¿Cuántas veces hemos leído en la prensa que una compañía viene a invertir en Catalunya? ¿O que cierra sus instalaciones? Cuando este tipo de acciones son de una empresa grande, con un impacto concentrado en un mismo lugar, son noticia.
Pero, ¿qué pasa con las noticias que no se explican? ¿Con la peluquería del barrio que ha abierto un nuevo espacio? ¿Con el profesional que trabaja desde su pueblo ofreciendo servicios a empresas de todas partes? ¿Con la granja, el taller, la tienda, la consulta, el despacho o la cafetería, por poner algunos ejemplos, que continúan abiertos y año tras año se adaptan a las nuevas demandas?
En Catalunya, entre enero y septiembre de 2025, según datos de la Seguridad Social, el colectivo de trabajo autónomo se ha incrementado en 3.720 afiliaciones: ha pasado de 567.235 a 570.955. Sin embargo, si lo desglosamos, observaremos que se han producido 86.773 altas y 83.053 bajas, cifras que no han sido noticia a pesar del volumen que suponen.
Y es que la fragmentación de estos datos por sector, por territorio, por cada negocio, hace que pasen desapercibidas, a pesar de su impacto agregado.
Nueve de cada diez empresas catalanas son microempresas: negocios que van desde la tienda o el taller hasta el despacho profesional o la consulta, pasando por el restaurante, la constructora y la granja. Están formadas por una o más personas autónomas, sin personal contratado o con equipos pequeños de hasta nueve personas. Dan trabajo a una cuarta parte de la población ocupada y generan una quinta parte del valor añadido bruto del país. Cuando se miran en conjunto, se hace evidente su valor económico y social.
Las microempresas dan empleo a una cuarta parte de la población ocupada y generan una quinta parte del valor añadido bruto del país
La presencia del colectivo de trabajo autónomo está en todo el territorio y supone un 15% del total de afiliaciones en Catalunya. En cifras absolutas, hay más autónomos en zonas más pobladas como el Barcelonès. No obstante, en territorios menos densos —como en el interior, en el norte y en el oeste de Catalunya— su peso sobre la ocupación supera a menudo el 20%, hasta el 31,6% en la Terra Alta. Dicho de otra manera: en zonas menos urbanas, el trabajo autónomo es lo que permite vivir y trabajar en el territorio, así como visitarlo. Sin estas actividades, muchos pueblos perderían servicios esenciales, puestos de trabajo y, sobre todo, vida. Esta vertiente nos muestra su valor de cohesión social y territorial.
Estos negocios no son fruto de un día. Según los datos del último informe del Consejo de Trabajo, Económico y Social de Catalunya (CTESC), el 41,1% de las personas que trabajan por cuenta propia tienen una antigüedad de 10 años o más. Detrás de muchas microempresas hay proyectos vitales.
Como decíamos, su fragmentación en diferentes tipologías de negocios, diversas zonas del territorio y variedad de sectores, dificulta que los árboles nos dejen ver el bosque. Cuando miramos el conjunto se aprecian plenamente estos valores económicos, sociales y territoriales que el colectivo aporta.
Según el CTESC, el 41,1% de las personas que trabajan por cuenta propia tienen una antigüedad de 10 años o más
Por eso son tan importantes actos como el que realizaremos desde Pimec Autònoms el próximo 24 de noviembre con la 3ª Nit dels Autònoms, una iniciativa que pone en valor estas aportaciones a menudo poco visibles —como la innovación, el arraigo al territorio, la reinvención y la tradición familiar. En esta edición se han presentado 35 negocios de toda Catalunya que son ejemplos de ello. También se distinguirá la trayectoria de Àngels Gonyalons como Autónoma del Año, actriz, cantante, bailarina y presentadora, con tres décadas de dedicación. Finalmente, se entregará el reconocimiento a la acción de apoyo al colectivo autónomo por parte de una entidad catalana.
A menudo, cuando se habla de cifras y estadísticas, olvidamos que detrás hay personas. Todos estos casos, muy diversos entre ellos, comparten un elemento común: muestran la riqueza de oficios, sectores y realidades que conviven dentro del trabajo autónomo.
Y es aquí donde reside el valor silencioso del trabajo autónomo: en su capacidad de sostener la actividad económica cotidiana, mantener vivo el territorio y garantizar servicios que dan cohesión al país. Es una contribución constante, discreta e imprescindible, que a menudo queda fuera del foco mediático. Hacerla visible es una manera de entender mejor la estructura productiva de Catalunya y eso que la hace avanzar.