De hacer moda y calzado. De vender material de oficina, papelería y brindar entretenimiento. De diseñar equipos inteligentes para el control, la depuración y la potabilización del agua. De ofrecer asesoría técnica especializada en el acompañamiento de sustancias químicas según el Reglamento Europeo REACH. De construir edificios residenciales... A producir mascarillas antivirales. Cinco empresas de sectores muy diferentes de la Conca d'Òdena han sumado fuerzas y conocimientos para reinventarse durante la crisis del coronavirus y, junto con la colaboración del Col·legi d'Enginyers Tècnics de Barcelona, han desarrollado una mascarilla protectora, antibacterial y reutilizable más de 100 veces para niños y adultos. Antes de esto, además, algunas de estas empresas también habían participado en la elaboración de 150 respiradores de emergencia, que hoy continúan repartiendo en residencias de gente mayor.
Precisamente estos respiradores se fabricaron siguiendo el prototipo diseñado por Protofy, OxyGEN, que, como explicaban a VIA Empresa sus creadores, su objetivo era hacer un proyecto abierto, "transmitir el know-how por todas partes y, así, que todo el mundo pueda reproducirlo". De hecho, aquí empezó el camino hacia las mascarillas que, probablemente, serán nuestras compañeras fuera de casa el día después del confinamiento. El CEO de Alfil.be, Toni Riba, relata en una conversación con este diario que, gracias a las sinergias que se crearon con la fabricación de respiradores entre el Col·legi d'Enginyers Tècnics y los empresarios que cooperaron, nació la idea de reconvertir la fábrica textil dedicada a la moda y el calzado Diutex de Igualada, que estaba a punto de cerrar por el confinamiento.
Los respiradores fabricados por los ingenieros de la Conca d'Òdena | Cedida
Un grupo de ingenieros reunió su conocimiento para diseñar la reprogramación de las máquinas que hasta hace poco confeccionaban prendas de ropa y calzado, y adaptarlas a la producción de mascarillas. Actualmente, fabrican 6.000 al día, que las reparten por todo el Estado, donde hacen alrededor de 150 envíos diarios. Su intención es elevar todavía más la producción. Las mascarillas se pueden adquirir en algunas tiendas de toda España, farmacias de Barcelona y Madrid -de momento- y a través de su página web.
Bautizadas como Maskplus, las mascarillas tienen un coste de 10 euros y vienen acompañadas de 10 filtros de papel especial que cumple con todos los requerimientos técnicos. Pero, además, como ya es habitual en tiempo de coronavirus, las empresas que han ideado este producto -Diutex, Alfil.be, Waterlogies, Barcelona Technical Consultancy i Leicester Trade Center- también reparten solidaridad y están haciendo donaciones de mascarillas a través de Protección Civil y policía a sectores vulnerables, como residencias de abuelos, hospitales y a los propios agentes de seguridad.
El coste de la salud
Si bien es cierto que una mascarilla higiénica es más barata que esta, también lo es que Maskplus protege más, se puede utilizar durante más horas y se puede poner hasta 100 veces a la lavadora manteniendo sus propiedades, a pesar de que no hay que hacerlo siempre. "Sólo se tiene que poner a la lavadora cuando se vea sucia porque si, cuando llegas a casa, la pones en una bolsa de papel y la planchas, ya queda desinfectada por la temperatura de la plancha", explica Riba, que lamenta algunas críticas que reciben por el precio de su producto. Pero, ¿por qué tiene este coste?
En sólo 20 días, diseñaron y elaboraron el 'packaging', llevaron el producto a tiendas de todo el Estado y lo han conseguido patentar
La mascarilla está elaborada al 100% con Meryl® Skinlife Force, un hilo especial con tratamiento antibacteriano que incorpora iones de plata y los filtros de papel intercambiables que favorecen, todavía más, la protección contra el virus. Los filtros han sido elaborados con un papel filtrante "con características técnicas muy buenas" que les proporciona un fabricante de filtros de papel de la Conca d'Òdena que vende en todo el mundo. También lleva un adaptador nassal para que cada persona pueda adaptarla a la forma de su nariz y, de este modo, asegurar que la zona queda "muy encapsulada". De momento, este es el prototipo que está a la venta para uso higiénico y bien pronto será homologada como material quirúrgico. "El coste de fabricación es muy elevado", apunta.
