
Con este artículo iniciamos una nueva sección (Barómetro empresarial) dedicada a analizar el tejido empresarial. En esta primera entrega presentamos una visión general del conjunto del tejido empresarial español, mientras que en futuros artículos profundizaremos por sectores económicos y por comarcas catalanas.
Para realizar este análisis nos basamos en el informe de Ratios Sectoriales publicado en 2025, realizado con la colaboración de Pilar Lloret (UOC). Es una iniciativa conjunta de la ACCID, el Observatorio de la PYME de Catalunya (Pimec), la UPF Barcelona School of Management y el Registro de Expertos Contables de Catalunya. El estudio utiliza la base de datos SABI, que recoge las cuentas anuales que las empresas depositan en el Registro Mercantil. Esta base nos permite hacer una aproximación al comportamiento empresarial, aunque hay que tener en cuenta algunas limitaciones. Concretamente, los datos que utilizamos son del año 2023, que son los más recientes disponibles, ya que la mayoría de empresas aún no han depositado en el Registro Mercantil las cuentas correspondientes al ejercicio 2024. Asimismo, cabe destacar que las cuentas anuales no recogen información de carácter social y medioambiental, imprescindible para realizar un diagnóstico completo. A pesar de estas limitaciones, se trata de ofrecer una visión global para entender cómo evolucionan las empresas.
Aumenta la generación de riqueza
Los beneficios empresariales han ido creciendo de manera sostenida en los últimos años. Así, las empresas grandes y medianas obtienen de media 6,6 euros de beneficio neto por cada 100 euros facturados, mientras que las pequeñas obtienen 4,7 euros (ver figura 1). Esta diferencia se debe, principalmente, al hecho de que las pequeñas tienen proporcionalmente más consumos y gastos de explotación, así como un peso más elevado de los gastos de personal.
Otra diferencia significativa es la productividad por empleado. Las empresas grandes y medianas generan más beneficio neto por empleado: 55.140 euros por empleado, frente a los 9.400 euros en las pequeñas. Aunque las grandes y medianas pagan salarios medios más altos (54.620 euros anuales por empleado, respecto a los 38.480 euros de las pequeñas), su capacidad para generar valor añadido y rentabilidad es claramente superior (ver figura 3).
Si ponemos el foco en el 25% de empresas con más rendimiento de los activos (ROI), se constata que las más rentables trabajan con menos costes de explotación, menos gastos de personal y también menos cargas financieras.
Estos datos muestran cómo la eficiencia, el tamaño y la gestión tienen un papel clave en la generación de riqueza por parte de las empresas.
Las empresas están capitalizadas
Un dato positivo de la evolución empresarial de los últimos años es el fortalecimiento del balance. El patrimonio neto —que idealmente debería representar como mínimo el 40% del total del activo— se sitúa por encima de este umbral: un 45,4% en el caso de las empresas grandes y medianas, y hasta el 57,3% en las pequeñas. Esto indica una buena capitalización del tejido empresarial (ver figura 2). Paralelamente, se ha reducido el endeudamiento, mejorando así la solidez financiera. Si nos fijamos en el 25% de empresas con mayor rendimiento (ROI), vemos que presentan aún mejores niveles de capitalización, con patrimonios netos que alcanzan el 52,1% en las grandes y medianas y el 65,1% en las pequeñas. Estos datos ponen de manifiesto que, en general, las empresas trabajan con balances sólidos y menos dependencia de la financiación externa, un factor clave para afrontar mejor posibles escenarios de incertidumbre económica.
Las empresas grandes gestionan más eficientemente, pero pagan más tarde
Las empresas grandes y medianas consiguen una gestión más eficiente de los activos: generan 1,10 euros de ventas por cada euro invertido en activos (ratio de rotación), frente a los 0,88 euros de las pequeñas empresas (ver figura 3). Esta eficiencia a menudo va ligada a una mejor optimización de recursos y a economías de escala. Ahora bien, esta ventaja en la gestión se acompaña de un comportamiento menos ágil en los pagos. Las grandes y medianas empresas tardan de media 98 días en pagar a sus proveedores, mientras que las pequeñas lo hacen en 84 días. Esto puede perjudicar especialmente a las pymes.
En conjunto, el análisis muestra que las empresas generan beneficios y están capitalizadas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que hablamos de datos medios que pueden ocultar que hay empresas que van muy bien y otras que van peor. Por otro lado, las diferencias entre tipos de empresa son evidentes. Las grandes y medianas tienen una gestión más eficiente, más productividad por empleado y una mayor capacidad para generar beneficios, a pesar de soportar salarios más elevados. En cambio, las pequeñas, a pesar de estructuras más ligeras, operan con márgenes más estrechos y tienen más dificultades para alcanzar niveles de rentabilidad similares.
Además, las empresas más rentables, sean grandes o pequeñas, comparten rasgos clave: eficiencia operativa, baja dependencia de la deuda y gran capacidad de generar valor. En próximos artículos, profundizaremos en estas cuestiones por sectores y territorios, con el objetivo de identificar buenas prácticas y palancas de competitividad.