La economía del país más feliz del mundo

Finlandia lidera por sexto año consecutivo el ranking de la felicidad, en medio del impacto de Nokia, el adiós a Rusia y la clave de todo: "el sisu"

La capital de Finlandia, Helsinki | iStock La capital de Finlandia, Helsinki | iStock

¿Se puede medir la felicidad de un país? Parece que sí y, además, existe un claro ganador desde hace más de seis años. Finlandia es oficialmente el país más feliz del mundo, según el World Happiness Report 2023, seguido de Dinamarca e Islandia. Una nación con más de 5,5 millones de habitantes que no puede entenderse sin su apuesta por la internacionalización, la innovación, la educación y la multinacional que lo ha revolucionado todo: Nokia. A continuación, una incursión para descubrir cómo es la economía del país más feliz del mundo, con la contribución de catalanes que han vivido allí, finlandeses sobre el terreno, expertos en la materia y una mirada sincera desde Catalunya.

¿Cuál es el secreto de la felicidad finlandesa? A grandes rasgos poco tenemos que envidiar de un país con una población similar a la nuestra, con dos idiomas oficiales y una climatología que en invierno se convierte en el país donde siempre es de noche. Pero sí destaca el "pragmatismo y la naturaleza" como elementos diferenciales, según Markku Lehtonen, finlandés investigador del Departamento de Humanidades de la UPF, que lleva más de cuatro años viviendo en Catalunya.

El vínculo roto con Rusia y el auge de Nokia

Históricamente, Finlandia formó parte de Suecia durante más de 500 años y fruto de ello, más de un 10% de los finlandeses es capaz de hablar sueco. Sin embargo, en 1809 Rusia conquistó Finlandia a los suecos e integró a su imperio hasta 1917, cuando logró independizarse, a pesar de continuar dentro de la influencia de la URSS, que finalizó con el colapso de 1991. Allí, según Lehtonen "Finlandia sufrió una recesión económica comparable con la España de 2008, ya que un 25% de las exportaciones iban hacia Rusia". "Para ellos fue una gran catástrofe porque su PIB descendió un 25% y recortaron el presupuesto público más de un 20%", apunta Joaquim Boixareu, consejero delegado de Irestal Group y miembro de Femcat.

Lehtonen (UPF): "Con la disolución de la URSS el 1991, Finlandia sufrió una recesión económica comparable con la España del 2008"

Ahora bien, de toda crisis, siempre aparece una respuesta. Y a principios de los 90 el gobierno finlandés definió tres áreas para focalizarse, como es la internacionalización, la innovación y la educación. Y, sorprendentemente, "invirtieron un 25% más en cada ámbito", detalla Boixareu. Uno de los grandes logros fue la colaboración público-privada de la mano de dos hombres clave: el primer ministro finlandés de la época, Esko Aho y el presidente de Nokia de entonces, Jorma Ollila, que disponía de un conglomerado que hacía cables de acero, electrónica de consumo de estándar soviético y se reconvirtió en un tractor importante por su economía, desde el punto de vista industrial y de valor bursátil. Era el líder mundial de la telefonía móvil. Y unas cifras nada despreciables a principios de 2000, más del 60% de la investigación en innovación del sector privado de Finlandia provenía del gigante tecnológico y representaba el 3,5% del PIB.

La seu de Nokia a Finlàndia | iStock
La sede de Nokia en Finlandia | iStock

A partir de ahí, todo el entorno de investigación e innovación que desarrolló Nokia se ha quedado en el país con el transcurso de los años. O, incluso, se ha ampliado con la fusión de tres universidades, enfocadas en la economía, el negocio, el diseño y la tecnología, que dio lugar a la Universidad Aalto, con una financiación de 500 millones de euros privados para emular al Massachusetts Institute of Technology (MIT).

