Crimea, una economía emergente dentro de una república desconocida

Toni Rodríguez visita un territorio estratégico para la Federación Rusa con un grupo de empresarios catalanes

Grupo de empresarios catalanes que han viajado a Crimea Grupo de empresarios catalanes que han viajado a Crimea

Cuando el empresario y enólogo catalán Pere Visa tuvo en las manos la botella de Massandra Sherry que tanto había soñado, sus compañeros de viaje le percibieron cierta emoción en la mirada. Con fecha de 1775, aquel vino estaba destinado al consumo veraniego del zar de Rusia y su real familia durante las estancias anuales que solían hacer en la residencia de Sympheropol, capital de la actual República de Crimea. Como explicaba el mismo Visa, uno de aquellos vinos fue subastado en 2001 en la galería Sotheby's de Londres por 43.500 dólares. Actualmente es uno del top ten mundial de vinos, según las clasificaciones más acreditadas.

"Enología, gastronomía, agroindústria y turismo de calidad son cuatro de las principales fortalezas de la economía de la República de Crimea"

Enología, gastronomía, agroindústria y turismo de calidad son cuatro de las principales fortalezas de una economía en la que casi todo está por hacer, y en la que Moscú tiene previsto invertir 310.000.000.000 de rublos (4.868.426.000 de dólares), durante los próximos tres años, dentro de su programa de Desarrollo socioeconómico de la república de Crimea y Sebastopol. Un territorio estratégico para la Federación Rusa, que después de décadas de aislamiento, Moscú quiere reconnectar con el resto del mundo, con quien de momento, no dispone de vuelos directos.

Exterior d'un dels negocis amb renom de Crimea

¿Nación o república?

Crimea, a diferencia de Catalunya, no es una nación. Pero, en cambio, es una república. Actualmente, federada a Rusia. Hasta hace cinco años, una república autónoma de Ucrania. Integrada por los descendientes de diferentes etnias (un 58,32% de rusos, un 24,32% de ucranianos, un 12,1% de tártaros de Crimea, y un pequeño mosaico de bielorrusos, armenios, tártaros y judíos en porcentajes menores), el territorio celebró en marzo de 2014 un referéndum de separación de Ucrania y de adhesión a la Federación Rusa, que a pesar de no ser reconocido por la comunidad internacional y de ir seguido de una entrada masiva de tropas, no provocó ningún gran ajetreo en el territorio. Desde entonces, Crimea se quedó en la órbita rusa, a la que históricamente había estado vinculada, y Ucrania, en la órbita europea y, más allá del continente, norteamericana.

"Crimea, a diferencia de Catalunya, no es una nación. Pero, en cambio, es una república federada a Rusia"

Desde entonces, explica la consultora Zhanna Dutzeva, el PIB regional ha aumentado un 55% en la República federal de Crimea y un 66% en la ciudad federal de Sebastopol, donde la Armada rusa tiene su mayor base naval. Toda la península, hay que decirlo, es una free zone, una gran zona de libre comercio, donde Visa y el pequeño grupo de empresarios catalanes que lo acompañan conocen de primera mano sus posibilidades de crecimiento económico.

Dice Zhanna que en 2018, con una población total de 2.355.030 (1.911,818 en Crimea y 443.212 en Sebastopol), el volumen de inversiones per cápita superó en un 29% la media de toda la Federación Rusa, con una inversión global de 296.000 millones de rublos (unos 4.650.561 millones de dólares). El paro, por otro lado, ha bajado entre 2015 y 2019 del 6.7% al 5.9% en Crimea y del 4,7% al 3,8% en Sebastopol.

Y todo esto, a pesar de las sanciones económicas que sufre el país por la separación y subsiguiente anexión al gigante ruso.

Los sectores emergentes

Infraestructuras viarias, construcción, saneamiento y conducción de aguas, red eléctrica, tecnología digital y turismo son los sectores emergentes de un país que, en palabras de Ricard Sempere, físico y enólogo que también participa en la expedición, "tiene un gran potencial, gracias a la alta calidad y precios muy razonables de su cocina y sus bodegas". Una bodega basada sobre todo en variedades autóctonas y una cocina inspirada en el pescado de más baja salinidad del Mar Negro, que, dice Sempere, "puede gustar mucho al turista de capacidad económica media procedente de la cuenca mediterránea europea".

Diverses ampolles del vi rus Massandra

Varias botellas del vino ruso Massandra

"Habría que preservar la autenticidad de esta oferta", remarca Montse Cañellas, productora de cine comercial y publicitario, "y no querer seguir recetas demasiado sofisticadas al estilo de los grandes chefs de otros países que ya conocemos". Justamente, la calidad de los productos locales fue el motivo que llevó a Crimea al cocinero Andrey Savenkov que sin duda habría logrado más de una estrella Michelin, en el caso de que la península que lo enamora formara parte de la guía internacional. Savenkof, iniciado en Tallin, capital de Estonia, gobierna los fogones de Doctor Whisky, en Yalta, y es un consultor en materia de restauración bastante reconocido a su área de influencia.

"Los expertos catalanes consideran que las bodegas de Dol y Svet son la punta de lanza de un sector agroalimentario con gran potencial de crecimiento"

Otros grandes hoteles, como el Miriya Resort & Spa, diseñado por Norman Foster en Opolzneve, o restaurantes como Memo wine & tapas, de Sebastopol o el Restaurante Hotel Vinge, de Novyi Svet, podrían dar medida de este esfuerzo local por la excelencia y la promoción del producto de proximidad.

Ostras, queso, combinados con una cultura vinícola que tiene raíces en la dominación romana de la península Táurica (actual Crimea) entre el siglo I antes de Cristo y el IV de nuestra era, son la riqueza más grande de esta tierra... Junto con un clima y una posición geo-estratégica privilegiada que permite controlar toda la cuenca mediterránea oriental.

El innovador Thomas Dol a la orilla del mar Negro; ZolotaiaBalka, fundado en 1889 en Sebastopol; y Novyi Svet, primero autorizado a utilizar la etiqueta del imperio ruso en la etiqueta y fundado en 1878 por el príncipe Lev Golitsyn al este de Crimea, junto con el mítico Massandra, son las bodegas emergentes de la región, que los expertos catalanes que las visitan consideran punta de lanza de un sector agroalimentario con gran potencial de crecimiento.

Un crecimiento que, según el fotógrafo y publicista internacional instalado en Barcelona Rodney Lutti, todavía conserva valores económicos, culturales y paisajístico bastante potentes para atraer a la producción de films comerciales y publicitarios, como ha pasado en otros países emergentes de su entorno, como por ejemplo Rumania, Croacia, Eslovenia, Hungría, Bulgaria, o la propia Ucrania.

Cañellas: "Pero, por el amor de Dios, que eviten el turismo de masas"

"Pero, por el amor de Dios, que eviten el turismo de masas", remacha Montse Cañellas, que todavía recuerda el idílico paisaje de la Costa Brava catalana de los años setenta. Un idilio que ahora está en manos de los rusos. Spasiva para conservarlo.

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