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Trincheras empresariales contra la incertidumbre

El nuevo Observatorio de riesgos del Institut Cerdà analiza las amenazas a que se enfrenta el tejido productivo catalán en un mundo volátil y cambiante

El director general del Instituto Cerdà, Carlos Cabrera, durante la presentación del Observatorio de Riesgos para la Empresa | Cedida
El director general del Instituto Cerdà, Carlos Cabrera, durante la presentación del Observatorio de Riesgos para la Empresa | Cedida
Barcelona
18 de Enero de 2022
Act. 18 de Enero de 2022

La pandemia ha sido lo proverbial pistoletazo de salida de un siglo informado, aseado y gobernado por la incertidumbre. Los efectos de la crisis sociosanitaria sobre las sociedades y todos sus agentes se añaden – y a menudo comparten orígenes y consecuencias – a los de la emergenciaclimática, las transformaciones tecnológicas o el cuestionamiento de las instituciones y narrativas que han dibujado el mundo de la segunda mitad del XX. El conseller d'Empresa i Treball de la Generalitat, RogerTorrent, recuerda la "democratización del riesgo" que el sociólogo alemán UlrichBeck previó para las décadas que venden. "Individuos y grupos que antes estaban preservados de determinadas situaciones se encuentran ahora en situación de amenaza", advierte, apresurando a los actores sociales a tener en cuenta estos riesgos, en toda su magnitud, a la hora de tomardecisiones políticas y empresariales.

 

El Instituto Cerdà, en este sentido, ha apostado por un análisis metódico del riesgo como primera herramienta de su prevención y gestión en el mundo económico y corporativo. El organismo ha presentado, así, la primera edición de su Observatorio de Riesgos para las Empresas en España, un estudio mediante el cual pretende establecer un marco de análisis y actuación concretamente español y catalán para observar los principales riesgos que amenazan la empresa hoy en día y elaborar "recetas" capaces de combatirlos – o, cuanto menos, reducir sus consecuencias. Según el presidente del Instituto, SalvadorAlemany, el Observatorio no dibuja tendencias de futuro, sino que analiza realidades que ya afectan al ecosistema productivo del país. "Constatamos no solo la emergencia de nuevos riesgos – o la consolidación de los ya conocidos – sino la enorme interrelación entre todos", un factor que hace que sus efectos sean más agudos y profundos sobre aquellas empresas y sectores que se ven afectados.

Alemany: "Constatamos no solo la emergencia de nuevos riesgos, sino la enorme interrelación entre todos ellos"

"La previsión de riesgos es el primer paso para la resiliencia, que es un viaje, no un destino"; añade el director general del Instituto CarlosCabrera. El organismo celebra la elaboración de este informe por su especificidad: a pesar de que ya existían análisis comprensivos de los riesgos globales, cómo el elaborado por el WorldEconomicForum, que ya cuenta con 17 ediciones, no había ninguno que leyera las realidades catalana y española y analizara cómo estas amenazas se aplican a las características productivas de nuestros entornos – y cuáles son, de hecho, endémicos.

 

Esta especificidad, según Torrent, es la característica que hace más relevante el estudio del Instituto Cerdà. El conseller reconoce que "los intereses y necesidades del entorno productivo catalán a menudo no coinciden" ya no con las tendencias internacionales, sino con las del Estado y su ecosistema. En este sentido, el titular de Empresa i Treball ha aprovechado la presentación del observatorio para reclamar que algunas de las respuestas institucionales para la resiliencia empresarial – como es el mecanismo Red, que convierte herramientas como los ERTEs sectoriales en mecanismos estructurales de respuesta a crisis sobrevenidas – se puedan aplicar desde las instituciones catalanas, y no solo desde el Estado, teniendo en cuenta las especificidades de la empresa y el tejido productivo del país.

De poner foco sobre la empresa catalana y española, los expertos del Instituto, en diálogo con consultores externos y especialistas en risk management de algunas de las principales empresas del país, han detectado cinco sectoriales que agrupan las amenazas y fuentes de incertidumbre que afectan el tejido productivo: Economía – desde las cadenas de suministros a la inflación –; Instituciones – geopolítica, fondos NGEU o seguridad jurídica –; Medio ambiente – fenómenos alrededor del cambio climático – ; Sociedad – desigualdad, cohesión, transferencia de conocimiento –; y Tecnología, alrededor del poder digital o las rendijas en los usos de nuevas aplicaciones. Alrededor de estos cinco ejes, este Observatorio vertebra sus estudios, propuestas y acciones.

¿Quién supone un riesgo climático?

El panorama que presenta la emergencia climática y sus efectos sobre la vida de ciudadanas y ciudadanos de todo el planeta – con las diferencias ya estudiadas por latitud, y especialmente por acceso a los recursos – tiene una relación especial con el mundo empresarial que el director general del Instituto se esfuerza en remarcar: la preocupación no reside solo en cómo el cambio climático puede afectar a las empresas, sino en cómo estas pueden tener efectos negativos – o, eventualmente y con una buena gestión, positivos – sobre el entorno, tanto por sus emisiones como en cuanto a ecosistemas o biodiversidad. "Pasar de una economía carbonizada a una descarbonitada", añade Cabrera, es el reto principal – que afecta también a las capacidades tecnológicas de las sociedades y la habilidad de la fuerza de trabajo para adaptarse a nuevos sectores.