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Las claves de la felicidad (y alguna sorpresa)

Extrabajadores de Nokia, que prefieren no revelar la identidad, explican que el bienestar finlandés tiene que ver con la socialdemocracia nórdica y "la poca diferencia entre los niveles de ingresos de la población", junto a una forma de pensar bastante similar, lo que ha propiciado que las diferencias entre las agendas de los partidos tradicionales sean pequeñas, salvo los nuevos partidos de extrema derecha.

El bienestar finlandés: poca desigualdad entre la población, bajo nivel de corrupción y confianza con las instituciones

Otro elemento interesante tiene que ver con el bajo nivel de corrupción del país y la confianza que la población tiene con las instituciones. De hecho, el antiguo primer ministro Matti Vanhanen sufrió un gran escándalo de corrupción cuando la prensa publicó que una empresa de construcción le dio madera por valor de 1.000 euros. También es interesante la carencia de clases de élite y la transparencia salarial de los cargos públicos. O, como curiosidad, el importe de las multas pueden variar según el poder adquisitivo de cada uno.

Gran parte del bienestar consiste en los altos impuestos que pagan y que financian los servicios públicos, la educación, la sanidad, las infraestructuras y las redes de seguridad social. Algo que determina la alta calidad de vida y que los ciudadanos lo ven "devuelto a la sociedad". Tampoco puede obviarse el énfasis en la conciliación de la vida laboral y familiar, con jornadas flexibles (muchos de ellos finalizan la jornada laboral a las 16 h), amplias vacaciones y políticas de permiso parental sólidas.

Los finlandeses ponen énfasis en la conciliación de la vida laboral y familiar, con jornadas flexibles y políticas de permiso parental sólidas

Y, por último, la calidad ambiental: los países nórdicos son conocidos por su compromiso con la sostenibilidad ambiental y sus entornos limpios y verdes. El acceso a la naturaleza, el aire y el agua limpia pueden contribuir a la felicidad y el bienestar.

Un infant a la Plaça del Senat de Helsinki | iStock
Un niño en la Plaza del Senado de Helsinki | iStock

Unos datos a tener en cuenta. No hace falta ser el país con el PIB más alto del mundo para ser feliz y, en el caso finlandés, sólo ocupa la posición 47, mientras que España la 16. En cuanto a la deuda pública es del 72% del PIB y en  nuestro país es de más del 113%, según Xavier Ferrer, presidente de la Comisión de Economía Internacional y Unión Europea del Colegio de Economistas de Catalunya. Y un cambio de tendencia en los rankings, según Ferrer: "cada vez valoramos más la vida de las personas y no sólo un índice económico".

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Sisu, el elemento definitivo

Miquel Teixidor, miembro de Femcat que vivió y trabajó en la sede de Nokia de Finlandia, explica que a muchos finlandeses les ha sorprendido estar al frente del ranking. "Los catalanes interpretamos que todos viven muy bien, disponen de un buen salario y buen nivel de vida, pero en realidad son mucho más austeros de lo que pensamos y no valoran los aspectos materiales". "Fruto de mi experiencia, puedo decir que son muy honestos, transparentes e igualitarios. También tienen una fuerte identidad nacional y un sentimiento de pertenencia que les hace vivir tranquilos, sin apenas conflictos externos, exceptuando a Rusia", confiesa. De hecho, según las últimas noticias, Finlandia formará parte de la OTAN, en el último suspiro del mandato de la primera ministra Sanna Marin.

No hace falta ser el país con el PIB más alto del mundo para ser feliz y, en el caso finlandés, ocupa la posición 47, mientras que España tiene la 16

Finalmente, en Finlandia, existe un término especial llamado "sisu" y describe la actitud y el comportamiento de la gente finlandesa: de no rendirse, mostrar determinación, ser valiente y hacer un esfuerzo adicional. Esto puede llevar a apreciar lo que tienen en cada momento, sobre todo con el frío y la oscuridad del invierno, que puede contribuir a una gran resistencia en Finlandia. Y la actitud finlandesa en torno al concepto "sisu", que es una de las razones para formar parte del país más feliz del mundo.

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