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Elecciones argentinas: ¿consenso para el futuro o epílogo final para Milei?

En plena crisis, el gobierno argentino afronta este domingo una jornada electoral decisiva para su futuro

Javier Milei durante un discurso el pasado mes de junio en Madrid | Europa Press
Javier Milei durante un discurso el pasado mes de junio en Madrid | Europa Press
Joan Queralt
Periodista y escritor
Buenos Aires
06 de Septiembre de 2025 - 05:30

En el dilatado preámbulo electoral de julio y agosto, donde todo conflicto o error político o económico se paga caro, las cuentas no les cuadran al presidente y economista Javier Milei y a su ministro de Economía, Totó Caputo. Para Milei, confiado ganador del Nobel que atesoran economistas como Michael Kremer, Paul Krugman y Joseph E. Stiglitz, las últimas semanas han sido un martirio para su suficiencia. Pocas veces, incluso en la repetitiva montaña rusa de la historia política argentina, se ha visto una galerna tan perfecta como la que amenaza el rumbo de la nave capitana de Milei. Difícil reunir tantas amenazas y tantos enemigos: perdido el miedo inicial, los gobernadores de las provincias se rebelan en grupo para mostrar su rechazo a la política del Ejecutivo, el fentanilo contaminado se cobra la vida de un centenar de personas bajo las narices de un gobierno que promueve la desregulación y la ausencia de Estado, las últimas catástrofes parlamentarias representan un golpe durísimo para LLA y para su orgullo personal, las protestas callejeras no cesan... Y en medio del vendaval, aparece la excanciller Diana Mondino, en otro tiempo figura cercana al presidente, con declaraciones explosivas contra él, y al que tilda de "corrupto" o de "poco inteligente" por el caso $LIBRA. Un caso, por cierto, cuya investigación sigue avanzando en Argentina y en Washington.

 

Ojalá los problemas del presidente y su gobierno terminasen ahí. Pero hay más, una lista interminable acumulada en los últimos 20 meses: la deuda crece exponencialmente, en menor medida que la sequía de dólares en las reservas del Banco Central, el crédito se agota y los vigilantes de los vencimientos de pago hacen cola a las puertas de la Casa Rosada para obtener garantías a futuro. Señales, en suma, que su plan económico y, en consecuencia, su capital político y sus teorías económicas empiezan a desinflarse a ojos del mundo, y en particular de los del Fondo Monetario Internacional (FMI), el banco JP Morgan, The Economist, Financial Times, los fondos de inversión. Su público más fiel, y el más atento.

Hasta un capítulo menor, la política represiva que busca proteger el equilibrio fiscal y el pago de la deuda, comienza a tener eco internacional, piensa el presidente. Naciones Unidas le advierte por las violaciones a los derechos humanos en la protesta social en un informe que describe un grave y sistemático deterioro de las libertades fundamentales y del ejercicio de los derechos civiles y políticos. Una situación que amenaza el orden democrático del país, escribe la ONU. 

 

Y la estocada, la traca final de las supuestas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad que dirigía su abogado e íntimo amigo Diego Sapagnuolo y que pondrá a los pies de los caballos al círculo íntimo presidencial y a José Luis Espert, su inquietante candidato para las próximas elecciones.  Un espectáculo pirotécnico de corrupción con porcentajes del 8% de comisión -el 3% para Karina- sobre la venta de los medicamentos. Los mismos que se han negado durante meses a los apaleados jubilados de los miércoles, a los discapacitados y enfermos con enfermedades terminales. Más de cien muertos debidos a la interrupción de los tratamientos por la imposibilidad de acceder a los remedios.

