Carles Vilarrubí - Making Of

Mientras avanzaba la cena, la conversación fluía sin que nuestro invitado rehuyera ninguno de los temas deportivos o políticos que había encima de la mesa

Carles Vilarrubí en la cena organizada por la Milanesa de Messi. | Carolina Santos Carles Vilarrubí en la cena organizada por la Milanesa de Messi. | Carolina Santos

Habíamos citado a nuestro invitado a las ocho y media en la sede donde La Milanesa de Messi celebra - sí, sí, celebra- la vida y los encuentros con sus invitados, el templo gastronómico de Lluís de Buen, el restaurante Fishhh! de la calle Modolell, en Barcelona. Bien temprano le vimos entrar, con la prestancia que otorga trabajar para la familia Rothschild, elegante como siempre, con un vestido azul oscuro de raya diplomática, corbata morada y blanca, y la Creu de Sant Jordi en la solapa, una distinción que le concedieron el 2015. Con una Coca-Cola Zero en sus manos, se mostró dispuesto a que le preguntáramos sobre todo en relación con el Barça actual y con el de su época como vicepresidente.

Las reticencias comprensibles de Vilarrubí a dejarse entrevistar justo después de que lo hubiera hecho el erudito Segurola pronto se desvanecieron porque este financiero catalán que vive entre Londres y Barcelona tiene mucho que contar. Es una persona que ha estado en las entrañas del club, pero que no pertenece al mundo del fútbol y que, por tanto, puede proporcionar una visión más panorámica y desacomplejada que todo aquel que sea rehén de su entorno. Mientras avanzaba la cena, la conversación fluía sin que nuestro invitado rehuyera ninguno de los temas que poníamos sobre la mesa, ya fueran deportivos o de carácter político. La piedra de toque para empezar la conversación fue su dimisión como vicepresidente del club el 1 de octubre del 2017, precisamente por la decisión del Bartomeu de jugar un partido que, ateniéndonos a la historia del Barça, nunca debería haberse jugado. Quien se zambulla en la entrevista accederá a detalles que hasta ahora no se habían conocido sobre estos hechos: cómo Vilarrubí convenció a un dudoso Bartomeu de que el partido no se podía jugar de ninguna manera.

Es una persona que ha estado en las entrañas del club, pero que no pertenece al mundo del fútbol y que, por tanto, puede proporcionar una visión más panorámica y desacomplejada que todo aquel que sea rehén de su entorno

También llamará mucho la atención de los lectores todo lo que nos explicó sobre cómo vio el surgimiento de la figura Laporta en aquel lejano 2003 y cómo interpretó el enfrentamiento en las urnas entre el joven abogado y la candidatura más institucional que encabezaba Lluís Bassat.

Lo interpelamos también por otras cuestiones delicadas, como las relaciones siempre difíciles entre el club y el Estado durante ese período llamado “procés”, el peso de los jugadores en la gestión de la entidad, el Barçagate, el riesgo que el club se convierta en sociedad anónima y, de paso, asistimos a la confesión pública de Vilarrubí como cruyffista de hace años. Ah, y nos confirmó, por si alguien lo dudaba, que no tiene ningún interés en ser presidente del Barça. Es importante saberlo. Sobre el citado riesgo de que el Barça caiga en manos ajenas por culpa de su calamitosa situación, abre la puerta a soluciones para capitalizar el club que provengan de los socios y de la sociedad civil.

Nos habíamos propuesto finalizar el encuentro puntualmente a las once de la noche, pero el clima que se creó fue tan agradable que no nos levantamos de la silla hasta las doce y media de la noche, con el tiempo justo para cumplir con el requisito obligado del toque de queda.

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