Estamp, el diseño catalán de pomos que ha dado la vuelta al mundo

Estamp nació pocos años antes de la Guerra Civil y abrió las puertas de la expansión internacional en los años 60

Estamp en una feria internacional | Cedida Estamp en una feria internacional | Cedida

Fue en 1928 cuando se fundó Estamp, una compañía familiar gestionada por la tercera generación y que se ha convertido en uno de los líderes del sector de los pomos y de tiradores de muebles. Casi 100 años después de su nacimiento, sus productos llegan a más de ochenta países y trabajan con algunas de las principales marcas de muebles del mundo.

Vergés: "Eran unos momentos con muchas oportunidades, el mercado estaba totalmente libre"

J. José Vergés fue el impulsor de la idea. "Eran unos momentos con muchas oportunidades, el mercado estaba totalmente libre", explica Josep Vergés, actual propietario de Estamp. Aún así, no fueron unos inicios fáciles, había dificultades para conseguir materias primas o para promocionar los productos. "Pero a base de esfuerzo y de ingenio, consiguieron iniciar un proyecto que ha tenido éxito, durante casi 100 años".

Guerra Civil y Segunda Guerra Mundial

J. José Vergés tenía maquinaria para construir piezas metálicas y lo aprovechó para adentrarse en el sector de los pomos y tiradores para muebles. Sobre todo vendía en el mercado catalán, a fabricantes de muebles y comercios minoristas. Pero no fueron unos tiempos fáciles: ocho años después del nacimiento de Estamp, estalló la Guerra Civil. "Los primeros años fueron muy complicados, con la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y crisis económicas brutales. Fue una época con una criba muy importante. Mucha gente cayó y desapareció del mercado", recuerda Vergés.

Fue una época de supervivencia. Y todo empezó a cambiar a partir de los 60, cuando la economía española empezó a levantar el vuelo. "Se abrieron nuevos sectores y oportunidades y nuestra empresa, como muchas otras, creció rápidamente". Una de las claves, explica el actual propietario, es que los beneficios se reinvertían en la empresa. Se apostaba por nueva maquinaria y por contratar diseñadores líderes para crear productos innovadores. "Estuvimos muy activos y se sacaron muy buenos productos", destaca Vergés.

Hasta el Oriente Medio

Y fue a partir de mediados de los años 60 cuando Estamp dio un paso adelante y apostó por la internacionalización: "Se abrieron nuevos mercados, primero en toda España y después nos adentramos en mercados europeos y otros como Oriente Medio". Y todo ello, como pasa muchas veces, empezó de casualidad. Fueron otras empresas quienes se pusieron en contacto con Estamp.

De hecho, la empresa no lo necesitaba: toda la producción que podíamos hacer, ya la teníamos siempre vendida al mercado español. Aún así, apostaron: "Creímos que entrar en mercados exteriores era una garantía de expansión y de futuro y nos lanzamos con todo". La calidad y atractivo del producto hicieron el resto: en poco más de diez años ya exportaban a una treintena de países.

Su primer cliente, en los 60, fue Jordania. Y después se añadieron Arabia Saudí, Dubai o Líbano, que todavía continúan siendo mercados relevantes para Estamp. Hoy en día, exportan a unos 80 países, manteniendo el liderazgo en muchos de ellos. Pero, Francia, Alemania e Inglaterra son hoy los principales mercados, a pesar de que el Próximo Oriente continúa siendo una región importante.

Innovación y diseño

Una de las claves de Estamp ha sido siempre la apuesta por el diseño: "Es fundamental", reconoce Vergés. Por eso, desde hace décadas, cuentan con profesionales españoles e italianos, que están muy cotizados. "Debemos tener diseñadores capaces de percibir las tendencias del mercado para adaptar el producto y crear tendencia", explica.

Esto se traduce en el lanzamiento de entre cuatro o seis colecciones el año, con un catálogo de 2.000 referencias para muebles de todo tipo que venden a algunas de las principales marcas del sector. Uno de los canales principales de venta continúa siendo las ferreterías, además de las grandes superficies dedicadas al bricolaje.

¿Guerra con Ikea?

Uno de los grandes cambios en el sector de los muebles en los últimos años ha sido la irrupción de Ikea, que ha acabado con muchos negocios locales. Para Estamp, no ha sido nunca una amenaza: "Nos interesa trabajar con fabricantes de muebles que valoren la calidad y sean capaces de pagar algo más por un tirador". "El mercado de Ikea no es lo que más nos interesa, no entramos. Son grandes volúmenes de compra, pero con un precio muy bajo", añade.

Estamp actualmente cuenta con sus oficinas centrales en Esplugues, inauguradas en 1989, y una fábrica en Tortosa. Además, compran parte de los productos en Àsia, a pesar de que los diseñan aquí. La diferencia de precios les hizo decantar. Cuentan con casi unos cuarenta trabajadores y cerrarán el año con unos cinco millones de euros de facturación, vendiendo unas 30.000 piezas al día.

Vergés: "Lo importante no es el beneficio de hoy, sino la capitalización para que la empresa pueda subsistir"

Pero 100 años de historia son muchos, y también ha habido momentos de crisis. Las guerras, la posguerra, la crisis del petróleo de los años 70, la de los 90 o la financiera del 2008. Pero Estamp ha sobrevivido. Josep Vergés menciona las claves: "El ADN de la empresa ha sido, antes que nada, la prudencia. Y ser financieramente muy autónomos". Y, también, entender los beneficios cómo una "herramienta fundamental" por la mejora de la empresa.

"Lo importante no es el beneficio de hoy, sino la capitalización para que la empresa pueda subsistir", concluye el actual propietario y tercera generación de Estamp.

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