Ruiz: "El cambio climático no es ya un riesgo, sino una condición de contorno"

"El cambio climático no es ya un riesgo, sino una condición de contorno", apunta el director general de Agbar RubénRuiz. El ingeniero considera, así, que el riesgo en cuanto a la crisis climática no está en sus consecuencias – estas son una realidad, no una posibilidad – sino en la reacción de empresas e instituciones, y cómo su gestión puede ayudar o no a mitigarlas. La afectación concreta sobre Aguas de Barcelona, un efecto del cambio climático a menudo escondido por otros igualmente graves, pero más inmediatos, es la sequía. "Los últimos 20 años en el Área Metropolitana han estado por encima de la media en temperaturas y por debajo en lluviosidad", alerta Ruiz, que anima a las empresas y administraciones a "saber qué hacer, porque esto ya existe". "El riesgo está en no hacer lo que se tiene que hacer", añade.

La responsable de riesgos de Seat, Sara de las Heras, plantea la necesidad que las actuaciones dirigidas a contener la emergencia climática sean adoptadas por el conjunto de la sociedad, en cuanto que, si son parciales, devienen poco útiles. La adaptación del sector de la automoción a las normativas medioambientales ha pasado por la renovación de la cadena de valor, especialmente hacia el vehículo eléctrico – una opción que "ha pasado del 2% en 2019 a un 10% en 2021", celebra De las Heras. Esta transición hacia la movilidad privada verde, sin embargo, no puede impulsarse solo desde las fabricantes, ni se puede adoptar unilateralmente por parte de los consumidores. "Es importante que se implementen opciones de carga para el vehículo eléctrico", considera, reconociendo que uno de los grandes riesgos en la lucha contra el cambio climático está al hecho que "no todos tenemos el mismo nivel de transición energética".

Peligros digitales

La transición a los entornos digitales es una de las grandes fuentes de inseguridad que detecta el mundo empresarial – y que, igual que con los riesgos medioambientales, más se cruza con el resto de vectores. El director de operaciones centralizadas del Banc Sabadell, Juan Francisco González, señala la ciberseguridad cómo el principal entorno donde se materializan estos riesgos – y se combaten las amenazas. "Hace unos años había un ciberatac cada 40 salvado; ahora es cada 11, y en algunos periodos hemos detectado uno cada tres según", alerta el directivo, que subraya la relevancia de la seguridad en un sector como el suyo, "caracterizado por la confianza". "Cualquier amenaza genera impactos relevantes".

González: "Hace unos años había un ciberataque cada 40 segundos; ahora es cada 11, y en algunos periodos hemos detectado uno cada tres"

Los ataques externos no son el único aspecto en que la transición digital presenta riesgos para la empresa. La adaptación del personal y las cadenas de valor a las posibilidades y exigencias de estos entornos deviene clave para cualquier sector que pretenda avanzar en el mercado del siglo XXI. Esta evolución, aun así, no responde a una necesidad de digitalización a toda costa, sino a una modernización que entienda las capacidades de todos los actores que intervienen en el hecho empresarial. Pese al afán digitalizador de instituciones y compañías, este se tiene que adaptar a las posibilidades del conjunto de su base de clientes y trabajadores, formada a menudo tanto por jóvenes adaptados a las tecnologías como por perfiles mucho más alejados de su uso, y que necesitan tiempo para adaptarse. "La brecha digital nos obliga a estar permanentemente atentos – considera De las Heras – el gran reto era modernizarse, pero ahora es hacerlo a un ritmo adecuado y con los perfiles adecuados".

Riesgos en común

Los ponentes de la presentación del Observatorio son claros en cuanto a la forma más eficiente de implementar estrategias de gestión del riesgo: la colaboración. El debilitamiento de la cooperación entre empresas e instituciones públicas es, de hecho, uno de los grandes peligros que observa el Instituto Cerdà a corto plazo. "Los riesgos tienen que abordarse desde la colaboración; si esta no es útil, será difícil afrontarlos", avisa Cabrera. En una línea similar, Torrent defiende una respuesta "coparticipada, concertada entre todos los agentes económicos y sociales" para un riskmanagement efectivo que haga que el tejido productivo del país pueda adaptarse a los cambios que venden.

De las Heras: "El tejido empresarial español no tendrá grandes protocolos, pero con las buenas prácticas será suficiente para mejorar su gestión de riesgos"

La colaboración, sin embargo, no debe establecerse solo entre organismos públicos y empresas privadas. Los mismos actores económicos, según sus representantes, tendrían que aprender a compartir informaciones, estrategias y análisis para hacer del tejido productivo catalán un más resilient y mejor adaptado a la contingencia. "La gestión de riesgos era algo secreto e interno – lamenta De las Heras – pero si yo colaboro con Sabadell y sus expertos nos avisan de un riesgo, los míos celebrarán tener esta información". Ruiz, por su parte, hace valer las aportaciones en los debates sobre ciberseguridad del sector bancario que, con métodos de cooperación, puso en el radar de otras industrias un problema que ahora está presente en su día a día. "Cuando hace unos años los bancos nos hablaban de ciberataques, nos sonaba a La Guerra de las Galaxias", ironiza, añadiendo que Agbar "ha dado un impulso en los últimos años gracias a escucharlo a otras industrias".

La cooperación toma una especial importancia en un ecosistema empresarial como el catalán – y, de hecho, el español – con una gran mayoría de pymes y microempresas. La responsable de riesgos de Seat apresura a la pyme del país a adoptar "buenas prácticas" en cuanto a la gestión de riesgos, y compartirlas en entornos no competitivos. "El tejido empresarial español no tendrá grandes protocolos, pero con las buenas prácticas será suficiente para mejorar su gestión de riesgos", concluye De las Heras.