Núria Rodríguez-Planas es economista e investigadora especializada en la evaluación de políticas públicas y en economía de género. Es profesora en la City University of New York y forma parte del programa de doctorado del Graduate Center. Desde 2024, también es Investigadora en el Institut d’Economia de Barcelona, donde dirige un programa que estudia cómo el género, las instituciones y la cultura influyen en la sociedad. Su trabajo ha mostrado con datos que las normas de género afectan tanto a mujeres como a hombres, especialmente cuando las sociedades cambian y los roles tradicionales se transforman.
Recibe a VIA Empresa antes de su intervención en la mesa redonda Europa… la igualdad de género, en el acto de clausura de la temporada 2025 del Cornellà Creació Fòrum, celebrado en el Auditorio de Cornellà. Su mirada experta sobre la brecha de género ofrece una perspectiva rigurosa y a la vez innovadora, capaz de cuestionar muchos de los supuestos que a menudo damos por hechos.
¿Qué le llevó a dedicarse al estudio de la desigualdad de género en la economía?
Lo que me interesa es utilizar herramientas cuantitativas de economía para entender mejor cómo actúan los diferentes agentes económicos: cómo toman decisiones y cómo reaccionan ante incentivos institucionales, políticos, legales o culturales, con el objetivo de mejorar su bienestar. A partir de ahí, empecé estudiando la economía del mercado de trabajo, luego la economía de la educación, y con el tiempo incorporé el análisis de género y normas sociales. Al final, como mi interés siempre ha estado en las poblaciones más vulnerables, acabé centrándome en mujeres, jóvenes e inmigrantes.
¿Cómo ha evolucionado la igualdad de género y qué brechas aún persisten?
En los últimos 100 años se han conseguido grandes avances en igualdad de género. España ha sido pionera en este ámbito, y Catalunya también lo ha sido desde hace más de veinte años. Esto ha permitido reducir las brechas de género, no solo en el mercado laboral y los salarios, sino también en otros ámbitos de la sociedad. Sin embargo, todavía existe una brecha significativa que no se acaba de eliminar, especialmente en el ámbito laboral y salarial. Cabe destacar que esta situación no se da solo en España, sino también en Europa y en los países desarrollados en general.
¿Cómo influye el hecho de ser madre en las oportunidades laborales y salariales de las mujeres?
Desde 2013 hemos estudiado esta cuestión utilizando datos de la Seguridad Social, que permiten analizar los salarios anuales de las mujeres antes y después de tener hijos. Nuestros estudios muestran que antes de ser madres, la trayectoria salarial de mujeres y hombres es muy similar. Pero cuando las mujeres se convierten en madres, se produce una caída significativa del salario. Esta reducción se va recuperando gradualmente a medida que los hijos crecen, pero marca claramente el inicio de desigualdades salariales que no existían antes de la maternidad.
"Muchas mujeres optan por trabajos más flexibles que se ajusten mejor a sus nuevas responsabilidades como madres"
¿Qué factores explican la caída salarial que sufren las mujeres después de ser madres?
Lo que observamos es que hasta un 75% de esta caída se puede explicar por qué las madres reducen su participación laboral, ya sea trabajando menos horas o adaptándose a ocupaciones que faciliten la conciliación entre vida profesional y familiar. En otras palabras, muchas optan por trabajos más flexibles que se ajusten mejor a sus nuevas responsabilidades como madres.
¿Qué ámbitos profesionales deberían actuar con más urgencia para reducir la brecha de género?
Creo que es importante actuar principalmente en los sectores vinculados a las nuevas tecnologías y las ciencias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Las tendencias globales como el cambio climático, las crisis energéticas, la geopolítica y el avance de la inteligencia artificial están transformando la economía, y Catalunya y España necesitan un capital humano muy bien preparado para adaptarse a ellas.
El problema es que, aunque las mujeres suelen tener un rendimiento académico alto, todavía están poco representadas en las carreras STEM. Esto supone una oportunidad perdida: si consiguiéramos atraer a más mujeres a estos estudios, podríamos formar el talento necesario para la nueva revolución tecnológica. A veces, lo que hace falta es sencillo: por ejemplo, cambiar el nombre de algunas carreras puede marcar la diferencia. En los años 80, la informática tenía un 40% de mujeres; hoy, con la misma carrera convertida en ingeniería, este porcentaje cae alrededor del 10%. Por lo tanto, es fundamental identificar los obstáculos e incentivar la participación femenina en estos sectores clave para el futuro de la economía.
En el ámbito financiero, ¿por qué las mujeres acumulan menos patrimonio y tienen menos capacidad de inversión a lo largo de la vida?
