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Plásticos Raer, las mil vidas de los envases

La empresa familiar de Granollers, con más de cinco décadas en el mercado, ha recibido un préstamo ICF Eurocrédito para inversión en maquinaria

La sede de Plásticos Raer, en Granollers
La sede de Plásticos Raer, en Granollers
Granollers
31 de Julio de 2025 - 05:30

Envases para el sector de la perfumería, brújulas para barcos o los botes para guardar los caramelos. Estos son algunos de los objetos cotidianos detrás de los cuales está la mano de la empresa familiar de Granollers, Plásticos Raer, una compañía con más de cinco décadas de trayectoria, que inicialmente se enfocó en los envases de plásticos para el ámbito de la perfumería. Con el tiempo, fruto de las diversas reestructuraciones del mercado, la firma, que actualmente gestiona la segunda generación, se ha ido reorientando hacia la cosmética, los dispositivos médicos, la farmacia, la automoción, la industria o el sector eléctrico. Dada la necesidad de adaptarse a los requisitos técnicos y de producción del mercado, Raer optó por una renovación, centrada en la maquinaria. Enfocados en la sostenibilidad desde el año 2000, cuando nadie creía en ello, en este propósito ha resultado esencial el apoyo del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), que le ha concedido un préstamo ICF Eurocrédito de 500.000 euros. Este préstamo de la banca pública de promoción de la Generalitat de Catalunya está destinado a financiar la inversión en maquinaria.

 

“En el campo de la sostenibilidad, el mercado siempre se ha anticipado a las demandas y nosotros queremos ser reactivos antes que proactivos”. Así lo explica el director comercial de Plásticos Raer, Fernando Sirera. La compañía ha investigado nuevos materiales, basados en elementos reciclables y reciclados. Últimamente, ha desarrollado los biobasados, envases que no contienen plástico, elaborados con materiales como la caña de azúcar. Sirera señala que las investigaciones de Raer se han centrado en encontrar conceptos como la flexibilidad, la resistencia a la temperatura, la permeabilidad y la adaptación del plástico a los envases. “Uno de los valores diferenciales de nuestra propuesta es la posibilidad de transformar el plástico en un producto biodegradable”.

Entre las innovaciones recientes de Raer se encuentran aditivos que transforman el plástico en CO2, agua y biomasa. El director comercial precisa que los aditivos empiezan a hacer efecto en menos de un año y antes de una década puedes eliminar cualquier rastro del plástico. Esta iniciativa se enmarca en el contexto de las normas comunitarias sobre los plásticos reciclados, en las cuales establece criterios claros para autorizar y certificar procesos de reciclado y que, sobre todo, que la industria conozca qué procesos para el reciclaje de plásticos no se pueden utilizar si el material fabricado debe estar en contacto con alimentos. Además, la Unión Europea ha creado un registro de las diferentes compañías e instalaciones de reciclaje que se puede consultar.

 

Entre las innovaciones recientes de Raer se encuentran aditivos que transforman el plástico en CO2, agua y biomasa

La nueva vida del plástico

Aunque al inicio el mercado se adapta a la normativa ambiental más por la posibilidad del ahorro económico que por conciencia, Sirera admite que cada vez más, ”nuestros clientes nos hacen consultas sobre envases fabricados con elementos biobasados o que provengan de materiales que procedan del contenedor amarillo. La caña de azúcar, el hueso de la oliva o la arcilla son otras materias primas que sirven de base de sus investigaciones. “Conseguimos fabricar un envase que parezca de plástico, sin utilizar nada, empleando materiales biocompostables, de forma que los puedes devolver a la tierra al tirarlo al contenedor marrón, el orgánico”. Son envases que ni contienen plástico ni el Tereftalato de Polietileno (PET).

Durante el constante crecimiento de Raer, la compañía tomó la decisión de ampliar sus instalaciones, ya que los 700 metros cuadrados de los cuales disponía se habían quedado justos en espacio y en las prestaciones que ofrecían. Ahora, estas se han multiplicado por seis, alcanzando los 4.200 metros cuadrados. Es en esta transición, donde aparece el apoyo del ICF con la financiación a través de un préstamo ICF Eurocrédito para inversión en maquinaria. Estos préstamos ofrecen condiciones ventajosas gracias a la cofinanciación de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) para las pymes que quieran impulsar inversiones, abrir nuevos mercados y desarrollar proyectos innovadores.

Sirera recuerda que “la ayuda del ICF nos ha permitido mejorar el sistema energético, el corazón de las máquinas, renovándolas y consumiendo menos”. Así, detalla que “buscábamos una línea de financiación más allá de las convencionales y hemos descubierto que son herramientas resolutivas y pensadas para las empresas”. De hecho, desde Raer comentan que “el entendimiento fue fácil, con un proceso ágil y un retorno rápido”.

Fernando Sirera: “La ayuda del ICF nos ha permitido mejorar el sistema energético, el corazón de las máquinas, renovándolas y consumiendo menos"

Hacia un futuro biocompostable

Una vez superadas las limitaciones productivas de una maquinaria obsoleta, Plásticos Raer ya pone la vista en abrir nuevos mercados en la Unión Europea. Disponer de envases 100% BIO los sitúa en una muy buena posición, dado que el mercado global solicita la reducción de componentes plásticos sobre los envases de un solo uso y su producto va más allá porque son productos que pueden reutilizarse. 

Con una producción anual de 40 millones de unidades al año, la mitad de los envases se destinan a dispositivos médicos. “Es un campo muy exigente desde el punto de vista técnico y con una normativa estricta”. La empresa familiar, que espera facturar unos 4 millones de euros este año y superar los 5 en 2026, dispone de una plantilla de 20 personas. Su reto pendiente es reforzar las exportaciones, que hasta ahora sólo representan un 10% de las ventas. Respecto al futuro inmediato, Fernando Sirera espera que el mercado asuma los conceptos de biocompostable o biodegradable. Ahora, parece que se ha superado la fase de demonización del plástico, ya que mediante la educación y la difusión se ha demostrado que los materiales ofrecen una calidad óptima y sostenible.