Aena, los amos del cielo

Las telarañas del aeropuerto de Barcelona, Maurici Lucena y Aena

Aena es el gestor de los aeropuertos españoles | iStock Aena es el gestor de los aeropuertos españoles | iStock

Cada vez que se habla del aeropuerto de Barcelona, y este verano se ha hablado mucho, el primer nombre que se pone sobre la mesa es el de Aena, la empresa que lo gestiona desde Madrid. Así pues, estas cuatro letras suenan a más o menos todo el mundo, pero pocas veces los análisis van más allá y nos explican qué es exactamente Aena y en manos de quien está.

Para empezar, el nombre de la sociedad proviene de un antiguo ente público fundado en 1991 con el nombre de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, que tenía el mandato de gestionar los aeropuertos públicos, además de la red de control de navegación aérea. La gran transformación vino en 2015, cuando el Estado se desprendió de un 49% de la compañía a través de una OPV (operación pública de venta de acciones), que supuso también el debut de la empresa al parqué bursátil. La cesión de las acciones a inversores privados permitió que el gobierno español captara 4.400 millones de euros para las arcas públicas. Hoy en día, y por causa de aquella privatización de 2015, el 49% del capital está repartido en toda una constelación de fondos de inversión, entre los que destacan TCI Fund Management (tiene un 3% del capital), Fidelity, BlackRock y Vanguard (todos ellos con participaciones entre el 1% y el 2% del capital).

Los tres últimos son sospechosos habituales de esta sección y, por lo tanto, quien quiera conocer los detalles los encontrará revolviendo artículos antiguos, pero el primero, en cambio, no es tan conocido para el gran público. Se trata de un vehículo inversor creado en 2003 por el financiero Christopher Hohn y sus siglas (TCI) proceden de The Children's Investment Fund Foundation, una entidad benéfica destinada a los niños (y también a combatir el cambio climático) que fundó el propio Hohn junto con su mujer, Jamie Cooper-Hohn. El fondo tiene un patrimonio de unos 37.000 millones de euros. La firma española Aena se adapta a la perfección al tipo de inversión que hace el fondo: empresas sólidas con dividendos recurrentes y previsibles.

La gestión centralizada y monopolística de los aeropuertos es un modelo bastante insólito en el resto del mundo

En su información corporativa, Aena presume de ser el principal operador del mundo en el ámbito aeroportuario, gracias a los casi 300 millones de pasajeros que utilizan sus 47 aeropuertos (todos menos uno en el estado español), aunque hay que decir que es un mérito relativo, dado que se beneficia de una gestión centralizada y monopolística de los aeropuertos, un modelo bastante insólito en el resto del mundo. Una cifra tan voluminosa de pasajeros les permite conseguir una facturación de más de 4.500 millones de euros con un beneficio asociado de casi 1.500 millones (todas las cifras son del año 2019, porque en 2020 no fue significativo por la pandemia y en 2021 no está cerrado todavía).

El paso por la política

La persona que lidera Aena es suficientemente conocida a causa de su pasado en la política catalana y no es otro que Maurici Lucena Betriu (Barcelona, 1975). Después de licenciarse como economista en la Universitat Pompeu Fabra y de hacer un máster en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros de Madrid (entidad vinculada al Banco de España), con solo 23 años entró a trabajar al despacho del exministro socialista Carlos Solchaga Catalán, el ideólogo de la reconversión industrial de inicios de los 80 en el estado español. En 2004, apadrinado por Miguel Sebastián Gascón (que en aquel momento era asesor económico del secretario general de PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero), entró a formar parte del equipo que diseñaría el programa económico del partido de cara a las elecciones inminentes y que el candidato socialista acabaría ganando. Desde entonces y hasta 2016 vinieron una hilera de cargos en la política y en empresas públicas: Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (ISDEFE), Agencia Espacial Europea (ESA), diputado y portavoz de grupo en el Parlament de Catalunya, asesor de José Montilla, etc. En 2016, aseguró que dejaba la política, pero después de dos años de barbecho enrolado en las filas del Banco Sabadell, fue repescado por los socialistas para dirigir Aena, sustituyendo a Jaime García-Legaz Ponce, un economista murciano conocido por el gran público por su amistad con el Pequeño Nicolás.

