Dorna, el propietario discreto del gran circo de las motos

¿Cuál es la historia de la compañía que controla las principales competiciones del motociclismo profesional?

La historia de Dorna, con altos, bajos, ventas y nuevos accionistas, marca el recorrido de las principales competiciones de motociclismo | EP La historia de Dorna, con altos, bajos, ventas y nuevos accionistas, marca el recorrido de las principales competiciones de motociclismo | EP

Este fin de semana vuelve el gran circo del motociclismo, el campeonato del mundo de de este deporte que tiene como máximo exponente la categoría llamada MotoGP. El regreso de Dani Pedrosa después de casi tres años retirado, las incógnitas sobre el futuro de Valentino Rossi y la esperada constatación que el brazo de Marc Màrquez ya funciona a pleno rendimiento son algunos de los principales atractivos del gran premio de este próximo fin de semana. Los forofos al motor siguen con pasión cada cursa desde hace muchas décadas, pero probablemente no dedican mucho tiempo a hablar sobre la firma que organiza todo este circo, la sociedad española Dorna. Más allá que el nombre suene, porque a menudo es mencionada, no parece que para el forofo común sea mucho de dominio público el pasado y presente de esta empresa.

Para saber el origen tenemos que viajar bastante atrás en el tiempo, y tropezar con un personaje que en su día fue todo un referente aspiracional de generaciones enteras, el ex-banquero Mario Conde Conde. Fue precisamente él, cuando presidía el Banco Español de Crédito (Banesto), quién invirtió 10.000 millones de pesetas (unos 60 millones de euros) en un paquete muy importante (50%) de una empresa familiar gallega de marketing deportivo que habían fundado un par de años antes los hermanos Carlos Manuel y Manuel Carlos García Pardo.

Para saber el origen de Dorna tenemos que viajar bastante atrás en el tiempo, y tropezar el ex-banquero Mario Conde Conde

Solo tres años después de la entrada al capital, el banco fue intervenido por las autoridades financieras y Conde cayó en desgracia. Una incidencia tan relevante tuvo sus efectos sobre la filial Dorna, que vio cómo los nuevos gestores de la entidad bancaria optaron para vender masivamente activos de la sociedad (acuerdos comerciales con la Premier League, la NBA , la liga de hockey hielo, la de béisbol, etc), para acabar quedándose posicionados en el mundo del motor, que es el que finalmente los ha hecho grandes. Todavía durante lo era Conde habían conseguido importantes paquetes de derechos, tanto televisivos como comerciales, sobre el mundial de motociclismo, que desembocó en que la compañía española acabara haciéndose cargo de la organización del campeonato en sus tres categorías (MotoGP, Moto2 y Moto3).

Las ventas de Dorna

Con el negocio ya crecido, Banesto decidió sacar Dorna Sports (así fue rebautizada) al mercado, y el comprador que encontró fue el fondo de inversión CVC, un sospechoso habitual en el mundo de la compraventa de empresas no cotizadas. La transacción se llevó a cabo en 1998 por un precio de 6.300 millones de pesetas (casi 38 millones de euros), y permitió que algunos ejecutivos de la compañía pasaran a ser accionistas, cómo es el caso de Carmelo Ezpeleta, director general desde 1991 y que hoy continúa liderando el proyecto. En aquel momento, el equipo directivo se quedó con un 12% del capital, valorado en unos cuatro millones y medio de euros.

La etapa de CVC como propietarios de la firma finalizó de manera involuntaria en 2006, porque al adquirir la propiedad también de la Formula 1, la Comisión Europea pidió que el fondo de inversión vendiera Dorna para evitar problemas de competencia. En este nuevo cambio de propietario quien entró fue otro fondo de inversión, en este caso Bridgepoint Capital, que según parece pagó un precio de unos 550 millones de euros, compitiendo con otros clásicos del capital riesgo como Permira, PAI o Apax. El principal directivo de Bridgepoint Capital, William Jackson, es ahora presidente de Dorna, a pesar de que el primer ejecutivo, cómo decíamos, continúa siendo Carmelo Ezpeleta.

Pero, ¿quien hay detrás Bridgepoint Capital? La firma nació como división del banco NatWest (National Westminster Bank) en 1984, pero con el nuevo siglo cambió de manos para pasar a ser propiedad de sus directivos cuando el banco fue absorbido por su competidor Royal Bank of Scotland. Desde entonces se había mantenido como una compañía no cotizada, pero este verano ha decidido dar el salto al parqué y ha hecho millonarios a un buen puñado de sus trabajadores. El más beneficiado ha sido el responsable de la oficina de Francia y Sur de Europa, Frédéric Pescatori, que ha vendido títulos por valor de casi 20 millones de euros y, aún así, retiene una participación del 2,3% en la compañía, un paquete valorado en unos 110 millones de euros.

El negocio de Dorna acostumbra a dar grandes rendimientos: en 2018 la facturación se disparó hasta más de 300 millones de euros

Por su parte, el ya mencionado William Jackson se ha quedado con un 1,1% del capital, después de vender acciones por valor de 9,5 millones de euros. Con todo, ni uno ni el otro figuran entre los máximos accionistas de la compañía, un honor que recae en los fondos Burgundy Asset Management (canadiense, con un 7% del capital) y T. Rowe (americanos, con un 5,5%). En la actualidad, Bridgepoint Capital está gestionando activos por valor de 27.000 millones de euros, y en su cartera, además de Dorna, cuenta con compañías como Burger King (Francia y Reino Unido), PharmaZell, DeHavilland o Diaverum entre muchas otras.

Posteriormente, entró un nuevo accionista, The Canadian Pension Plan, que es el fondo de pensiones público del Canadá, fundado el 1965. Hoy gestiona la ingente cifra de 335.000 millones de euros. La participación de este fondo de pensiones es del 39% del total de Dorna, mientras que sus socios de Bridgepoint Capital atesoran un 40%. El resto continúa en manos de accionistas minoritarios.

Si dejamos de banda el atípico ejercicio del año 2020, el negocio de Dorna acostumbra a dar grandes rendimientos a sus propietarios: en 2018 la facturación se disparó hasta más de 300 millones de euros, con unos beneficios de 55. Superada la pandemia y con la posibilidad del regreso de Marc Màrquez a su mejor forma, los trabajadores canadienses pueden estar tranquilos con el futuro de su jubilación.

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