Todos tenemos más o menos normalizada la presencia de videocámaras de seguridad en el interior y exterior de edificios (especialmente, de aquellos de carácter oficial). Al mismo tiempo, el cine y las series nos han creado una imagen mental de qué función desempeñan estos dispositivos: grabar, de manera estática o móvil, horas y horas de escenas para que el encargado de seguridad pueda vigilarlas en tiempo real, o bien para comprobar qué ha pasado durante la noche a la mañana siguiente. Estas han sido, ciertamente, las dos funciones principales que los sistemas de videovigilancia han ejecutado tradicionalmente, pero la entrada de nuevas tecnologías ha permitido en los últimos años que las cámaras tomen un papel mucho más activo.
Esta es, precisamente, la especialidad de Davantis, una empresa derivada del Centre de Visió per Computació (CVC) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) que desde 2005 trabaja en el desarrollo de software para cámaras de seguridad. Los fundadores, Jordi Lluís Barba y Xavier Miralles Castells, veían claro ya entonces que estos sistemas tenían mucho más potencial que el que se había empleado hasta entonces. “La idea original fue analizar las imágenes de las cámaras y convertir un sistema pasivo, de circuito cerrado de televisión, en un sistema activo de alarma que diera un aviso en determinadas circunstancias”, explica a VIA Empresa el director comercial de Davantis, Jordi Capdevila.
Capdevila: “La idea original era convertir un sistema pasivo, de circuito cerrado de televisión, en un sistema activo de alarma que diera un aviso en determinadas circunstancias”
De entrada, las primeras soluciones desarrolladas por Davantis nacieron como un soporte al trabajo de los vigilantes de seguridad: “Tienen que vigilar 50 cámaras, y por la noche enseguida pierdes la atención y es difícil ver intrusos”. Sin embargo, con el tiempo, la compañía evolucionó, y hacia 2009 comenzó a especializarse en el ámbito de la vigilancia remota. “Se cambió el concepto y nos abrió mucho el abanico de instalaciones, ya que entrábamos con temas de optimización de recursos físicos, y cuando hay reducción de costes, es mucho más fácil venderlo”, relata el director comercial de la empresa. Hasta ese momento, la compañía trabajaba directamente con los instaladores de los sistemas de seguridad, lo que hacía que el trabajo llegara “con cuentagotas”, pero el inicio de relaciones comerciales con distribuidoras del sector les permitió aumentar la capilaridad de sus productos.
Un sistema modular y adaptable a todo tipo de cámaras
Pero, ¿en qué consiste exactamente el sistema? La solución actual de Davantis trabaja codo con codo con las cámaras instaladas en el edificio para posibilitar una gestión más inteligente de la seguridad. “El primer paso es establecer qué tipo de cámaras tenemos y dónde ponerlas”, detalla Capdevila, que diferencia entre dos variantes: las más tradicionales de día y noche, pensadas para distancias cortas y con un foco de iluminación nocturna; y las cámaras de tecnología térmica, que ofrecen una imagen gris y son mucho más caras, pero que llegan a mucha más distancia.
Una vez se han estudiado las instalaciones y se ha pactado con el cliente las cámaras que se utilizarán, este puede decidir si simplemente quiere un sistema tradicional, de grabación de 24 horas para consultar al día siguiente; o bien los sistemas en los que se especializa Davantis, que conecta las cámaras a internet y permite al usuario decidir bajo qué parámetros quiere que envíe las alertas.
El punto diferencial de la compañía es su amplia flexibilidad a la hora de trabajar con otros distribuidores: “El gran lema de Davantis es integrarnos con cualquier cámara o sistema de terceros para facilitar el trabajo de todos”. Esto implica diseñar una solución adaptada a los diferentes programas que ya se utilizan en estos entornos, ya sean centrales receptoras de alarmas, como otros programas de empresas y servicios de vigilancia. “Si me encuentro en una garita donde el vigilante tiene un programa X y gestiona el control de acceso y los incendios, si le puedo dar una alarma de intrusión, es una paquetización muy valorada”, ejemplifica Capdevila.
