Foment del Treball: la patronal más veterana

Radiografía de la principal organización de la gran empresa catalana

Josep Sánchez Llibre en la biblioteca de Foment del Treball | David Zorrakino | Europa Press Josep Sánchez Llibre en la biblioteca de Foment del Treball | David Zorrakino | Europa Press

En medio de la Via Laietana, en el número 32, un edificio señorial impone su perfil a todos los que circulan por la zona. Es la monumental sede de la patronal conocida como “Foment” o “Foment del Treball”. La denominación que luce la entidad puede parecer un poco extraña, tanto si utilizamos “Foment” o la más larga “Foment del Treball”: la primera porque no quedaría claro qué fomentan y la segunda porque parece una proclama estajanovista que insta a trabajar sin descanso. Lo cierto es que todo queda claro cuando sabemos que el nombre completo de esta entidad es "Fomento del Trabajo Nacional", que no es más que una declaración de principios -nacida en época decimonónica- en favor del proteccionismo y en contra del librecambismo. Posicionamiento, el proteccionista, que hoy puede parecer algo desfasado, pero que durante el siglo XIX se ubicó en el centro del debate.

En la época actual, lo que transmite Foment a la mayoría de los ciudadanos es la idea de una entidad tradicional muy cercana a posiciones españolistas y enemiga frontal del independentismo. No podemos olvidar las imágenes de su antiguo presidente Joaquim Gay de Montellà manifestándose en 2017 a favor de la unidad de España rodeado de banderas rojigualdas. Lo cierto es que entrar en la sede de Via Laietana, y en especial en su salón de actos, es como realizar un viaje en el tiempo hasta siglo y medio atrás.

La entidad extiende sus raíces hasta el lejano 1772

Que el aroma que Foment nos remita a tiempos pretéritos es normal si consideramos que la entidad extiende sus raíces hasta el lejano 1772, momento de la creación de la Real Compañía de Hilados, Tejidos y Estampados de Algodón, una primigenia asociación de fabricantes nacida en la Catalunya que todavía estaba bajo el trauma de la derrota en la Guerra de Sucesión. La fundación de la entidad se llevó a cabo bajo el paraguas de la legislación proteccionista de Carlos III, que protegía especialmente a los productos de algodón. En los cien años siguientes, la actividad frenética de los fabricantes catalanes provocó un intenso trajín en la creación de entidades patronales que se iban fusionando entre sí. En este sentido, en 1799 nació el Cuerpo de Fabricantes de Tejidos y Hilados de Algodón, que junto con la Real Compañía que hemos visto antes y la Junta de Pintados formaron en 1820 la Comisión de Fábricas de Hilados, Tejidos y Estampados de Algodón. Esta asociación, un cuarto de siglo más tarde, en 1847, evolucionaría hacia la Junta de Fábricas, entidad primordial en la industria algodonera catalana del siglo XIX. Con los años, surgirían también el Instituto Industrial de Cataluña (1848) y el Fomento de la Producción Nacional (1869), que acabarían fusionándose para dar lugar al Instituto del Fomento del Trabajo Nacional (1879), último paso antes de la creación del actual Foment del Treball Nacional (1889), gracias a la fusión con el Fomento de la Producción Española, una escisión de dicho Fomento de la Producción Nacional acaecida en 1876. Entidades que se hacen y se deshacen, una tradición catalana.

El edificio que hoy en día vemos y con el que empezábamos este texto fue levantado durante la República, en 1934, en la que entonces era la flamante Via Laietana (se había acabado de abrir sólo dos décadas antes) por los arquitectos Adolf Florensa Ferrer y Josep Goday Casals. El primero de ellos, Florensa, había construido años antes el edificio vecino, la Casa Cambó, que también fue la sede efectiva de la compañía eléctrica Chade y que hoy es el Grand Hotel Central. Otro establecimiento que daba consistencia a la Via Laietana como eje de negocios era el Banco Hispano Colonial, en el número 3, que hoy en día es el Barcelona Hotel Colonial.

En nuestros días, Foment del Treball Nacional se define como “la confederación que representa desde 1771 a los empresarios y la potente industria catalana. Como organización independiente, privada, sin ánimo de lucro, acogida al derecho constitucional y legal de asociación de los empresarios, se rige con criterios democráticos por representantes libremente elegidos”. La presidencia la ocupa Josep Sánchez Llibre, con larga trayectoria en Unió Democràtica de Catalunya y hermano del empresario conservero Daniel Sánchez Llibre, que también fue presidente del RCD Español. El mandato en Foment de Sánchez Llibre comenzó en el 2018, cuando tomó el testigo de Joaquim Gay de Montellà y Ferrer Vidal, de quien hemos hablado antes y quien representaba el último eslabón de una larga estirpe de prohombres de la ciudad, entre los que destaca su tatarabuelo Josep Ferrer Vidal (1817-1893), presidente de la Caja de Ahorros de Barcelona y de Foment del Treball, así como consejero del Banco Hispano Colonial y de Tabacos de Filipinas. Todo queda en casa.

Josep Sánchez Llibre está rodeado por una junta directiva multitudinaria, con nada menos que 16 vicepresidentes y 76 vocales

El presidente Sánchez Llibre está rodeado por una junta directiva multitudinaria, con nada menos que 16 vicepresidentes y 76 vocales. Un verdadero gentío que debe resultar imposible que puedan encontrarse todos juntos en unidad de acto, tanto por la dificultad de cuadrar agendas como por la imposibilidad de encontrar una mesa de estas dimensiones. Entre los apellidos conocidos de la junta se encuentran Santiago García-Nieto Conde (representante de la patronal de hostelería y restaurantes), Jordi Clos Llombart (gremio de hoteles), Tomàs Feliu Bassols (representante de los empresarios gerundenses) o Marian Puig Guasch (perfumistas).

La entidad presenta unos ingresos anuales de unos 6,5 millones de euros que, una vez aplicados los gastos, les deja un superávit cercano al cuarto de millón. Los ingresos proceden fundamentalmente de subvenciones públicas (55% del total) y de las cuotas de los socios (37%). La remuneración de alta dirección asciende hasta los 257.000 euros, un grupo entre los que no hay ningún miembro de la junta directiva, que no pueden recibir retribuciones. Los posicionamientos ideológicos de Foment respecto al país están bastante alejados de los de otras patronales como Cecot o Pimec, que muestran a menudo cierto perfil soberanista cercano al que ejerce la Cámara de Comercio desde la llegada de la junta directiva procedente de la candidatura Eines de País. No debe resultar sencillo defender con vehemencia, como lo hace Foment, las supuestas bondades de la unidad de España, cuando argumentos del todo económicos y empresariales como son las balanzas fiscales o el ostracismo del corredor mediterráneo son de tal contundencia, que han servido para que mucha gente abra los ojos respecto a las relaciones con España.

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