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Victor Grífols Roura, del laboratorio familiar a una multinacional

El miembro de la tercera generación de los Grífols ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos la Creu de Sant Jordi 2017

    Victor Grífols durante una comparecencia | Europa Press
    Victor Grífols durante una comparecencia | Europa Press
    11 de Mayo de 2025

    Hasta la llegada de la pandemia, la multinacional catalana Grifols era el gran modelo a seguir, pero desde aquellos primeros meses de 2020 algo pasó. La familia Grífols había conseguido levantar un imperio mundial de los hemoderivados con el mérito insólito añadido de ser considerada una empresa estratégica por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos, es decir, el ministerio de asuntos exteriores de aquel país (para ser precisos, la consideración “de estratégico” la luce la planta de inmunoglobulinas de Parets del Vallès).

     

    Como decíamos, en febrero de 2020 lo que había sido una historia de éxito a lo largo de tres generaciones se empieza a desmoronar, y es que los mercados dudaron por primera vez del verdadero valor de la empresa. El motivo no era otro que la copiosa deuda acumulada, que sobrepasaba cualquier ratio de prudencia contable. A su vez, el exceso de deuda procedía de una política de compras acelerada que al final provocó que la empresa acabase derrapando en la primera curva. Si las acciones de Grifols habían llegado a un máximo por encima de los 30 euros, a partir de aquel momento se inició una caída sin freno, que la ha llevado hasta cotizar por debajo de los 10 euros. En esta trayectoria descendente de vez en cuando parecía vislumbrarse un punto final y el comienzo de la recuperación anhelada, pero de manera sistemática cada una de las revividas no ha pasado de ser aquello que los americanos denominan el rebote del gato difunto (esperemos que en este caso la defunción sea reversible).

    Durante la parte feliz de la historia de Grifols, el capitán del imperio fue Víctor Grífols Roura, miembro de la tercera generación familiar y que llegó al consejo de administración del 8 de julio de 1991. Después de terminar los estudios en Ciencias Empresariales en la Universidad de Barcelona, en 1973 entró a trabajar en la empresa familiar como director de exportaciones. Desde 1979 formó parte de la dirección comercial, para después ascender hasta ocupar la silla del máximo ejecutivo (lo que ahora se conoce como CEO) en 1987. En esta posición sustituyó a su padre, Víctor Grífols Lucas, hijo del fundador.

     

    Poco después de su llegada a la cima, en 1992, la empresa superó la barrera de los 10.000 millones de pesetas de facturación y tres años más tarde fue la primera firma del estado español en recibir la licencia del regulador de Estados Unidos (FDA, Food and Drug Admiistration) por un producto biológico, la albúmina. Un hecho poco recordado de esta época es el protagonismo del Deutsche Bank en la empresa, porque en 2000 la entidad financiera alemana adquirió un 34% del capital. La operación se llevó a cabo aprovechando la salida del socio tradicional de Grifols, los japoneses de Yoshitomi, que habían llegado a poseer el 50% de la compañía. Después de treinta y un años como líder de la empresa familiar, en 2016 Víctor Grífols dio un paso al lado y pasó a ocupar otros cargos, como el de presidente y presidente honorario (formalmente, la renuncia al cargo de primer ejecutivo se llevó a cabo el primer día del año de 2017).

    El período 2020-2024, con la pérdida de valor de la compañía que antes hemos indicado, ha tensado mucho la relación entre la familia y los fondos de inversión

    A lo largo de su mandato, la empresa comenzó a cotizar en la bolsa española en 2006 y en la década posterior -hasta que Grífols abandonó la primera línea- la compañía multiplicó su valor por doce. Con todo, la jugada maestra bajo el mandato de Víctor Grífols fue la compra de la estadounidense Talecris (2010), que permitió a los catalanes comenzar a jugar en la primera división mundial. En 2011 dio un salto más, porque Grifols comenzó a cotizar en el Nasdaq, el mercado americano de las empresas tecnológicas. A pesar de estas salidas a bolsa, la familia continuó manteniendo una mayoría de control en el capital de la sociedad.

    El período 2020-2024, con la pérdida de valor de la compañía que antes hemos indicado, ha tensado mucho la relación entre la familia y los fondos de inversión, de manera que en este lapso de tiempo se han visto cambios importantes en los órganos de dirección, entre ellos el adiós definitivo de Víctor Grífols al consejo de administración, un cargo que abandonó la Navidad de 2023. Dentro de este período de turbulencias, sin duda los peores momentos para la empresa se produjeron a partir de enero de 2024, cuando la firma de analistas e inversores Gotham City publicó un informe asegurando que las acciones de la empresa catalana valían cero euros por culpa de la deuda y de una mala contabilización de determinadas partidas. Allí comenzó una pesadilla que aún no parece haber terminado y que obligó a los gestores de Grifols a dar más explicaciones de las que habrían deseado. Un epílogo a la vida profesional de Víctor Grífols muy poco agradable y difícil de digerir.

    Durante este tiempo no han faltado las voces que han puesto sobre la mesa el término “conspiración”, refiriéndose a que Estados Unidos no estaba muy conforme con algunas prácticas de la familia Grífols al frente de una empresa que, recordemos, ellos consideraban estratégica para sus intereses. Por lo tanto, de estas interpretaciones se podría deducir que había cierta voluntad de tener “una Grifols sin los Grífols”. Cabe decir que las acusaciones de esta misteriosa firma llamada Gotham City terminaron en un puñado de denuncias cruzadas entre unos y otros que están pendientes de resolución, y donde ha tenido que intervenir la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

    Victor Grífols durante una gala de premis | Europa Press
    Victor Grífols durante una gala de premios | Europa Press

    Uno de los capítulos más destacados de la crisis durante los últimos meses fue una carta que la familia se sacó de debajo de la manga y que generó una gran sorpresa entre todos los observadores. Podría ser una jugada genial o simplemente una cortina de humo dilatoria. En este sentido, aseguran que, de la mano del fondo de inversión Brookfield, están preparando una OPA de exclusión sobre la totalidad de las acciones de la empresa, lo que quiere que si la operación sale adelante, Grifols dejará de cotizar en bolsa. El reto es muy complejo porque consiste en apoyarse en este fondo para reunir suficiente capital para hacer una oferta a todos los titulares de acciones para tratar de sacar adelante la mencionada opa de exclusión, en un esfuerzo que en este momento parece titánico y que plantea alguna duda trascendente: ¿cuál es el precio justo de las acciones, en unos títulos que han cotizado en un rango tan amplio en relativamente poco tiempo? 

    A título individual, Víctor Grífols ha recibido numerosos reconocimientos, entre los cuales cabe destacar la Creu de Sant Jordi del 2017 (diecisiete años después de que la recibiera su padre, Víctor Grífols Lucas), el Global Business Leader Award de la Cámara de Comercio americana en España o el Premio de Honor al Mecenazgo (2019) de los Premios Talent.