
El 2024 cerró con un crecimiento del 3,6%, una ocupación histórica y más turismo que nunca. Sin embargo, la productividad continúa por debajo de la UE y la industria requiere más inversión y menos trabas burocráticas para poder crecer. Esta es la principal conclusión de la Memoria Económica de Catalunya 2024, elaborada por las cámaras de comercio y presentada el pasado día 26 de junio en la Llotja, que este año celebra 60 años haciendo el balance anual de la economía catalana.
El crecimiento del PIB de Catalunya en 2024 (3,6% según el Idescat) no solo ha superado la media española (3,2%) sino que ha dejado atrás la zona euro (0,9%) y se ha consolidado como una de las economías más dinámicas del continente.
El contexto internacional no era fácil: inflación, tipos de interés aún altos, la guerra de Ucrania enquistada y la escalada de la guerra en Gaza. Pero la economía catalana ha resistido. Y no solo eso, sino que ha aprovechado la desaceleración europea para consolidar una recuperación que comenzó en 2021 y que ya sitúa el PIB catalán en el primer trimestre de 2025 un 9,7% por encima del nivel previo a la pandemia. Es un dato que supera a España (8% por encima) y también a la zona euro (5,8%).
La ocupación crece de la mano de la inmigración
Este crecimiento económico ha venido de la mano del boom inmigratorio y de la creación de ocupación. En solo tres años, Catalunya ha ganado 358.000 habitantes, llegando a superar los 8,1 millones el 1 de enero de 2025, dos millones más de los que tenía a principios de siglo. Todo este incremento demográfico se debe a la población nacida en el extranjero, ya que la población nacional disminuye desde 2016.
La evolución de la ocupación, principalmente extranjera, ha sido uno de los motores del buen momento económico
La evolución de la ocupación, principalmente extranjera, ha sido uno de los motores del buen momento económico. En 2024 se crearon 92.600 puestos de trabajo, y se alcanzó un máximo histórico de 3,8 millones de ocupados en Catalunya. De estos nuevos ocupados, el 85% son personas nacidas en el extranjero. De hecho, actualmente, casi 3 de cada 10 trabajadores en Catalunya son nacidos en el extranjero, un porcentaje superior al 22% de España o al 17% de la zona euro. Este factor ha sido decisivo para la economía, pero también supone retos de integración, de formación y de oferta de vivienda.
El análisis sectorial de la ocupación creada en 2024 también revela una dualidad. De los 92,6 mil nuevos ocupados, el 51% se han creado en el sector del comercio, el transporte y la hostelería, el 34% en el sector TIC y el 21% en el sector público. Por lo tanto, estaría creciendo tanto la ocupación en sectores de alta cualificación como las TIC y el sector público, como en sectores de menor cualificación vinculados a la hostelería, el comercio y el transporte.
Sin un incremento claro de la productividad, los salarios difícilmente podrán crecer de manera sostenida
Otro elemento que ha permitido sostener el consumo privado, junto con la creación de ocupación, es el aumento de los salarios reales que se ha producido en los años 2023 y 2024. Sin embargo, este crecimiento de los salarios reales solo ha permitido volver al nivel que tenían en 2019. Dicho de otro modo, los salarios reales prácticamente no han aumentado en los últimos cinco años. La alegría, pues, es contenida. Sin un incremento claro de la productividad, los salarios difícilmente podrán crecer de manera sostenida. Y aquí es donde Catalunya muestra las costuras.

Sin un incremento claro de la productividad, los salarios difícilmente podrán crecer de manera sostenida | iStock
La productividad laboral en Catalunya es un 9% inferior a la media de la zona euro. Aunque desde 2022 ha mejorado ligeramente, aún queda mucho camino por converger con nuestro entorno. Catalunya ha visto crecer su productividad por hora trabajada un 2,4% acumulado en los años 2022 y 2023, mientras que en Francia, Italia o Alemania ha retrocedido. Buenas noticias, pero insuficientes.
La industria aguanta, pero necesita ganar dimensión
En un contexto europeo marcado por la crisis industrial, la industria catalana ha resistido mucho mejor. Su valor añadido bruto ha aumentado un 9,1% acumulado en los dos últimos años (2023-2024), mientras que el de la UE ha caído un 1,7% en el mismo período. También las exportaciones de bienes se mantienen fuertes, con una tasa de cobertura que llega al 90% y un saldo positivo con Europa por tercer año consecutivo.
Esta resistencia se explica por una mayor especialización en sectores de más valor añadido que apuestan por la innovación, y una cierta reindustrialización en marcha. De hecho, el gasto en I+D empresarial ha crecido un extraordinario 60% acumulado en los últimos tres años.
Solo un 11,5% de las empresas catalanas tienen 10 trabajadores o más trabajadores, por debajo de Francia, Alemania o incluso Italia
El reto es mantener este ritmo en el crecimiento del gasto en I+D cuando desaparezcan los fondos europeos en 2026. Y aquí es clave el compromiso de las empresas y el impulso de la administración para crear un entorno favorable que permita aumentar la dimensión empresarial. Las cifras en este sentido son claras: solo un 11,5% de las empresas catalanas tienen 10 trabajadores o más trabajadores, por debajo de Francia, Alemania o incluso Italia. Sin más dimensión, es difícil ganar en eficiencia, innovación e internacionalización.
Turismo cada vez más extranjero y de más calidad
El turismo ha sido otra palanca clave. Catalunya ha recibido más turistas extranjeros que nunca, hasta el punto de que ya representan el 65% de los turistas alojados en hoteles, el porcentaje más elevado de la serie histórica. Sin embargo, este turismo extranjero está impulsando una oferta hotelera de más calidad: cada vez más viajeros optan por hoteles de 4 y 5 estrellas (56% del total). El turismo doméstico alojado en hoteles, en cambio, retrocede en 2024.
Objetivo: crecer más y mejor
Catalunya ha demostrado resiliencia, capacidad de reacción y dinamismo. Pero no basta con crecer. Hay que crecer mejor. Y esto significa empresas más grandes y competitivas, más inversión productiva y en I+D, ajustar mejor formación y necesidades del mercado laboral y apostar por sectores de alto valor añadido.
Si no se resuelven estos retos, la economía catalana podría quedar atrapada en la trampa de crecimiento extensivo, dependiente de la ocupación y el consumo, pero sin músculo para dar el salto de productividad necesario para que todo este crecimiento del PIB se traduzca en mayor bienestar de la población.