reutilizar pero no cumple los requisitos para introducirla en el mercado europeo y se destina a la exportación, fundamentalmente en África, donde se vende a precio de saldo". "No regalamos la ropa porque nuestro objetivo es ser competitivos y dar la oportunidad de trabajar a personas que lo necesitan", dice Elvira. La finalidad es que las personas contratadas adquieran las habilidades necesarias que los faciliten su posterior salto a la empresa ordinaria.

El 27% de producto restante, que no es apto para la venta, se convierte en hilaturas, borres, fieltros, rellenados y aislamientos bioclimáticos. Con esta optimización del proceso se ha conseguido reducir el porcentaje de residuo destruido, que es inservible, de un 50% de la ropa tratada a un 8% y la empresa se marca como finalidad llegar al 3% el próximo año.

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