Un gobierno a la desbandada

El tsunami corruptor cambia la agenda preelectoral de todos los protagonistas y convierte el lunes día 8 de setiembre, el día después de las elecciones, en una incógnita imposible de prever. El clima ha cambiado. El vendaval político desatado por el caso Spagnuolo llega mucho más allá del Obelisco, santo y seña de Buenos Aires, y alcanza Nueva York, donde las acciones de las empresas argentinas se desploman. También el capital, el de los dueños del país y el de sus inversores, se inquieta. Quieren garantías, seguridad. Porque ven a Milei superado, refugiado en su residencia oficial, preso de su peculiar sentido de la realidad y ajeno a las urgencias del momento; peor aún, a las del futuro. Un Milei acorralado, incapaz de afrontar la situación no solo política sino económica, sin más ideas que la de mantener el dólar dentro de la banda hasta las elecciones de octubre, una utopía ya en este momento.

A falta de decisiones, de liderazgo, el país se entrega a la fiesta cotidiana de los rumores. Con Milei desaparecido, negándose en redondo a entregar la cabeza de su hermana -la gran gestora del sistema corruptor- para salvar la presidencia, como le piden Macri y algunos de sus socios y titiriteros, los dueños del país. Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, ejerce, se dice, de presidente. Mientras, Sturzenneger, el encargado de dinamitar el Estado, aguarda para suceder a un Caputo ministro de Economía ya amortizado. Y el rumor de reuniones del poder económico para encarar la sustitución de Milei por una nueva figura que mantenga su plan de ajuste social, la gran aportación del libertario, recorre Buenos Aires. Y Villarruel, la vicepresidenta, con la que Milei no cruza palabra desde hace meses, guarda un silencio escandaloso teñido de esperanza. Parecido, por otras razones, al que mantiene el ejército de trolls y a la afonía que desde hace diez días sufre el portavoz del gobierno, Manuel Adorni, que recién salió a defender al presidente y a su hermana diez días después con una mísera conferencia de prensa sin preguntas.

Convertido en bombero de un gobierno víctima de un ataque de nervios paralizador, Francos ha salido fortalecido del seísmo de julio y especialmente de agosto, superando a la mayoría de los ministros embarrados por los escándalos

En Casa Rosada cambia el mapa de poder, vencen los denominados "dialoguistas" contra los "talibanes". Lule Menem, el otro gran culpable, el personaje del círculo de confianza de los hermanos que tiene más números para convertirse en el fusible que salve a Karina, sobrevive en el estrépito del caos. Hace meses que Francos venía con las acciones a la baja y de hecho se especulaba con que, en 2026, tras la victoria de LLA en las elecciones de octubre, ya no sería necesario un dialoguista por tener el Congreso ya sometido. Se rumoreaba que su reemplazo podría ser Adorni o un Menem, es decir, un soldado fiel a Karina. Pero ahora el panorama es otro. Convertido en bombero de un gobierno víctima de un ataque de nervios paralizador, Francos ha salido fortalecido del seísmo de julio y especialmente de agosto, superando a la mayoría de los ministros embarrados por los sucesivos escándalos, como Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Luis Petri (ministro de Defensa), Mario Lugones (ministro de Salud), Mariano Cúneo Libarona (ministro de Justicia), y Sandra Pettovello (ministra de Capital Humano y sostén anímico del presidente). Y entre quienes ven subir su valor en bolsa, también José Luis Daza, viceministro de economía y posible reemplazo de su actual jefe, el ministro Caputo. Un aspirante que, en su búsqueda de méritos para el cargo, acaba de decir en la Bolsa de Comercio de Córdoba que “el principal riesgo que se percibe internacionalmente sobre la Argentina es la potencial posibilidad de que volviera a gobernar el kirchnerismo”.

Acorralado por la rápida e insólita acción judicial, la caída de la imagen de Milei en los sondeos de opinión, el sombrío silencio del poder económico y el renacimiento milagroso de la oposición, el mileinismo se defiende como puede en medio de una lucha intestina feroz en la que todos sospechan y disparan contra todos, y todos temen la aparición de más arrepentidos dispuestos a confesar sus pecados veniales y los mortales de los otros. Se busca al titiritero traidor de la operación y mientras unos mencionan a Guillermo Francos como principal sospechoso, otros señalan a Mauricio Macri, y otros a Santiago Caputo, enemigo declarado de los Menem, aliados a su vez con Karina. Enfrentamientos habituales, por otra parte, en el conflictivo espacio de la administración en la que el número de funcionarios que han sido despedidos o desplazados, o han renunciado “por motivos personales”, se acerca a 200 en los veinte meses de gobierno, es decir, diez funcionarios que pierden su cargo o renuncian a él cada mes.