El impulso de la inteligencia artificial

La solución había funcionado tradicionalmente a partir de una “combinación de algoritmos matemáticos en relación con las velocidades, los ángulos de movimiento y las formas”, relata Capdevila. Este sistema permitía “interpretar, con cierta probabilidad, si lo que se veía era una persona, un vehículo u otra cosa, y si se debía generar alarma o no”. Como concepto, era “perfecto”, pero tenía un problema: “Si te equivocabas más de la cuenta y generabas un número elevado de falsas alarmas, generas trabajo a la receptora y al instalador, y eso no agrada”.
Sin embargo, a partir de 2020, el equipo de Davantis implementó tecnologías de inteligencia artificial para entrenar los sistemas a partir de ejemplos reales, “cientos de miles de imágenes en entornos de circuito cerrado de televisión, complicados, con baja iluminación, tanto de cámaras visibles como térmicas”. Gracias a toda esta información, la solución, llamada DFUSION, dio un “paso tecnológico brutal” hacia adelante. “Haber podido entrenar al equipo con imágenes tan específicas en un entorno en el que siempre nos hemos dedicado hace que la detección sea muy precisa y el nivel de falsas alarmas, muy bajo”, asegura.
La internacionalización y la integración, los caminos a seguir
La compañía trabaja para todo tipo de sectores diferentes y, a la hora de clasificarlos, divide a los clientes en tres grandes grupos “igual de importantes”. Por un lado, la base, formada por instalaciones pequeñas de cuatro a ocho cámaras, con “un abanico de instalaciones inacabable”, que abarca desde pequeñas naves a “cualquier residencia que necesite una cierta protección”. En segundo lugar, las instalaciones medianas, generalmente formadas por grandes empresas que tienen polígonos industriales de sectores como la logística, la química o la alimentación, entre otros. Y, finalmente, lo que Capdevila denomina “instalaciones críticas”, dentro del cual se encuentran las prisiones, los medios de comunicación y todas aquellas empresas para las que “el precio es lo menos importante; la clave es dar una solución que dé cobertura a todo”.
Davantis cerrará 2025 con una facturación de ocho millones de euros y una plantilla de 50 trabajadores, con la expectativa de intensificar las ventas en el extranjero
Por ahora, Davantis se encuentra en una situación de consolidación, con un mercado bien asentado en el Estado, delegaciones en Estados Unidos y Colombia y agentes comerciales en países europeos como el Reino Unido, Francia o Italia. Con una facturación esperada de ocho millones de euros para 2025 y una plantilla de 50 trabajadores, la empresa trabaja con dos enfoques principales de cara al futuro. En el ámbito comercial, Capdevila confirma que “estamos muy focalizados en la exportación, buscando el socio y la fórmula de actuar en cada país”. Y en el ámbito técnico, la compañía quiere seguir haciendo valer su diferenciación, ampliando el abanico de soluciones de terceros con las que su sistema es compatible. “Cada vez hay más gente que trabaja en lo que habíamos hecho desde un principio. Estos veinte años han sido una guerra constante cada día”, afirma con confianza el director comercial.
A pesar de que ya hace dos décadas que se independizaron como empresa, la relación con el CVC y la UAB siempre se ha mantenido muy estrecha. La primera ubicación de la empresa fue en las mismas instalaciones del CVC, y más adelante dieron el salto al Edifici Eureka del Parc de Recerca UAB (PRUAB), donde todavía mantienen la sede principal. “A escala de comunicación nos va perfecto, porque es uno de los edificios que mejor comunicado puede estar a escala de Catalunya a todos los niveles”, opina Capdevila. Esta proximidad también les permite atraer fácilmente a estudiantes de la universidad, un punto que considera “muy importante”.