Ojalá fuera tan fácil en la vida y, para volver a empezar, solo tuviéramos que pulsar la tecla F5. Refrescar la página; actualizar los conocimientos. Volver a empezar en otro sector, en el tecnológico, quizás. Y aprender a programar, que tiene muchas salidas.
Esta es la filosofía de la ONG Factoría F5, la primera red de escuelas digitales solidarias, inclusivas y gratuitas de España que tiene la misión de construir un puente entre el sector tecnológico y el sector social. ¿Cómo? Pulsando la tecla F5 en la carrera profesional de personas en situación de vulnerabilidad con una amplia oferta de talleres y formaciones gratuitas sobre programación e inteligencia artificial.
Concretamente, Factoría F5 se dirige a cinco públicos de vulnerabilidad: refugiados o inmigrantes, supervivientes de violencia de género o de cualquier violencia machista, parados de larga duración, personas con alguna discapacidad física o mental y "los llamados ninis, aquellos que no tienen titulación ni trabajo porque han sido expulsados del sistema", explica Ana Aguilar, directora de comunicación de la asociación. "En estos cinco grupos hay gente con talento, gente que trabaja sin vocación, que malvive o que no creen que tengan un talento para la programación y el desarrollo tecnológico", afirma.
En España sólo uno de cada diez programadores es una mujer
Pero el talento está y, de hecho, así lo demuestran sus cifras: en menos de seis meses, el 80% de las personas que han estudiado en Factoría F5 han encontrado trabajo en el sector digital o están ampliando el conocimiento con otra formación. En total, desde la fundación de la asociación el 2018 hasta la actualidad, han formado a 810 personas, con una representación femenina del 45%, un porcentaje que rompe directamente con la brecha de género que sufre este sector. De hecho, se calcula que en España sólo uno de cada diez programadores es una mujer.
Romper el código
#RompemosLosCodigos es el hashtag y el lema que utiliza Factoría F5 para definir el objetivo de su formación. "Sí, programar es para ti", indican en su página web, y no requiere "titulación ni conocimiento previo". Su metodología sigue el modelo de los bootcamps: sus cursos son un campo de entrenamiento. "Tú practicas en clase y en casa estudias o investigas", Indica Aguilar, y añade: "se trata de una pedagogía activa que se imparte en un formato híbrido entre el online y el offline".
Dada la situación de los estudiantes, es muy importante que reciban un acompañamiento, más allá de la formación. "Las personas que se están formando reciben un buen acompañamiento transversal", aporta Aguilar, que viene a cargo, en muchas situaciones, de fundaciones sociales colaboradoras con el proyecto.
Una red apoyada por Google
La red de escuelas de Factoría F5, distribuida por todo el territorio español, no solo ayuda en la reinserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad sino que soluciona también el problema de la falta de talento tecnológico cualificado en las empresas. Por este motivo, hay compañías que colaboran económicamente para pagar matrículas de estudiantes y, así, poder acceder a la contratación del profesional más adelante. También reciben financiación pública, a través de Ayuntamientos, como el de Barcelona, y diversas ONG y asociaciones sociales.
También han recibido financiación de Google.org a través de la Impact Challenge Woman and Girls 2021. A la convocatoria se presentaron más de 7.800 proyectos de 160 países diferentes y solo 34 organizaciones sin ánimo de lucro fueron las seleccionadas para recibir la ayuda económica y la mentoría de Google. Tan solo una era española: Factoría F5.
Aguilar: "Nuestra ambición no recae tanto en el número sino en cubrir la necesidad del mercado"
En Catalunya cuentan con tres escuelas: dos con partenariado y una propia, ubicada en el Poblenou, en un local acabado de inaugurar. Las otras dos están ubicadas en Santa Coloma y el Delta de l'Ebre. Sobre esta última zona, Aguilar remarca que "no hay fronteras en la programación y con esta escuela hemos querido poner el acento en las zonas rurales". Madrid repite la misma estructura de Barcelona (dos franquicias y una escuela propia), en Andalucía tienen dos, en Bilbao una y en Asturias dos, con una propia también.
La perspectiva es alcanzar las 15 escuelas en el 2025 aunque, según indica Aguilar, "nuestra ambición no recae tanto en el número sino en cubrir la necesidad del mercado": portar talento tecnológico a las empresas y dar segundas oportunidades.