El gobierno de los memes

El gobierno se vuelve un meme, como señalará el serio y filosófico Jorge Fontevecchia en su columna de Perfil. Y los numerosos memes sobre la hermanísima se multiplican por millones en todo el país, como expresión del malestar de los argentinos sin más armas que su humor y su ingenio frente al más cruel sistema de corrupción a escala nacional que haya visto el país en tiempos democráticos. Un aparato con epicentro en Karina Milei, sede en la Casa Rosada y extensiones en el Chaco, Misiones, Santa Cruz, Santiago del Estero, en cuyas terminales los fondos recaudados de forma irregular iban a parar a cuentas personales.

Mientras, el goteo diario de los audios dibuja un escenario escabroso, similar al peor Palermo de los administradores corleoneses.

El president d'Argentina, Javier Milei, amb una motoserra | EP
El presidente de Argentina, Javier Milei, con una motosierra | EP

Quedan grabadas en cada elector las imágenes de Lomas de Zamora. La imagen de banda delictiva, mafiosa, que ofrecen Milei, su comitiva y sus guardaespaldas armados subidos a la pick-up modelo narco, con Sebastián Pareja, su responsable de campaña, llamando “negros de mierda” y haciendo gestos de cortarle el cuello a los habitantes del barrio que los increpaban. Y con Espert, el primer candidato de la lista de La Libertad Avanza en las elecciones de domingo, huyendo en moto. Empujones, pedradas, insultos, amenazas, y un gobierno en fuga, escapando de la ira popular. Un duro golpe a la credibilidad del gobierno y de sus más altas autoridades. Escenas grotescas que pesan como una losa en estos últimos días de campaña y que marcan un punto de inflexión en la carrera política de los líderes libertarios, en particular en el caso del candidato Espert, el hazmerreír de todo el país. Difícil que los electores, incluidos los millones de votantes de Milei, víctimas también de su salvaje ajuste, puedan borrar las imágenes de esta quincena negra a la hora de depositar su voto.

Porque en esta campaña, todos lo saben, la crisis económica será determinante para sellar la suerte o el infortunio del primer examen plebiscitario del Experimento Milei. Los residentes de la provincia de Buenos Aires primero y luego, en octubre, todos los habitantes del país, acudirán a votar la nueva composición de diputados y senadores bajo el peso de sus principales preocupaciones: la inseguridad, los bajos salarios, la inflación, el precio de la comida y el miedo a perder el trabajo, según indican las encuestas. Las últimas, con una modificación importante: incorporan ya el escándalo de las comisiones del 8%, -el 3% para Karina Milei-, y sitúan ya en primer lugar un problema clásico de la política nacional: la corrupción.

El malestar ciudadano, protagonista electoral

El malestar ciudadano jugará sin duda un papel protagónico en este comicio. Un malestar que, latente y tímido en el primer año de gestión libertaria, se ha ido propagando en estos últimos meses por todo el territorio nacional debido a la creciente reducción de los ingresos de las familias y de su poder adquisitivo, agredidas por otro lado por los incesantes incrementos en servicios esenciales como el gas, la luz, el agua, el transporte, los alquileres y las prestaciones de salud. En el país que Milei prometió situar en pocos años a la cabeza de las potencias mundiales, millones de ciudadanos necesitan ahora contar con tres empleos concurrentes para sobrevivir o para mantener a sus familias por encima del límite de la pobreza. Hay bronca, mucha bronca, como suele decirse en Argentina.

Mires por donde mires, los datos de la macro y la microeconomía son abrumadores: la venta de pan -alimento básico y termómetro de pobreza en muchos países- bajó un 85%, su producción se redujo a la mitad y en los últimos 18 meses cerraron más de 14.000 panaderías. Un desplome más que se inscribe en el contexto de inflación persistente, caída del consumo y recesión, que afecta especialmente a las pequeñas y medianas empresas, responsables de gran parte del empleo en Argentina, pero también a las grandes compañías del país.

