“Estoy nerviosa porque sé que algo grande va a pasar”. Con estas palabras se presentó Andrea Fuentes, en octubre de 2024, en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, cuando asumió el cargo de seleccionadora del equipo español de natación sincronizada. Venía de trabajar en Estados Unidos y no exageraba, ya que solo nueve meses después, el equipo que lidera ha batido todos los récords con nueve medallas en los Mundiales de Singapur. Una transformación tan profunda y fulgurante que ha merecido la elaboración de un documental, emitido esta misma semana en la televisión pública catalana, con un gran éxito de audiencia.
Bajo el título El Método Fuentes, el documental analiza a fondo el estilo de liderazgo que ha hecho posible esta gesta. En el centro de su enfoque encontramos una idea clave: el acompañamiento, entendido como una manera de estar al lado de cada deportista para ayudarlo a crecer. Esta filosofía se concreta en cuatro pilares fundamentales: la autenticidad (hacer de la genuinidad un valor y evitar las comparaciones internas), la unión (fomentar el respeto y la cohesión), la fuerte determinación (perseguir los objetivos con esfuerzo y talento) y, finalmente, el disfrute del camino (aceptar el dolor físico como parte del proceso, pero no el sufrimiento emocional).
Sin embargo, más allá de estos cuatro pilares, El Método Fuentes revela otros valores decisivos que el equipo reconoce como determinantes. Uno de los más evidentes es la excelencia profesional. Y es que su trayectoria previa como medallista olímpica genera una admiración inicial que abre puertas, pero que hay que sostener con ejemplaridad y pasión en el día a día. Otro elemento clave es la meritocracia transparente: desde el primer momento, Andrea establece un sistema de pruebas abiertas para formar los equipos. Esto elimina sospechas de favoritismos y da oportunidades reales a todo el mundo. “Es más trabajo para el entrenador, pero te llevas sorpresas: hay quien entrena muy bien pero no sabe competir”, explica.
También destaca su capacidad de asumir riesgos. En la coreografía de equipo no solo incorpora a un chico (Denis González) sino que le asigna las acrobacias aéreas más complejas, a pesar de su envergadura. “Nuestro deber es innovar, crear y arriesgar. Si siempre hacemos lo mismo, no ganaremos”, afirma Fuentes. Esta valentía va acompañada de una inteligente conciencia de los propios límites, que la ha llevado a rodearse de un equipo de apoyo complementario y valioso: el biomecánico Andreu Roig, el bailarín Alberto del Campo, el acróbata Víctor Cano o, incluso, la icónica Gemma Mengual. De hecho, solo quien ha superado las inseguridades y los egos puede incorporar a alguien tan relevante sin sentirse amenazada.
Andrea Fuentes: "Si siempre hacemos lo mismo, no ganaremos”
El buen trato es el último gran ingrediente de su liderazgo. Andrea Fuentes rehúye el autoritarismo que a menudo planea sobre los entornos de alto rendimiento (porque considera que genera miedos que limitan) y apuesta por la amabilidad, la empatía y el positivismo. Sus nadadoras se sienten exigidas, pero también escuchadas, valoradas y cuidadas. “Ahora tenemos unas entrenadoras que, si necesitamos un abrazo, nos lo dan”, explica una de ellas en el documental. Y en una decisión tan simple como revolucionaria, Andrea decide que las tardes sean libres, para recuperarse físicamente, estudiar, leer o, sencillamente, vivir. Tal como dice otra de las protagonistas, con una sonrisa que lo resume todo: “Antes solo nos sentíamos sirenas; ahora nos sentimos sirenas y personas”.