El Velódromo de Barcelona, 90 años en forma

El mítico local inaugura una selección de platos dedicados a cada década del restaurante de la mano del chef Michelin Jordi Vilà

Interior del Velódromo de Barcelona | Cedida Interior del Velódromo de Barcelona | Cedida

El Velódromo o Bar Velódromo (como lo conocen muchos) es un superviviente. Icónico local dentro de la difícil supervivencia del sector de la restauración de Barcelona, este año sopla las 90 velas de su cumpleaños. Relanzado en 2009 por Moritz, la reforma supo hacer convivir la historia y raíces de este punto de encuentro neurálgico del Eixample y hacerlo bajo una mirada nueva que repesca los inicios más gastronómicos del bar fundado por el matrimonio formado por Manuel Pastor y Pilar Boné en 1933.

Un poco de historia del Velódromo

Pastor y Boné llegaron a Barcelona de Teruel. Como otros tantos migrantes de la época abrieron negocio con lo que sabían hacer: guisar. Así que pronto su casa de comidas -Casa Manolo- en la encrucijada entre Muntaner y Londres se llevó al bolsillo a todo aquel despistado que pasaba cerca de esta zona que aún no estaba anexionada a Barcelona (era entonces la Villa de Gràcia) por allá finales del siglo XIX. Poco había en pie en esta zona entonces y el ambiente acogedor, familiar y el servicio impecable de su establecimiento se hizo un hueco.

El Velódromo se fundó en 1933 | Cedida
El Velódromo fue fundado en 1933 | Cedida

El heredero del local, Manuel Pastor Boné, lo rebautizó como Velódromo por su afición a la bicicleta y al reparto a bordo de esta de algunos cafés y bocadillos a los empleados de la zona que no querían dejar el confort del despacho. A la muerte de su padre, lo amplió y levantó un edificio en el que viviría en el principal en un solar de la calle Muntaner 213. Los sinsabores de la Guerra Civil no echaron al traste el local, pero sí causaron algunas complicaciones que le llevaron a decidir acortar horarios y prescindir del servicio de comidas para centrarse en el de bar.

El Velódromo: un superviviente retro

El Velódromo se apuntaló entonces como café de encuentro para intelectuales y estudiantes. Jugaron un papel clave su acogedor ambiente presidido por una imponente escalera de caoba, sus altas columnas y recovecos donde discretamente pasar la tarde frente a un humeante café y unos amplios ventanales que dejaban otear qué pasaba fuera fueron clave. Manuel Pastor Salvat heredó un local supervisado por su padre hasta su muerte en 1980 según recuerda el periodista y cronista barcelonés Lluís Permanyer en un diario editado por la casa con motivo del nonagenario cumpleaños. 

En el año 2000, el último amo del Velódromo optó por venderlo a Moritz

Permeable a las modas y recuperado bajo la recuperada costumbre del vermut, en el año 2000 el último dueño optó por venderlo a Moritz. La cervecera lo renovó integralmente, eso sí, manteniendo el ágil equilibrio entre un interiorismo art deco apoyado en su formidable barra de fórmica de varias décadas y una nueva etapa más moderna y gastronómica. Relanzado en 2009, se ha recuperado la cocina y un maratoniano horario: 365 días al año de 7.30 horas de la mañana a 1.30 de la madrugada.

9 platos que son un viaje por la historia de Barcelona

¿Se imaginan degustar una 'pilota' tradicional? ¿O acercarse a un invento como la Crokini (una croqueta que bautizó a la próxima Discoteca Bikini)?  Entre las acciones más prometedoras, una selección especial de platos del 90 aniversario firmados por el chef estrella Michelin y director gastronómico de Moritz, Jordi Vilà que ejecuta en el día a día el chef ejecutivo del local, Albert Mas. Se trata de nueve propuestas (una por década) disponibles a partir del 1 de diciembre hasta el próximo verano.

Entre los platos recuperados de antaño, unas ostras a la Ravigote (años 33-43); la Pilota con salsa de setas y picada (43-53), guiño a la cocina tradicional catalana más casera; una estupenda Lasaña Rossini (53-63) años en que la cocina italiana era el summum en Barcelona; el citado Crokini de bikini trufado (63-73 en honor a la famosa discoteca de la Diagonal); el Cap i pota (73-83). También destaca el Arròs Parellada o del senyoret (83-93), un santo y seña de la comida familiar de los domingos en Barcelona; la Brandada de bacalao a la llauna (93-2003), homenaje al noble (y ya casi extinto) oficio de los bacallaners de Barcelona. De postre, La Mona, o versión del pastel Sara (2003-2013), tan nuestro, y el Chocolate con aceite (2013-2023) son otros de los platos.

La compañía ha diseñado, además, una cerveza fresca homenaje a las cervezas de principios de siglo pasado y ya prepara una gran fiesta final que culminará con una celebración popular el próximo año.

El Velódromo

Calle de Muntaner, 213, 08036 Barcelona

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