La venta de pan -alimento básico y termómetro de pobreza en muchos países- bajó un 85%, su producción se redujo a la mitad y en los últimos 18 meses cerraron más 14.000 panaderías

Según un informe del Centro CIFRA de finales de agosto, el total de la masa de ingresos de todos los salarios, de todas las jubilaciones, de todos los beneficios, bajó del año 2023 a hoy, en términos reales, un 14%. Entre todos, los argentinos ganan un 14% menos con las políticas de Milei. Y si la macroeconomía se derrumba día a día, la economía real, lejos de mitigar la situación, agrava los problemas: no hay producción, la caída de la demanda es histórica, los comercios no venden, no hay empleo y la gente se endeuda. El poder adquisitivo del salario mínimo cayó a menos de la mitad en la última década: mientras en junio de 2015 alcanzaba para comprar 64 kilos de asado, en junio de 2025 apenas permitía acceder a 28. En lo que va de 2025, el salario registrado en el sector privado (SIPA) cayó, en términos reales, casi 4% entre diciembre de 2024 y abril de 2025 y en el caso del sector público, no solo se ubica por debajo de diciembre último (-0,2%) sino que, con el fuerte ajuste fiscal mediante, resultó un 15,5% inferior a noviembre de 2023.

Según el estudio, el valor real del salario mínimo es inferior al que rigió durante la mayor parte de la década de 1990 y marca un retroceso histórico en su capacidad para reducir la desigualdad. La consultora especializada Bumeran reveló, poe su parte, un dato que ilustra la situación drástica que atraviesan los salarios: casi el 60% de los trabajadores no tuvo aumentos de sueldo en lo que va del año. Y como si fuera poco, las empresas planean reducir su plantilla en lo que resta del año, que ya viene torcido en materia de empleo.

Y está, omnipresente, siempre atenta, siempre exigente, cada vez más impagable, la deuda externa. Como un castigo bíblico en el ánimo de cada ciudadano. Un dato que resume la incidencia de la deuda en la vida de los ciudadanos argentinos: el gobierno de Javier Milei gasta más en el pago de los intereses de la deuda que en el sistema previsional argentino (SIPA), que administra los fondos de las jubilaciones y pensiones de los trabajadores tanto públicos como privados. Solo en mayo de este año, los intereses de la deuda devoraron 6,5 billones de pesos, contra los 4,2 billones del gasto del gasto del sistema, y un mes más tarde, en junio, los intereses de la deuda reclamaron 6,3 billones, por 6,2 billones de las jubilaciones y pensiones.

Pese a este marco de descalabro colectivo, el autodenominado mejor gobierno de la historia no ofrece ninguna propuesta para intentar salir de la situación de vulnerabilidad extrema en la que sus ciudadanos se encuentran. No resulta extraño cuando, desde el comienzo de su gestión, Milei marcó la consigna de desentenderse de la microeconomía que, según él, era responsabilidad exclusiva de los empresarios del país.

La incertidumbre del día después

Todos, gobierno, oposición, votantes, sistema financiero y Fondo Monetario Internacional, saben que las elecciones de este domingo no son determinantes en sí mismas, pero sí para la siguiente prueba de fuego, las Elecciones Legislativas Nacionales del 26 de octubre que van a renovar un tercio de los senadores y la mitad de los diputados. Un resultado, el de octubre, que marcará el inicio de una fase repleta de incertezas y conflictos por resolver por el gobierno y el conjunto de la clase política argentina. Por eso, hoy, la cuestión prioritaria, la gran apuesta del oficialismo libertario es minimizar en lo posible la crisis abierta por los escándalos de agosto, llegar a octubre y sobrevivir. Por táctica, Milei y la LLA, sin embargo, plantean este primer acto electoral también como una batalla frontal contra el kirchnerismo y en particular contra Kicillof. De hecho, la provincia de Buenos Aires es una herida sangrante en la breve historia de LLA, por las tres derrotas que sufrió en el 2023 a manos del peronismo.

