Consultora de RH y 'Coach' ejecutivo

¡Toma la temperatura de tu equipo!

13 de Junio de 2025
Aida Jurado

Hay semanas que pasan como si nada. Reuniones, objetivos, correos, más reuniones... y cuando te das cuenta, ya es viernes. Aparentemente, todo funciona. Pero... ¿Cómo está realmente el equipo?

 

Hacer funcionar un equipo no es solo conseguir que las tareas salgan. Es conseguir que las personas que lo forman tengan lo que necesitan para hacer bien su trabajo y para tener éxito. Esta es, de hecho, una de las grandes responsabilidades de un líder.

En momentos de cambio, de estrés o simplemente de rutina acumulada, es especialmente útil hacer algo que a menudo olvidamos: detenernos y tomar la temperatura de nuestro equipo. Pero no solo desde el "¿cómo estás?", superficial, sino con herramientas que nos ayuden a abrir conversaciones de verdad.

 

"Un líder es alguien que sabe el camino, hace el camino y muestra el camino a los demás" — John C. Maxwell

No se trata de saber si están contentos, cuando hablo de temperatura no me refiero a si las personas están más o menos contentas con la empresa, con el sueldo o con el proyecto actual. Me refiero a si, como equipo, hay confianza, comunicación, claridad y compromiso.

"Uno de los roles más importantes, y a la vez más olvidados: el de velar para que todas las personas de tu equipo tengan lo que necesitan para hacer bien su trabajo y para tener éxito"

Estas son palabras que pueden sonar demasiado abstractas, pero que tienen una expresión muy concreta en el día a día: en cómo se toman las decisiones, cómo se habla (o no se habla), cómo se reparten las tareas o cómo se viven los errores.

Aquí juega un papel fundamental la seguridad psicológica: aquella sensación compartida de que podemos hablar con libertad, asumir riesgos, expresar dudas o pedir ayuda sin miedo a ser juzgados, ignorados o penalizados. Cuando esta base es sólida, las conversaciones importantes son posibles.

Y aquí entra en juego el rol del líder. Uno de los roles más importantes, y a la vez más olvidados: el de velar para que todas las personas de tu equipo tengan lo que necesitan para hacer bien su trabajo y para tener éxito. Esta es una responsabilidad que no se puede delegar.

La confianza —clave para esta temperatura saludable— no aparece de manera espontánea. Se construye, día a día. Y se puede entender como una fórmula sencilla: Confianza = Fiabilidad + Intimidad + Competencia / Autoorientación. Es decir, confiamos en quien cumple lo que dice, en quien genera espacios seguros, en quien es capaz... y en quien no pone siempre sus intereses por encima de los del equipo.

Una herramienta sencilla para empezar conversaciones importantes

Hay muchos diagnósticos de equipo sofisticados. Pero a veces lo que necesitamos es simplemente una excusa para abrir una conversación honesta. Te propongo este listado de 10 afirmaciones como una manera sencilla y poderosa de hacerlo. Léelo con tu equipo. Elegid una o dos frases y comentad cómo las vivís hoy. Sin dramatizar, pero sin edulcorar. Estas son las 10 afirmaciones:

  1. Creemos y confiamos los unos en los otros. La confianza es la base de todo. Sin confianza no hay debate, no hay ideas, no hay aprendizaje. Hay miedo.
  2. Nos interesamos sinceramente los unos por los otros. No hace falta que seamos amigos íntimos, pero sí que sepamos cómo está el otro. Si alguien pasa un mal momento, si alguien celebra un éxito. El interés genuino se nota.
  3. Nos comunicamos con apertura. ¿Podemos decir lo que pensamos? ¿Podemos discrepar? ¿Nos sentimos escuchados o solo informados?
  4. Sabemos cuáles son los objetivos del equipo. Parece básico, pero no lo es. Demasiadas veces los objetivos viven solo en la cabeza de la dirección.
  5. Estamos realmente comprometidos. Una cosa es saber qué se tiene que hacer. Otra es sentir que esto también es responsabilidad mía.
  6. Respetamos nuestras diferencias individuales. Diferentes formas de ser, de comunicar, de afrontar los retos. El respeto es el primer paso para convertir la diversidad en fuerza.
  7. Estamos aprovechando las habilidades de cada uno. Tenemos gente brillante en el equipo... ¿pero estamos dejando que brillen? ¿O todo el mundo hace un poco de todo y nadie aporta lo mejor de sí?
  8. Sabemos gestionar el conflicto, de cara. Evitarlo no es gestionarlo. Hablar de ello a medias tampoco. Gestionarlo quiere decir afrontarlo con respeto y responsabilidad.
  9. Todos estamos participando de verdad. ¿Quién tiene voz en las reuniones? ¿Quién queda al margen? ¿Hay espacios para que todo el mundo aporte?
  10. Nos gusta formar parte de este equipo. Y este quizás es el termómetro más claro. ¿Nos gusta trabajar juntos? ¿O solo es una obligación más?

¿Y ahora qué?

Este ejercicio no busca obtener un "10" en cada frase. Se trata de tener una conversación que normalmente no tenemos. De poner palabras a sensaciones. De visibilizar lo que funciona y lo que puede mejorar.

Es una herramienta para equipos maduros, y también para equipos que aún se están conociendo. Una puerta abierta para que cada uno exprese cómo se siente, qué necesita, qué puede aportar.

Y para el líder, es una oportunidad de oro para practicar el liderazgo de verdad: no el que controla, sino el que escucha, acompaña y facilita. El que crea las condiciones para que las personas puedan crecer.

Cuando estas condiciones se dan, la seguridad psicológica se convierte en el terreno fértil donde crecen la innovación, el compromiso y la autenticidad.

"Para el líder, es una oportunidad de oro para practicar el liderazgo de verdad: no el que controla, sino el que escucha, acompaña y facilita"

Para hacerlo fácil, te propongo una manera concreta de aplicar esta herramienta: en las reuniones mensuales de equipo —ya sea un comité de dirección, un consejo ejecutivo o un equipo operativo— reserva un punto fijo en la agenda que se llame cocina. Es el espacio para hablar del equipo, no del negocio; de cómo nos relacionamos, no de qué tenemos que hacer. En este espacio, elegid dos o tres preguntas de la lista y conversad. Con honestidad. Sin prisa. Sin presión. El objetivo no es tener todas las respuestas, sino crear el espacio donde estas puedan emerger.

Porque si no sabemos cómo está el equipo, difícilmente sabremos dónde podemos llegar.