Además, se han centrado en un "mercado abandonado", el infantil, elaborando mascarillas para niños de entre 0 y 6 años y de entre 6 y 12 años. También investigan si es posible cambiar el color de las mascarillas -hoy por hoy, sólo se fabrican blancas para que no pierdan propiedades- porque así, por ejemplo, "no se vea tan sucia en mujeres que llevan maquillaje porque algunas se quejan". "Estamos mirando si podemos tratar el hilo y estamos haciendo pruebas, pero hasta que no lo tengamos concretado, no podremos cambiarlas de color", señala el CEO de Alfil.be. Primero, la salud. Y no sólo esto, sino que, confiesa Riba, "todavía estamos poniendo dinero" para que salgan las mascarillas.
Y es que, en sólo 20 días, diseñaron y elaboraron el packaging, llevaron el producto a tiendas de todo el Estado y lo han conseguido patentar, a pesar de todos los trámites burocráticos que esto requiere. "Ha sido rápido", afirma.
La Maskplus para niños de 6 a 12 años | Cedida
Una rutina de mascarillas
La cosa no va para corto y, previsiblemente, cuando se vaya reduciendo el confinamiento, la mascarilla se convertirá en una compañera más de viaje en nuestras rutinas diarias. "Siempre hemos visto muy lejano y alarmista que en los países asiáticos lleven mascarilla, pero lo hacen por respecto a los demás, para protegerlos", explica Riba, que augura en este sentido que aquí "habrá un antes y un después". Un antes y un después que se traducirá en "un cambio de hábitos importantes" y que, precisamente por eso, "hay que empezar a mentalitzar a la gente de cómo hacer uso de esta mascarilla".
Riba: "No sirve de nada si llegas a casa y dejas la mascarilla en el comedor porque, el sitio donde la dejes, es un sitio de contaminación"
Para empezar, y tal como alerta el CEO de Alfil.be, "no sirve de nada si llegas a casa y dejas la mascarilla en el comedor" porque, "el sitio donde la dejes, es un sitio de contaminación". Por lo tanto, cuando se entra por la puerta, hay que ponerla dentro de una bolsa de papel y plancharla, hacerla hervir al microondas o ponerla a la lavadora a alta temperatura. "Como la higiene, todo esto se tiene que tener claro", advierte. Además, se recomienda que no se utilicen más de 8 horas seguidas y que, una vez haya pasado este tiempo, se extraiga el filtro de papel y se ponga a la lavadora a más de 40 grados. Cuando esté seca, se añade un nuevo filtro y la rueda vuelve a empezar.
Las mascarillas antiviral Maskplus | Cedida
Mascarillas surgidas de cinco empresas que venían de mundos muy diferentes, pero que han sumado fuerzas y coordinado sus conocimientos para reinventarse y solidarizarse con la causa. Y más de lo mismo con los respiradores. Todavía tienen en stock y, si se lo piden, los llevan a residencias de abuelos -o donde sea-. La diferencia entre los dos productos es que, el primero se vende y se dona, mientras que el segundo es una donación al 100% y se ha fabricado gracias a la inversión de los empresarios que decidieron producirlos.
"Un granito de arena", como lo llaman ellos, que se suma a todo el resto que van surgiendo fruto de la solidaridad que está ayudando a tantas y tantas personas durante estos días. Porque sólo los que salen a la calle y tienen contacto con la realidad tienen verdadera conciencia de las "carencias y preocupaciones" que hay y, en momentos así, la unión de sinergias es uno de los antídotos más eficaces contra la propagación del virus.