Es por eso que la amenaza de un mal resultado que pueda poner en grave riesgo la continuidad del proyecto libertario, sujeto además a las precisas instrucciones del Fondo Monetario Internacional, despierta la preocupación del organismo internacional, muy atento a la actual crisis del gobierno Milei, sostenido en buena parte por él. Interesado tanto en el ajuste fiscal que viene aplicando Milei como en el reaseguro del cobro de su propia deuda vía acumulación de divisas, el FMI apuesta asimismo por una aceleración de las reformas estructurales delineadas tanto por sus expertos como por el capital trasnacional. Como se leía en uno de sus recientes Staff Report, el organismo sugería -de hecho, exigía- que la acumulación de reservas en dólares que deberá sumar el Banco Central hasta fin de año fuese sustentada, también, por las privatizaciones establecidas en la ley de Bases, la venta de activos claves y las concesiones públicas.

El mercado está inquieto por la incertidumbre que generan no solo los comicios sino también la propia debilidad del gobierno y la escasa sustentabilidad del plan económico de Milei

Para las grandes multinacionales y los intereses financieros internacionales que operan en Argentina, el gobierno de Milei representa su mejor oportunidad histórica y por supuesto desean su continuidad. Pero son conscientes de que, hoy por hoy, ha dejado de ofrecer garantías. El mercado está inquieto por la incertidumbre que generan no solo los comicios sino también la propia debilidad del gobierno y la escasa sustentabilidad de su plan económico, en los que ha dejado de creer. Desconfianza que se consolida con el paso de los días a la vista de un riesgo país que no para de subir y de unos proyectos de futuro sin base real. Caso, por ejemplo, del anteproyecto del Presupuesto 2026 que el Ministerio de Economía de Caputo presentó a la Cámara de Diputados, en el que se anunciaba que, a fin de año, el dólar estaría a 1.229 pesos. Es decir, muy por debajo de su cotización actual. Creen que el equipo económico está sobrepasado, errático, incapaz de ocultar su propia debilidad. Para ellos, la combinación de endeudamiento acelerado, fuga de divisas y denuncias de corrupción que involucran al círculo íntimo del presidente dejan al gobierno frente a un escenario de fragilidad extrema, en el que incluso un triunfo este domingo ya no garantiza la estabilidad política ni económica del proyecto libertario.

La oposición, por su parte, confía en que estas mismas impotencias sirvan, junto con los audios de las presuntas comisiones que involucran a la cabeza del oficialismo, para provocar un severo voto de castigo de la ciudadanía. En este sentido, el ministro de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires y candidato a senador por la Primera Sección Electoral, Gabriel Katopodis, manifestó su confianza en que el escándalo, junto con el malestar económico, el deterioro del poder adquisitivo y la sensación de estafa entre los votantes pueda inclinar la balanza a favor de su alianza Fuerza Patria, la coalición con la que el peronismo se presenta a las elecciones de este domingo y que tiene al gobernador Kicillof, el político argentino más detestado por Milei, como principal dirigente. 

Cualquier observador que siguiera estos días la crisis libertaria y la actividad de su líder podría asegurar que, en el ecuador de su mandato, Milei parece haber dado ya todo lo que podía ofrecer a quienes lo auparon hasta su triunfo electoral aprovechando un largo proceso de degradación política, económica e institucional, del cual también son responsables. Los pilares que soportan su plan económico, la estabilidad del proyecto e incluso la del gobierno, que ya eran políticamente frágiles al comienzo de su gestión a pesar del triunfo electoral, se han hundido rápidamente en el último mes, dejando “solo, fané y descangayado”, como canta el tango Esta noche me emborracho, del genial Enrique Santos Discépolo, a Milei y a su entorno. Pese a todo, de Javier Gerardo Milei no cabe esperar cambios o reformas a sus propias y -ahora es de dominio público- rudimentarias ideas económicas y políticas. Nada ni nadie modificará su convencimiento de que la disputa es a todo o nada, y que el camino no es convencer, sino domar, como escribía Claudio Scaletta esta semana en las páginas de El Destape.

