El Windsor glosa al guisante garrofal

El clásico restaurante barcelonés comienza el año con un menú especializado y con pequeñas inversiones para mantener una experiencia única

El restaurante Windsor dedica un menú exclusivamente al pèsolo El restaurante Windsor dedica un menú exclusivamente al pèsolo

Por derecho propio y desde hace más de diez años, el restaurante Windsor se encuentra entre el repertorio predilecto de los hombres de negocios del "cuadrado de oro" barcelonés. Su menú de mediodía -a unos competitivos 29,90 euros siempre rellenado de arroces sabrosos, carnes muy tratadas y recetas sencillas y generosas- es uno de los secretos. Los otros, están escondidos en una carta de temporada que cuenta con fina a 82 proveedores diferentes especializados por producto y en la ambientación de un servicio que consigue a la vez ser íntimo y cercano. "El acierto hizo que ideáramos este menú 5 años antes de la crisis, de forma que nos trabajamos un discurso y lugar propios de forma natural". Lo explica su director y copropietario, Joan Junyent, y añade: "el nuestro es un modelo que da de comer a 750 personas de forma semanal, con una regularidad en la experiencia a mesa que pocos negocios pueden ofrecer". Una experiencia que ahora se tiñe de verde con un menú especializado y dedicado en exclusiva a un producto maresmenc: el guisante garrofal.

El Windsor es "un modelo que da de comer a 750 personas de forma semanal, con una regularidad en la experiencia a mesa que pocos negocios pueden ofrecer"

Junyent es al frente de este restaurante del Ensanche desde hace 24 años, donde empezó a trabajar a los 23 como camarero. Su ascensión fulgurante —primero como cabeza de sala y, más tarde, cogiendo las riendas del negocio —, lo hizo impulsar una reforma estética espectacular el 2013 (de la mano de la popular Sandra Tarruella y Toni Espuch). El restaurante volvió al boca oreja del gastrosector periodístico y nunca más ha decaído. El año pasado mantuvieron una facturación anual de 2 millones de euros, con una continuidad empresarial que también se encuentra en el propio staff: "Somos un negocio de gerencia familiar, trabajamos 21 personas y, para mí, el proyecto más importante es mantener el equipo sin rotación, cohesionado y motivado. El más difícil es mantener la línea, la regularidad".

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Cocina catalana modernizada y barcelonesa

Héroe de la tradición popular en Barcelona, el Windsor es de aquellos lugares que venden a la cabeza cuando se intenta dotar de sentido la expresión "clásico moderno". Mantener la singularidad, la esencia culinaria y una experiencia sólida a mesa en una ciudad en vías de implosión gastronómica es un mérito en si mismo. "Somos un valor seguro. Siempre hay aquella situación en la que se requiere una solemnidad que quizás no la dan restaurantes más creativos, más modernos, con formatos más protagonistas que te sacan más la atención. Nosotros no te molestamos: llegas, te aparcamos el coche, te lo damos a la salida... a pesar de que hay muchas opciones en Barcelona, la nuestra no está tan repetida", resume Junyent en ser preguntado sobre el lugar que ocupa un espacio como el suyo a nuestra gastroagenda.

""Somos un valor seguro. Siempre hay aquella situación en la que se requiere una solemnidad que quizás no la dan restaurantes más creativos"

Con una carta electrónica "cazadora de botellas" surtida con 450 referencias (premios Cartavi 2017), cuenta con 127 nacionales y 323 foranies, el Windsor comienza el año con varios proyectos de renovación. El restaurante ha efectuado una inversión superior a los 30.000 euros en cambios de luminaria, la puesta a punto de un nuevo sistema de facturación con telecomanda, y el lanzamiento, al mes de marzo, de un carro quesos, entre otros.

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Muchos barceloneses pasarán de largo del opulenta entrada sin sospechar que detrás hay todo un gran concepto de cocina de raíz tradicional donde el rigor y el sentido común mandan. Del 4 al 17 de febrero (77,50 euros; jueves, viernes y sábados), el restaurante suma a su exitós menú escudilla (55 euros; martes y miércoles), un arriesgado menú inspirado en el guisante garrofal. Un producto estacional y delicado que se cultiva exclusivamente en el Maresme y que es una de las dos variedades bajo el conocido paraguas: Guisante del Maresme. Atzarós porque las recientes trombas de agua han tocado la cosecha y el kilo se paga a 120 euros (aunque muy lejos de los 350 del guisante requiebro de Getaria). Entre los siete platos figuran uno exultando tartar de guisantes, mango y cangrejo real; una celebrada sobrecostella de Angus con guisantes; y un arroz con cabeza de gamba hecho a la manera tradicional del establecimiento pero con un guiño vegetal a estas esmeraldas verdes a qué Sant Andreu de Llavaneres dedica una semana de fiesta —de los entrantes, a los postres—. Aquello que dicen tradición renovada, y en estado puro.

Restaurando Windsor

Calle de Córcega, 286, Barcelona

Tel: 932 37 75 88

De lunes a sábado. Domingo cerrado.

Precio mediano: 35-40 euros

Menús de mercado: 29,90 (mediodía, de lunes a sábado), Guisante (77,50, mediodía y noche), Escudilla (mediodía).

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