
El día del libro y la rosa, conocido popularmente como la diada de Sant Jordi, a menudo deja a los amantes de la lectura con la miel en los labios. Pero para paliar esta hambre, en septiembre llega la gran cita con los libros en lengua catalana que convierte Barcelona en el epicentro de una fiesta editorial. La Setmana del Llibre en Català celebra este año su 43ª edición y consolida este evento como una feria clave para el tejido editorial y económico del territorio.
Con 312 expositores y 93 casetas –la cifra máxima alcanzada hasta ahora– la Associació d’Editors en Llengua Catalana busca apelar tanto al hábito de la lectura como a la necesidad de hacer espacio para los contenidos en catalán. La dimensión empresarial es evidente: editoriales independientes, grandes grupos, librerías y distribuidoras confluirán en un espacio de venta y relación directa con los lectores.
Ilya Pérdigo es presidente de Editors.cat y fundador de Clandestina Editorial. Toda una voz autorizada del sector. Recibe a VIA Empresa con la mejor de las sonrisas para descubrir los retos y las oportunidades que plantea esta nueva edición.
En un mes celebrarán La Setmana del Llibre en Català con más expositores y casetas que nunca. ¿Qué objetivo se han marcado para este año?
Seguir consolidando La Setmana del Llibre en Català como un hito ineludible. Esta es la segunda edición que celebramos en el paseo de Lluís Companys, después de que lo hiciéramos el año pasado al coincidir con la Copa Amèrica de vela. Es cierto que veníamos de la Catedral y que después de la pandemia trasladamos La Setmana al Moll de la Fusta. Este espacio era fantástico y nos permitió crecer, tanto en número de visitantes como en facturación. La experiencia fue muy positiva y la edición resultó espectacular.
Hemos vivido un crecimiento exponencial y La Setmana se ha convertido en un gran punto de encuentro, un espacio transversal más necesario que nunca. Hemos conseguido ampliar la red de cómplices, asociaciones, y mantener un equilibrio saludable entre el apoyo público y privado. Además, intentamos integrar otras disciplinas como la danza y la música.
¿Qué cambios han previsto para esta edición?
Este año hemos ampliado los espacios laterales para parecernos más al entorno que teníamos en el Moll de la Fusta, que contaba con zonas familiares, de lectura, revistas y diversos espacios para fomentar los diálogos y las entrevistas. También hemos incrementado el número de módulos, pasando de 86 a 93, y el número de expositores, de 298 a 312. Este crecimiento incluye 265 sellos editoriales y 25 librerías, un aumento respecto a las cifras del año anterior.
“Hemos vivido un crecimiento exponencial y La Setmana se ha convertido en un gran punto de encuentro, más necesario que nunca”
El año pasado cerraron con 100.000 visitas y un incremento del 20% en ventas. ¿Qué resultados esperan alcanzar este 2025?
Por no ir demasiado lejos, en 2023 y 2024 alcanzamos un aumento del 20% en ventas, y en 2025 prevemos otro 20%. Las subidas son realmente considerables y el nivel de satisfacción es altísimo. Cuando hicimos la encuesta a los expositores, el 90% aseguraron haber vendido más que en ediciones anteriores. Esto nos confirma que vamos por el buen camino. Es evidente que el objetivo es vender aún más. Siempre que el tiempo nos acompañe, claro, porque hacer eventos al aire libre siempre tiene este punto de incertidumbre.
Por otro lado, este año La Setmana volverá a coincidir con La Mercè, y la verdad es que nos hemos encontrado muy cómodos conviviendo con la fiesta. Antes, la diada no tenía una fecha fija, pero en La Mercè ya sabes que habrá un ambiente festivo, y esto genera una sinergia que nos aporta un punto extra de energía y de ilusión.

¿Qué tipo de perfil editorial predomina entre los 312 expositores de esta edición? ¿Hay presencia significativa de microeditoriales o proyectos emergentes?
Todo el mundo que lo ha pedido está representado. Nadie queda fuera de La Setmana del Llibre en Català. Las editoriales que participan pueden disponer de casetas individuales o compartir espacios, sea en una parada estándar o en una doble. También hay librerías que representan varias editoriales, lo que enriquece la diversidad de la oferta.
"En el fondo, la edición es un negocio. Es cierto que es cultura, pero los números deben cuadrar"
Hay una gran riqueza y variedad: desde editoriales independientes y microeditoriales que acaban de empezar hasta grandes sellos consolidados. Cuando una editorial nueva o un proyecto emergente quiere formar parte de La Setmana, pero no dispone de espacio propio, la organización facilita su presencia poniéndolos en contacto con librerías o editoriales que comparten parada para garantizar su participación. Además, contamos con una notable representación de la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y otros territorios de habla catalana, lo que contribuye al amplio espectro cultural y editorial de la feria.
En un sector que combina cultura y economía, ¿cuál es el secreto para no perder el equilibrio entre vocación y rentabilidad?
En el fondo, la edición es un negocio. Es cierto que es cultura, pero los números deben cuadrar. He conocido grandes editores con un olfato excepcional, una sensibilidad profunda y un conocimiento muy amplio, pero al final hay que saber gestionar la empresa. Por muy romántica que sea, una editorial debe funcionar como un negocio y, por lo tanto, se debe saber llevar con rigor y profesionalidad.
Es fundamental que todo el mundo tenga claro en el calendario cuándo se celebra La Setmana, y haber conseguido convertirla en un espacio multidisciplinario ha sido clave para su éxito. También hay que destacar la convivencia con los medios de comunicación, en este caso tú, que contribuís a amplificar su repercusión.
