Boeing no tenía tiempo para controlar sus procesos

Los directivos de Boeing no son conscientes de que al reducir los controles están arriesgando la calidad, la marca y la empresa

El CEO de Boeing, Dave Calhoun, ha dimitido durante Semana Santa | EP El CEO de Boeing, Dave Calhoun, ha dimitido durante Semana Santa | EP

Boeing acaba de recibir el peor revés por parte de la auditora aérea norteamericana por no cumplir con los requisitos de calidad. En el esfuerzo por enderezar los números de la compañía durante un quinquenio maldito, sus directivos habían reducido los controles sobre sus procesos.

Nos cae Pisa: montaremos una comisión para enderezar la situación educativa. El número de accidentes en un punto determinado de la carretera supera la media, revisaremos inmediatamente el tramo, convocamos un comité con los mejores y luego decidiremos. Un cliente se queja de un fallo, culpamos al distribuidor o al fabricante o a alguien que pasaba por la calle. Se rompe un juguete, la culpa es del niño. Alguien protesta de forma contundente vía email o verbalmente: "ya le responderemos cuando hayamos analizado profundamente el caso o le paso con otro operador"... esta es la vida cotidiana de los consumidores. No se puede negar el supremo esfuerzo que realizan muchas compañías para resolver los problemas con los que se enfrentan diariamente los clientes, pero esta es la triste realidad.

Los directivos de Boeing no son conscientes que reduciendo los controles arriesgan la calidad, la marca y la empresa

¿Quién tiene la culpa? El otro. Siempre hay otro al que responsabilizar. Cuando un antiguo directivo de calidad de Boeing filtró información a los medios de comunicación sobre las deficiencias técnicas de su excompañía, los directivos actuales tacharon la información de estupidez maliciosa.

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Los dos accidentes de aeronaves Boeing 737, el primero muy grave en 2019, donde murieron 149 pasajeros entre Addis Abeba y Nairobi, y el segundo el día antes de Reyes de este año, cuando explotó una puerta de emergencia en Alaska, han motivado una inspección en toda regla. El resultado es que 33 de las 89 auditorías llevadas a cabo no han aprobado. Para entendernos, en un examen sobre 10 habría sacado un 2,9. Las deficiencias encontradas afectan a la fabricación, al control de la calidad, al manejo y almacenamiento de las piezas, a herramientas no calibradas, a medidas de seguridad y a documentación incompleta. La Auditoría de la Administración Federal de Aviación Norteamericana, FAA, le acaba de dar a Boeing 90 días para que revise profundamente sus procesos de producción y de calidad, y le presente un plan; mientras tanto, le limita la producción de aeronaves

Cuando un antiguo directivo de calidad de Boeing filtró información sobre las deficiencias técnicas de su excompanyia, los directivos actuales tildaron la información de estupidez maliciosa

La compañía aérea estadounidense ha vivido de todos colores en su lucha contra la europea Airbus. La competencia es a nivel mundial. La consultora Brand Finance, en un informe presentado hace un año, la daba como la líder del año, a pesar de la infravaloración de un 23% respecto a antes de la pandemia; de todas maneras, Airbus, decía también la consultora, sigue siendo la marca más fuerte en el sector aeroespacial. Después de cinco años de pérdidas tras aquel trágico accidente de 2019, parecía que todo se encaminaba. Los números de la suerte eran un 17% de ingresos superior al año anterior, en 2022, y sobre todo, la reducción de las pérdidas operativas del orden del 78%

 

¿Qué pasa cuando una empresa de fabricación aérea goza de una cartera de demanda extraordinaria que no se acaba y actúa en forma de casi monopolio? Desafortunadamente, los directivos de muchas compañías como esta no aprenden. Estos campeones descubren la sopa de ajo y comienzan a reducir los gastos. De donde sea necesario; para esta tarea recibirán sus bonos anuales y dependerá su carrera. No son conscientes de que reduciendo los controles arriesgan la calidad, la marca y la empresa. Se vuelve tan importante producir bien como auditar permanentemente y controlar lo que se fabrica; tanto, obligarse a las más exhaustivas revisiones como recibir los premios del mejor aparato del mercado.

 

El resultado es que 33 de las 89 auditorías llevadas a cabo no han aprobado. Para entenderlo mejor, en un examen sobre 10, Boeing habría obtenido un 2,9

 

Henry Ford, a principios del siglo XX, descubrió que no era necesario que un trabajador fabricara todo el coche. Desde entonces, en cualquier producto operan decenas y decenas de personas, de compañías deslocalizadas, de procesos y cadenas de suministro interminables. La calidad es fácilmente asumible por cualquier empresa, siempre y cuando se verifiquen todos los pasos. Si no, incluso siendo la mejor, un buen día puede estrellarse un avión tuyo y matar a 149 pasajeros o romperse una puerta de emergencia en medio del vuelo y causar el pánico mundial.

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