El otro día hablaba con un directivo de banca sobre el desarrollo sostenible, los objetivos del milenio y el esfuerzo corporativo que tendrán que hacer las organizaciones al redefinirse. Porque ahora todo está cambiando. No es sólo que yo tenga en casa tres o cuatro depósitos para reciclar la basura y separar lo que generamos cada día, es que el presidente de la principal entidad bancaria de este país ha dicho en rueda de prensa que la huella de carbono les preocupa y que trabajan para reducirla. Cuando el cambio climático se cuela en el discurso de un banco que gestiona casi un tercio de las nóminas que se ingresan en este país, es que algo está pasando.
Y están pasando muchas cosas, hay que decirlo. La borrasca Gloria ha borrado nuestros litorales y la visita del vicepresidente Pablo Iglesias a Dénia, primera al País Valencià desde la investidura, ha puesto de manifiesto una realidad que, no por vivirla cada día deja de ser espantosa: construir a pie de playa no es una opción. Iglesias, que lleva en el nombre del cargo la Agenda 2030, ha asegurado que las consecuencias del temporal muestran "las carencias del modelo de desarrollo que se implementó en nuestro país en las últimas décadas". Ladrillo y turismo de sol y playa ya no pueden ser la única opción valenciana, pero a ver si se dan prisa por cambiarlo. Una comunidad que cerrando enero ya huele al perfume primaveral con un sol solet que esta semana ha saludado a menudo, tiene que vivir del turismo, sí, pero también de mucho más. En Lidl dan trabajo a mucha gente, que también es una buena noticia. Con plataforma logística propia en Cheste, hay empleo garantizado para muchos.
Estaría bien escuchar a gente como el decano de los ingenieros industriales, Salvador Puigdengolas, que en su entrevista con VIA Empresa de esta semana hablaba de los retos que tenemos para no desaprovechar que somos, y me encanta la comparación, "la Florida de Europa". Aprovechar nuestras ventajas para competir con el resto en un mundo global supone acelerar en transformación digital, pero también en cambiar el modelo productivo, la visión, el empuje. Dejar de esperar para ponernos a hacer, diría yo. Eso si, sin negar quién somos. Lo explicaba muy bien este miércoles el director de Marketing & Comercial del Valencia Club de Fútbol Jorge García en su ponencia de la XIX Jornada de Ocupación y Emprendeduría de la Facultad de Economía. Decía que no vamos por el mundo vendiendo que somos los mejores, que asumimos que fracasamos. Y ponía el ejemplo de aquellas finales de Champions League en las que el VCF se hizo pequeño pequeño ante los rivales. En el imaginario, siempre, aquellas manos en la cara de Cañizares, llorando.
Pero no hemos venido para hablar de fútbol, amigos. Llegando a la Jornada en el Campus de los Naranjos me cruzo con el vicepresidente valenciano Rubén Martínez Dalmau, de quien mis fuentes aseguran que es tan amable como cumplidor con las promesas electorales. Creo que estaría trabajando, porque además de conseller es profesor titular de Derecho Constitucional en el Departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política de la Universitat de València. Minutos después de cruzarme con él, a quien espera el coche oficial, disfruto de ese sol valenciano mirando a los universitarios que, ajenos a la realidad (como tiene que ser, también pienso), piden una jarra de cerveza fría y un bocadillo de tortilla de patatas a las 11 de la mañana. Me da envidia el bocado, para el alcohol todavía es demasiado pronto.
Con más universitarios, ávidos de prácticas profesionales, me cruzo en el hall de Economía mientras visito la Jornada en la que participan empresas como Torrecid, Mapfre o Grefusa. El equipo de Recursos Humanos de esta última reúne en una sala a cerca de un centenar de chavales para explicarles cómo es de divertido trabajar en la empresa productora de las pipas Tijuana o los Papadelta. "En las reuniones de Grefusa comemos pipas, una cosa que, a muchos, resulta extraña", reconoce Victoria Casañ, responsable de Personas y Comunicación interna de la compañía. Con un estilo próximo (y una bolsa de snacks repartida al entrar en la sala), se gana al joven auditorio explicándoles que la misión de la empresa es divertir al consumidor. Ella les habla de valores, pero ellos ven buen rollo. Misión conseguida, ¿no?
Participantes al Foro de Economía | NNG
En esta semana ya son dos las veces que Portugal entra en escena. En Grefusa tienen planta propia y CaixaBank, a quien también podemos considerar valenciana hoy en día –porque hasta que no traslade la sede está aquí- también tiene negocio en Portugal con BPI.
Las dos son empresas de la terreta, como lo será un poquito Vodafone, cuando inaugure su nueva sede en València. El edificio, propiedad de la empresa valenciana Euresva, está previsto para finales del 2021, y contará con un total de 12 plantas de las cuales Vodafone ocupará las seis últimas. El alcalde Joan Ribó lo ha ido a visitar esta semana, por la zona del nuevo Mestalla, que ni es nuevo por estar muerto ni sabemos si cuando sea, será también nombrado Mestalla. Tal vez, por razones de patrocinios que se escapan a esta periodista, la acequia que dio nombre al campo valencianista queda para el recuerdo cuando el templo futbolístico actual se derroque y la avenida de Suecia de València sea cuna para nuevos vecinos, como está proyectado.
Ribó visita las obras de la nueva sede de Vodafone en Valencia | Ayuntamiento de Valencia
"No, nos moverán", que cantaban los amigos de Chanquete. Ni de la sede, ni del campo, ni del modelo económico. "Preferiría que no nos marcháramos, aquí estamos muy bien", apuntan fuentes de VIA Empresa. Pues ya saben.