“Las grandes apuestas de la literatura catalana se publican en dos momentos clave del año: Sant Jordi y La Setmana del Llibre en Català”
Las grandes apuestas de la literatura catalana se publican en dos momentos clave del año: Sant Jordi y La Setmana del Llibre en Català. Estas fechas se convierten en puntos álgidos para presentar novedades que capten la atención del público. Y no te lo negaré: ver el paseo de Lluís Companys, desde el Arco de Triunfo hasta la Ciutadella, lleno de paradas con libros en catalán es un milagro, una maravilla y un gozo para cualquier amante de la cultura.
¿La digitalización es una amenaza, una oportunidad o ambas cosas para el sector del libro?
Como editor siempre la he considerado una oportunidad. Cuando fundé mi primera editorial, en 2009, se decía que el libro digital lo tenía que cambiar todo, que pondría fin al libro en papel. Ahora, 16 años después, el libro digital y el audiolibro juntos solo alcanzan el 8% de la facturación total del sector.
Personalmente, soy un romántico del libro en papel, me encanta tenerlo entre las manos, olerlo, subrayarlo... Pero el formato digital ofrece unas posibilidades extraordinarias. Un libro publicado en papel puede estar unas semanas o meses en las librerías y después vuelve al almacén. En cambio, el libro digital es eterno: puede adquirirse desde cualquier rincón del mundo, es omnipresente y da continuidad al fondo editorial, sin limitaciones de espacio físico.
Es decir, es más bien aliada que enemiga.
He visto la digitalización como una aliada desde el primer momento. En La Setmana del Llibre en Català nunca hemos querido dar la espalda a los nuevos formatos, al contrario: nuestro objetivo es animar a todo el mundo, acercarnos a los jóvenes, hacer puentes entre generaciones y lectores, sea en papel, digital o en formato pódcast. Hemos organizado actividades de rap o presentaciones en formatos innovadores porque creemos que la tecnología es una herramienta potente para hacer llegar la literatura catalana más lejos y a más públicos.
“El libro digital es eterno, omnipresente, y da continuidad al fondo editorial, sin limitaciones de espacio físico”
Cuando piensa en La Setmana del Llibre en Català, ¿qué momento especial de los últimos años le viene primero a la cabeza?
No se me ocurre un momento, porque La Setmana, para mí, es muchas cosas a la vez. Hay instantes que me resultan especialmente bonitos, como la entrega del Premio Trayectoria. O el segundo sábado, cuando nos encontramos todos los editores después de nueve días intensos, y estamos agotados pero brindamos juntos con orgullo por lo que hemos sido capaces de construir juntos.
La inauguración también es siempre un momento tenso y emocionante, después de muchos días previos de nervios, especialmente durante el montaje. Y no puedo olvidar tampoco el Premio Difusión o la programación de espectáculos y actividades que llenan estos diez días de vida y riqueza cultural.
El cambio de emplazamiento en el paseo de Lluís Companys parece que tuvo buena acogida. ¿Ha venido para quedarse? ¿Están valorando alternativas como el regreso al Moll de la Fusta u otros espacios?
A lo largo de mi trayectoria profesional, que ya suma muchos años, he decidido no decir nunca “esto será para siempre, o esto no lo cambiaremos nunca”. En estas 43 ediciones, hemos pasado por diversos espacios: Sant Cugat, las Drassanes, Cotxeres de Sants, la Catedral... Y siempre hemos ido adaptándonos.
El Moll funcionaba muy bien y cada año mejoraba, pero el regreso a Lluís Companys nos ha permitido llegar a un público mucho más amplio, incluyendo no sólo a los visitantes habituales que subirían hasta el pico más alto de Montjuïc si fuera necesario, sino también a nuevos asistentes que pueden venir más de una vez gracias a la ubicación céntrica y al acceso cercano con transporte público como los ferro.
La cultura catalana debe tener un espacio normalizado y bien visible en el corazón de la ciudad. La idea es seguir creciendo y mejorar la experiencia del visitante. Otro de nuestros objetivos es consolidar La Semana como un festival cultural amplio, rodeado de cuentacuentos, foodtrucks, bocadillos, birras o cafés. Queremos reforzar tanto la imagen comunicativa como el espacio físico para que sea una fiesta abierta, acogedora y atractiva para todos.
El lema de este año, Fes lloc, ¿qué tiene de singular?
Refleja muy bien la evolución de La Setmana y del sector editorial en catalán. No hace tantos años, solo uno de cada cuatro libros vendidos era en catalán; ahora ya son uno de cada tres. Esto quiere decir que se publica más, hay más oferta y también más lectores. Aún así, todavía tenemos el reto de seguir ensanchando esta base lectora.
“No hace tantos años, solo uno de cada cuatro libros vendidos era en catalán; ahora ya son uno de cada tres”
¿Y cómo se ha conseguido?
Durante mucho tiempo, teníamos que hacer un llamamiento casi militante, con carteles que buscaban remover conciencias y apelar a la emotividad para atraer público. Ahora, en cambio, podemos permitirnos un mensaje más desacomplejado y positivo. El lema Fes lloc tiene un toque de humor y de confianza. Es una manera de decir: "Estamos aquí, esto funciona, venid, la gente se lo pasa bien". Es un mensaje que parte de la complicidad con el público, asumiendo que ya conoce las fechas y la importancia del evento. También quiere transmitir una actitud: La Setmana ya no es un llamamiento a la militancia, es una fiesta consolidada. La cultura catalana es potente, diversa y atractiva, y debemos estar orgullosos de lo que ofrecemos. Este año apostamos por un tono más ligero, más cercano, pero igualmente comprometido.