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Iberdrola contra Repsol, ¿quién es más ecológico?

Cuatro pinceladas sobre la demanda de Iberdrola en el juzgado Mercantil de Santander denunciando a su contrincante Repsol

El consejero delegat de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente d'Ibedrola, José Ignacio Sánchez Galán | VIA Empresa
El consejero delegat de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente d'Ibedrola, José Ignacio Sánchez Galán | VIA Empresa
Barcelona
26 de Marzo de 2024
Act. 26 de Marzo de 2024

Entra dentro de la lógica que dos compañías que compiten en un mismo mercado luchen para ganar una mejor posición y arrebatarse los clientes. También que se presenten ante los tribunales para denunciar alguna mala práctica o algún uso malintencionado de las leyes del mercado. Lo que acontece inaudito es que una de las dos grandes energéticas del país acuse a la otra de blanqueo ecológico, de lo contrario conocido con el galicismo de greenwashing. Esto es lo que ha pasado la semana pasada cuando Iberdrola ha demandado a Repsol ante los tribunales. Este hecho demuestra una cosa muy clara: las empresas se empiezan a tomar seriamente las nuevas exigencias medioambientales de Bruselas. Hace falta no olvidar que las dos pertenecen al Ibex-35.

 

Una y otra no son de la misma familia. Se trata de ramas familiares y empresariales que no tienen nada que ver. La primera, eléctrica pura, con trayectoria histórica más larga, de origen vasco y ligada a las familias más granates del lobby madrileño, litiga contra la segunda, petrolífera que penetra exitosamente en la electricidad, con una historia más moderna y periférica ligada a CaixaBank. Ahora bien, aunque las sensibilidades sean diferentes y actualmente no se tengan demasiada estimación, el hecho de operar en un sector tan sensible con tarifas muy sensibles y expuestas a la luz de la opinión pública constantemente, hace que tengan en su espalda muchas horas de reuniones conjuntas y tratos particulares frente al gobierno, por ejemplo, en el caso del impuesto a las energéticas.

Ambas empresas tienen en su espalda muchas horas de reuniones conjuntas y tratos particulares frente al gobierno

El hecho es que Iberdrola presenta una demanda ante el juzgado Mercantil de Santander denunciando que las campañas corporativas y publicitarias de Repsol contienen actos de engaño, publicidad ilícita y omisiones engañosas, lo cual atenta contra la Ley de Competencia. Dice Iberdrola que esto viene de lejos y que la contrincante ya fue sancionada anteriormente por lo mismo en Gran Bretaña; también lo acusa de que fomenta el uso de los carburantes y que se trata de la empresa española con mayor porcentaje de emisión de gases de efecto invernadero. Vaya, que se presenta al mercado como ejemplo de empresa sostenible que se esfuerza para reducir la huella de carbono y abanderada del cambio climático cuando la realidad es, supuestamente, la contraria: en el 2022, dice, aumentó sus emisiones de CO2 un 16% y solo aplica un 0,82% a la producción de energía renovable contra el 82% a las energías fósiles; de este modo, deduce que Repsol continúa con la práctica pre-ecológica, y esto significa que no cumple con el compromiso medioambiental que pregona.

 

Por su parte, Repsol replica mostrando su triunfo: el aumento de 250.000 nuevos clientes eléctricos. Y añade la promesa de mantener la estrategia de la compañía incrementando su presencia en este sector de las soluciones energéticas a base de combustibles renovables. Repsol responde que la demandante está perdiendo clientes y se ha puesto nerviosa.

De los beneficios obtenidos por ambas compañías no se desprende ningún factor negativo: Iberdrola y Repsol presentan un beneficio neto de casi 5.000 millones de euros correspondiente al 2023; quizás donde se perciben las diferencias es en la deuda neta: la primera arrastra más de 40.000 millones y la segunda solo 2.000 millones.

El energético es el segundo sector con más demandas de la ciudadanía, después de la banca, y el volumen no decrece

He revisado los anuncios publicitarios y los vídeos de la compañía atacada y de unas cuantas energéticas europeas. Todo es bonito, todo son atajos... La mayoría de las grandes se muestran como dos gotas de agua. Mucho color verde. Energías limpias. Marca asociada a la innovación. Entornos idílicos. Familias felices protegidas. Servicios. Actividades culturales, sociales y ecológicas a chorros. Tarifas y facturas. De hecho, se trata, según Facua, del segundo sector con más demandas de la ciudadanía, después de la banca, y el volumen no decrece.

"Y tú más..." Pintarse de verde no demuestra que se sea más ecológico; solo significa que se ha adquirido una pintura de este color. Estamos asistiendo a una guerra por la pulcritud del planeta. Viva. Sobre todo, si se deriva una preocupación mayor por las grandes, medias y pequeñas empresas, más la ciudadanía. Que las nuevas exigencias europeas lleven a las compañías energéticas a preocuparse por cumplirlas es una muy buena señal. Otra cosa muy distinta sería que sirviera como cortina de humo y formara parte de las escaramuzas para tomar posiciones en la redefinición del mapa eléctrico en los años próximos, que es lo que parece.