Cuando peatonalizar una ciudad dificulta limpiarla (y disfrutarla)

Si queremos ser verdes, peatonales, sostenibles y además disfrutar del estilo de vida actual y que ello fomente el consumo, habrá que tomar ya alguna decisión

Un camarero atiende a los clientes de la terraza de un bar de Valencia. La imagen corresponde al 18 de mayo de 2020, cuando la Comunidad Valenciana pasó a la fase 1 de la desescalada | Iván Terrón / Europa Press Un camarero atiende a los clientes de la terraza de un bar de Valencia. La imagen corresponde al 18 de mayo de 2020, cuando la Comunidad Valenciana pasó a la fase 1 de la desescalada | Iván Terrón / Europa Press

Hay cosas a las que damos menos importancia de la que parece. Pero cuando nos tocan de cerca, nos convierten en casi activistas de causas en las que apenas nos habíamos parado a pensar.

Si hay dos aspectos que se demandan en los nuevos diseños de los centros españoles, estos tienen que ver con el espacio para los viandantes (recordemos la fórmula de la urbe de los 15 minutos) y con el que se concede a las terrazas de los bares.

Porque, cuando la pandemia comenzó ligeramente a despejarse, nadie se quejó de que los bares ocuparan más lugar del que tenían convenido. No solo se comprendió que eran negocios que habían perdido dinero, sino también influyeron las enormes ganas de volver a juntarnos tomando algo de manera desenfadada.

Recuperación de la movilidad

Sin embargo, con la recuperación de una movilidad casi total ya nos parece menos lógica esta medida. Hasta que nos sentamos en un lugar al aire libre creyendo que por allí no va a pasar ni un vehículo y estos no dejan de aparecer.

A quienes les ha tocado estar en una calle estrecha del centro histórico ya sabían a lo que se exponían. Es evidente que pierde la experiencia del consumidor. Y, por mucho que te guste el lugar, te planteas si vale la pena retornar con asiduidad.

Aunque, pese al tránsito constante de coches y motos, en realidad dejas de percibirlos cuando estás comiendo algo. Pero no puedes escapar de los camiones, bien de la basura o de la limpieza, que con muchas dificultades acceden a espacios estrechos y en muchas ocasiones obligan a los comensales a levantarse.

Y he aquí, pese a todo, que esto es (o debería ser) evitable. Porque son los ayuntamientos los que deciden los horarios de paso. Y sigue sorprendiendo que estos tengan lugar cuando más gente suele darse cita en las terrazas.

Lo cual plantea varias preguntas, que forman un todo indisoluble y que, por lo tanto, deben resolverse de una tacada para encontrar una solución. Porque, de lo contrario, siempre habrá un colectivo afectado.

Si se decide que las labores de limpieza se realicen muy pronto por la mañana o muy tarde por la noche, se favorece el consumo, pero se molesta a los vecinos

Si se decide que las labores de limpieza se realicen muy pronto por la mañana o muy tarde por la noche, se favorece el consumo, la comodidad y la vida social pero se perjudica a quienes deben encargarse de ellas con horarios que fomentan el burnout.

Además, en caso de decantarse por esta opción, seguramente las molestias serían para los vecinos, que sufrirían en horas poco tempestivas ruidos que la propia ordenanza de muchas ciudades prohíbe.

Otra de las opciones es mirar hacia contratas diferentes, con vehículos más pequeños y preferiblemente eléctricos. Lo que obligaría, con todo, a algunos consistorios y compañías adjudicatarias a renovar su flota, con el coste que ello supone.

A pesar de todo, se está ya penalizando la entrada en las zonas céntricas de gran parte del territorio de la Comunidad Valenciana de los coches y motos que no sean eléctricos. Y, una vez más, lo que se le pide al ciudadano no se realiza de inmediato y de manera ejemplar por sus mandatarios.

Así que, si queremos ser verdes, peatonales, sostenibles, limpios y además permitir disfrutar del estilo de vida actual y que ello fomente el consumo y la supervivencia de una parte de la hostelería, habrá que tomar ya alguna decisión.

Puedes gastarte 80 euros en una cena maravillosa con un vino estupendo mientras debes girar tu silla para que pase el camión de la basura

Porque, mientras tanto, puedes gastarte 80 euros en una cena maravillosa con un vino estupendo mientras debes girar tu silla para que pase el camión de la basura. O alzar la voz con tu pareja porque no te escucha a causa de la constante presencia de coches.

¿Es un problema menor, con la recesión a la puerta y la necesidad de alcanzar cuanto antes los Objetivos de Desarrollo Sostenible? Sin duda. Pero, o se actúa de manera transversal en todos los órdenes o los desequilibrios creados serán muy difíciles de revertir en el futuro cercano.

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