La gestión de la sanidad después de la pandemia del Covid-19

Los problemas de financiación o el papel del sector privado son algunas de las incógnitas crónicas que aparecen en el horizonte del sistema

Imagen de un Centro de Atención Primaria en Castelldefels | ACN - Laura Fíguls Imagen de un Centro de Atención Primaria en Castelldefels | ACN - Laura Fíguls

El sábado 14 de marzo del año 2020, después de un Consejo de Ministros extraordinario, Pedro Sánchez aparecía en la sala de prensa del Palacio de la Moncloa para anunciar la declaración del estado de alarma en todo el Estado. El presidente español adoptaba esta medida para intentar hacer frente a la emergencia sanitaria derivada del Covid-19. A partir de aquel discurso, el resto del relato ya es conocido. Largas semanas de confinamiento en los hogares, goteo de muertos y una lucha constante en los hospitales sin ningún tipo de protección fiable. Para entender y contextualizar la magnitud económica de aquel momento, según datos publicados por el Institut d’Estadística de Catalunya, el PIB catalán cayó un 11,4%. Hasta el estallido de la pandemia, los expertos solo habían detectado situaciones similares en momentos cómo la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil Española.

La pandemia provocó una caída de un 11,4% del PIB catalán

Las muestras de apoyo al mundo sanitario por parte de la población, visibilizadas mediante los aplausos de la población desde los balcones, fueron un punto de inflexión para poner en el centro del debate las debilidades crónicas del sistema. Analizar este último escenario es uno de los objetivos de La sanitat a la cruïlla post-Covid (Profit Editorial), un libro impulsado por el Cercle de Salut y que quiere ofrecer respuestas vinculadas a la financiación, la organización o el papel que tiene que desarrollar el sector privado. En clave empresarial, a partir de un estudio de la consultora Analistas Financieros Internacionales en el año 2021, el libro destaca como en España por cada millón de euros invertidos en el sector de la salud se generan unos 13 puestos de trabajo a tiempo completo. A modo de ejemplo, en Catalunya, solo el ámbito de la salud mental, la autonomía personal y el apoyo a las personas con dependencia genera una ocupación de 62.000 trabajadores y trabajadoras.

El carácter universal del sistema de salud

"No podemos olvidar que aquí tenemos una cobertura universal", así se expresa Vicente Ortún, uno de los autores del libro, a la hora de fijar una posición sobre la calidad del sistema sanitario español. Frente a los cantos de sirena de los fondos de inversión y otras empresas privadas para ganar terreno en el mundo público, el catedrático de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra no esquiva la colaboración público-privada, eso sí, "siempre que todo el mundo tenga las mismas herramientas". Volviendo por unos momentos a la arquitectura del sistema sanitario, el libro dedica bastantes páginas a tratar la reconfiguración institucional y la gobernanza del sistema.

Más de un 40% de los barceloneses y las barcelonesas pagan un seguro médico privado

Lejos de crear dogma, la receta de los académicos para superar las deficiencias, escenificadas durante la pandemia, se resume en seis puntos: gobernanza, financiación, planificación y gestión de la utilización, cartera de servicios, orientación hacia la atención primaria y evaluación. La "nefasta interferencia administrativa extrasanitaria" se tiene que minimizar a partir de una atención en red que priorice los pacientes y deje en un segundo plano los intereses de proveedores. Las listas de espera para una prueba o una operación son uno de los grandes dolores de cabeza de las personas. Una sugerencia para poner orden, según el criterio de Ortún, "es acelerar los casos que causan un agravamiento del pronóstico".

Los intereses del sector privado

Según datos de la Agència de Salut Pública de Barcelona, más de un 40% de los barceloneses y las barcelonesas pagan un seguro médico privado. Ahora bien, este organismo también alerta que, por razones económicas, una parte importante de la población no puede atender los gastos relacionados con el dentista o la salud mental. "Nos tendremos que plantear quién acabará votando por un sistema público", se pregunta Vicente Ortún. Junto con Ricard Meneu, especialista en Salud Pública y Rosa Urbanos, catedrática de Economía Aplicada por la Universidad Complutense, el investigador intenta relativizar el componente polémico de palabras cómo el copago, un "ingreso controlable públicamente".

Sin rehuir ningún debate, Ortún no ve con malos ojos que se valore espacios de externalización "en servicios no clínicos". En un sentido más anecdótico y para aterrizar la teoría a la vida real, el catedrático de la UPF cree que "un hospital no tiene que tener una fábrica de sábanas para hacer las sábanas que necesita". Aparcando los criterios de partidarios y detractores de las privatizaciones o externalizaciones, el libro dibuja un adelanto imparable del fenómeno, en gran parte por la fuerza de empresa, la globalización. Como conclusión, los autores instan las administraciones públicas a facilitar información del sistema sanitario que "no solo sea comprensible para toda la ciudadanía, sino que sirva también a la comunidad sanitaria para su aprendizaje y mejora de la calidad". También se requiere protocolos claros y transparentes sobre posibles conflictos de intereses.

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