El Rey dólar

Basta una sola pregunta para reunir en una misma incertidumbre a todos los agentes implicados en la vida y el destino inmediato de la Argentina, sean pobres, ricos, aliados, adversarios, enemigos irreconciliables, connacionales o extranjeros. ¿A qué valor subirá la divisa norteamericana tras las elecciones? Según la cotización prevista un mes atrás, para fin de octubre de 2025, cinco días después de los comicios legislativos nacionales, el dólar oficial iba a valer 1.439,5 pesos. Se estimaba que para noviembre el dólar subiera a 1.473 pesos, y que cerrara el 2025 a 1.503,5. A horas de las elecciones de la provincia de Buenos Aires, y sin que se conozcan los resultados, estas previsiones ya han sido largamente vencidas y se desconoce la cotización final de la que, en realidad, es la auténtica y efectiva moneda del país. Y la gran obsesión de los argentinos. Como suele decirse, y se repite ahora: “Si el dólar se escapa, se acabó todo”.

Diverses protestes a Argentina durant el gener de 2024 contra el govern de Milei | EP
Varias protestas en Argentina durante enero de 2024 contra el gobierno de Milei | EP

Milei presidente fue el resultado de una década de fracasos políticos que agotaron a los argentinos, llevándolos a quemar las naves en una polémica e irracional apuesta por la no política. Le han bastado veinte meses para enterrar esas esperanzas y sigue disponiendo de un complicadísimo segundo bienio de gobernabilidad, cuyo final podría significar una nueva desilusión, ahora de consecuencias políticas, económicas y sociales imprevistas y mucho más graves. Más aún cuando los daños causados por las decisiones de Milei y su gobierno van a provocar irremediablemente una pesada penalización para las exorbitantes necesidades financieras a corto y medio plazo, pero también el riesgo de default, del cual comienza ya a hablarse en voz baja en el país, y de un dramático estallido económico y social.

En realidad, en un posible futuro fracaso, más allá de pagar sus excesos y errores, el actual presidente, en su papel de figura creada por la élite financiera del país, pagaría, como señala el mismo Scaletta en su artículo El cisne negro de la corrupción y el fin de la legitimidad, publicado en El Destape el pasado 31 de agosto, “la inexistencia de un proyecto de país a largo plazo, imprescindible para cualquier proyecto nacional”. Un poder económico cuyo único plan, señala, “es destruir al Estado que cobra impuestos y buscar toda la desregulación que sea posible, incluso a costa de la infraestructura más básica”. Difícil encontrar diagnóstico más lúcido para explicar no sólo las frustraciones del mandato de Milei sino los repetidos naufragios de la historia argentina en los últimos 70 años.

Milei presidente fue el resultado de una década de fracasos políticos que agotaron a los argentinos, llevándolos a quemar las naves en una polémica e irracional apuesta por la no política

En el amplio abanico de posibilidades finales del experimento libertario figura incluso la posibilidad de ver, antes o después, a los hermanos Milei en el banquillo de los acusados, en una larguísima secuela de procesos judiciales dentro o fuera del territorio argentino. El más concreto hasta el momento, la causa por la estafa con la criptomoneda $LIBRA, que sigue avanzando en la justicia de Nueva York y amenaza cada vez más su futuro. Una demanda colectiva de inversores perjudicados que menciona 35 veces al presidente argentino, incorpora registros de reuniones en Casa Rosada y señala una posible red de sobornos, manipulación bursátil y promoción fraudulenta vinculada al entorno de los Milei.

También en el aire sobrevuela la todavía tímida amenaza de la llegada de una crisis sin fecha, pero de larga duración, y con ella el recuerdo del dramático final del mandato de Fernando de la Rúa -helicóptero incluido- y el estallido social del corralito de 2001 que marcaría la década.

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