En todos los países desarrollados, la población no está bien educada financieramente, y esto es un problema muy importante. Una de las políticas que habría que implementar es incorporar la educación financiera en la escuela desde muy pronto. Además, existe una brecha de género significativa: normalmente, las mujeres tienen menos conocimientos financieros que los hombres, a pesar de que a menudo gestionan muy bien la economía doméstica.
También hay que tener en cuenta que, históricamente, muchas mujeres han tenido trayectorias profesionales interrumpidas, lo que afecta a sus pensiones y las hace más vulnerables económicamente. Los estudios muestran que la cultura y las normas de género juegan un papel clave en esta brecha. Esto no impide que las instituciones también sean importantes, y que haya que pensar en políticas que, a medio y largo plazo, puedan modificar estas normas y reduzcan las desigualdades. Al mismo tiempo, es fundamental continuar trabajando en medidas concretas que disminuyan las brechas de género.
¿Qué políticas y medidas cree que son clave para promover la equidad de género?
Hay que implementar políticas equitativas tanto en el mercado laboral como en las pensiones y los incentivos fiscales. No se puede penalizar al segundo contribuyente dentro de la familia, porque entonces se está dando un incentivo para que esa persona no trabaje tanto. Creo que es clave trabajar en políticas educativas que permitan "reeducar" a niños y niñas, para que cuando se conviertan en adultos distribuyan equitativamente las tareas dentro de su hogar
"Es clave trabajar en políticas educativas que permitan “reeducar” a niños y niñas, para que cuando se conviertan en adultos distribuyan equitativamente las tareas"
Esto tiene dos implicaciones importantes. Por un lado, cambia las normas y promueve que tanto mujeres como hombres sean más progresistas y estén dispuestos a compartir responsabilidades. Por otro lado, contribuye a formar capital humano. De pequeña, por ejemplo, en la escuela me enseñaban a coser, pero los niños no hacían nada porque se consideraba una actividad femenina. Es importante incorporar asignaturas que nos hagan responsables como individuos, con una corresponsabilidad que no solo sea profesional, sino también en la crianza, el cuidado de las personas mayores y otras etapas de la vida.
¿Por qué es importante que tengamos esta redistribución?
Para conseguir crecimiento económico, para anticipar los cambios que vienen y para encontrar soluciones a las nuevas tendencias, necesitamos tener una fuerza de trabajo diversa. Un equipo que pueda pensar de maneras diferentes, outside the box (fuera de la caja). Y esto es mucho más fácil de conseguir cuando hay diversidad.
Su investigación muestra que las normas de género condicionan el comportamiento tanto de mujeres como de hombres. ¿Cómo pueden estos comportamientos influir en la economía?
Lo que encontramos es que las normas de género condicionan diferentes tipos de comportamiento y decisiones económicas, como por ejemplo si estudiar o no matemáticas, o si hacer una carrera STEM o no. Estas decisiones acaban determinando el salario y la trayectoria profesional de cada persona, pero también tienen efectos a nivel agregado: si, por ejemplo, en la sociedad catalana la mayoría de individuos prefiere trabajar en servicios en lugar de tecnología, esto afectará el desarrollo económico a medio y largo plazo. Por lo tanto, las normas influyen en el comportamiento individual, pero la sociedad la formamos todos. Por lo tanto, todos tenemos un papel importante en el resultado global.
¿Cuál debería ser la hoja de ruta si se quiere reducir de manera acelerada la brecha de género?
La desigualdad empieza dentro de la familia desde muy pequeños, por eso es fundamental enseñar que las tareas domésticas deben ser equitativas. Otro aspecto clave es la adolescencia: a menudo las chicas, que acostumbran a sacar mejores notas y a esforzarse más, dejan de dedicar tiempo a las matemáticas y a las ciencias. Esto no solo es un tema institucional —por ejemplo, la percepción de que será difícil llegar a ser ingeniera u ocupar cargos directivos puede hacer que desvíen su esfuerzo hacia otras habilidades— sino también un tema de normas de género. Si en casa o en la sociedad se les dice que lo más importante es ser guapa más que inteligente, pueden priorizar habilidades que se ajustan a estos mensajes normativos.
"La desigualdad empieza dentro de la familia desde muy pequeños, por eso es fundamental enseñar que las tareas domésticas deben ser equitativas"
¿En qué países considera que se puede fijar Catalunya?
Un ejemplo inspirador es Japón: una política educativa iniciada hace décadas consiguió que, generación tras generación, los hombres contribuyeran más a las tareas domésticas, reduciendo la brecha doméstica, y al mismo tiempo aumentando la participación de las mujeres en el mercado laboral y en buenos trabajos. Por lo tanto, las políticas de paridad permiten dos cosas: aumentar el crecimiento económico y beneficiar no solo a las mujeres, sino también a los hombres. Es un verdadero win-win (ganar-ganar).