Se puede decir que el pequeño Maurici Lucena nació con el carné de la rosa entre los dientes

La carrera meteórica de Lucena dentro de las estructuras socialistas se puede comprender más bien conociendo la figura de su padre, Gabriel Lucena Ocaña, un sevillano muy vinculado al PSC y amigo íntimo de Pasqual Maragall. El Lucena padre ocupó multitud de cargos en la administración pública de aquellos tiempos, además de ser "andaluz del año" en 1986 por la Casa de Andalucía en Barcelona. Se puede decir, por lo tanto, que el pequeño Maurici nació con el carné de la rosa entre los dientes.

Volviendo a Aena, en el caso de Lucena, la presidencia del consejo de administración se complementa con el cargo de consejero delegado, que le otorga plenos poderes para dirigir la compañía. En el consejo de administración también encontramos a Josep Antoni Duran i Lleida, que no necesita ser presentado, y un montón de miembros de las estructuras profundas castellanas (cuerpos superiores de funcionarios, Tecos, otras empresas públicas, ICADE, etc.) en representación del 51% del capital que todavía atesora el Estado. Entre los consejeros independientes destacan Irene Caro Piquero, que es directora general de Facebook para la península (previamente había pasado por Google y Yahoo); Amancio López Seijas, propietario de la cadena hotelera Hotusa (que acostumbra a gestionar los hoteles de Amancio Ortega) y Jaime Terceiro Lomba, presidente de CajaMadrid hasta la llegada del aciago Miguel Blesa de la Parra en 1996. También el fondo TCI tiene su representante en el consejo, que es el propio Christopher Hohn, fundador del fondo.

No tenemos manera fehaciente de saber cuál es la contribución del aeropuerto de Barcelona y del resto a los beneficios anuales de Aena

Con todo, la participación del Estado en Aena no es directa, sino que es a través de otra empresa pública poco conocida que lleva el curioso nombre de Enaire y que depende del Ministerio de Transportes. Esta compañía es la titular del 51% de Aena, pero también posee dos tercios de Crida (a pesar de la denominación, nada que ver con el catalanismo porque es un consorcio que se dedica a investigación sobre tráfico aéreo), el 45% de Ineco (ingeniería ferroviaria), más de un tercio de EAD (proveedor de información aeronáutica hispano-alemán) y el 20% de GNSS (sistema de localización vía satélite).

La presidencia de Enaire la ocupa Isabel Pardo de Vera Posada, ingeniera de caminos y miembro de una importante familia de Galicia. Poco antes había sido presidenta de Adif, el gestor público de infraestructuras ferroviarias. Estos apellidos sonarán a muchos lectores, porque Isabel es la hermana pequeña de la periodista Ana Pardo de Vera, directora del digital Público. Por supuesto, el consejo de administración de Enaire tiene un perfil muy parecido al de Aena, con el añadido que aquella incluso tiene a algún militar como vocal del órgano.

Empezábamos hablando del aeropuerto de Barcelona y también acabaremos aquí, para recordar que no tenemos manera fehaciente de saber cuál es la contribución de este aeropuerto y del resto a los beneficios anuales de Aena. Es muy probable que la razón la encontremos años atrás, en 2014, la última vez en la que se publicaron resultados desagregados por aeropuerto y se constató que el Prat (52% de los beneficios de todo el sistema) y Son Sant Joan, de Palma (25%), eran la piedra angular del entramado aeroportuario. La razón para no mostrar las cifras que aduce Lucena es bien peregrina: es información confidencial que, en caso de conocerse, beneficiaría a los competidores de Aena.

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