Cada vez que compramos o consumimos en un establecimiento de proximidad, hacemos mucho más que una simple transacción. Estamos contribuyendo a mantener vivo el tejido social y económico local, a generar empleo en nuestros barrios y a impulsar un modelo comercial y de consumo más sostenible y arraigado al territorio.
Por eso, el Día Europeo del Comercio de Proximidad, que celebramos cada 9 de mayo, es una oportunidad para poner en valor la tarea imprescindible del comercio local y para reivindicar la necesidad de dignificarlo, protegerlo y fortalecerlo. En la Unión Europea, hay cerca de 3 millones de pymes del sector del comercio y servicios de proximidad, que dan trabajo a casi 30 millones de personas, entre personas trabajadoras y autónomas. Esta cifra refleja no solo el peso económico del sector, sino también su dimensión social.
En un contexto marcado por la globalización, la expansión de las plataformas digitales y la concentración comercial, el comercio de proximidad resiste, se reinventa y defiende unos valores que van mucho más allá de la compra-venta. Crea comunidad, apuesta por la sostenibilidad, fomenta la cohesión social y contribuye al desarrollo económico de kilómetro cero. Además, los establecimientos de proximidad son un punto de encuentro y un espacio de confianza, donde el trato es personalizado, el conocimiento del producto es profundo y el compromiso con la clientela es sincero.
"El comercio de proximidad resiste, se reinventa y defiende unos valores que van mucho más allá de la compra-venta"
Somos un sector esencial, y lo vimos, por ejemplo, durante la covid-19, cuando las calles no tenían vida porque muchos de los establecimientos tuvieron que detener su actividad. Y, más recientemente, el apagón generalizado del 28 de abril también evidenció el valor de los comercios, que abrieron sus puertas para ser refugio de muchas personas.
Por todos estos motivos, podemos decir que el comercio de proximidad es clave en el estilo de vida de las ciudades europeas y en la identidad del territorio. Y, por eso, hacen falta políticas públicas valientes a escala europea, que protejan y promuevan el comercio de proximidad. Necesitamos apoyo para afrontar retos estructurales del sector como la digitalización, la falta de mano de obra cualificada, el relevo generacional, la sobrecarga administrativa o una movilidad urbana adaptada a la realidad del comercio.
"El comercio de proximidad es clave en el estilo de vida de las ciudades europeas y en la identidad del territorio"
Es urgente actuar con determinación para garantizar la continuidad y la viabilidad de los establecimientos de proximidad. Y no solo hay que hacer un llamamiento a las administraciones, sino también a la ciudadanía, que debe tomar conciencia de qué modelo de sociedad quiere. Apoyar al comercio local es apostar por una Europa más humana, sostenible y resiliente. Y es, a la vez, una manera de proteger la diversidad, la autenticidad y la vitalidad de nuestro territorio.