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La experiencia de una mirada personal al programa Escuela y Empresa

Si entendemos que las empresas privadas son el motor de nuestra economía y que pretendemos preparar a los jóvenes para formar parte de ella, sería necesario acercarlos a este mundo mucho antes

Una de les sesiones del programa Escuela y Empresa | FemCat
Una de les sesiones del programa Escuela y Empresa | FemCat
Nicolás de Trinchería Simón | VIA Empresa
Vicepresidente de Simón
08 de Agosto de 2025 - 05:30

Escribiré exclusivamente desde mi experiencia personal en el programa Escuela y Empresa.

 

En relación con la percepción que tienen los jóvenes de las clases donde participé sobre la empresa y el empresario, debo decir que no me llevé muchas sorpresas. Debo generalizar, advirtiendo que siempre había excepciones con visiones más actuales o más cercanas a la realidad.

Yo iba con una idea preconcebida, construida a lo largo de los años leyendo medios de opinión diversos y viviendo en sociedad, sobre qué piensan los chicos y chicas respecto a este tema. Creo, y puedo decir que lo he confirmado, que nuestros jóvenes ven la empresa como algo más o menos distante (según su etapa formativa), pero que les genera un cierto interés.

 

En términos generales, tienen una opinión bastante neutra del concepto de empresa. Entienden que pueden ser muy diversas entre sí, con culturas y maneras de hacer diferentes. Algunas les atraen y otras no. Consideran aspectos como la responsabilidad social, la sostenibilidad o el trato justo, según la información que reciben, que puede estar más o menos sesgada dependiendo de los canales que consuman.

En cuanto a la figura del empresario, observan dos visiones. Por un lado, aún persiste, desgraciadamente, la imagen del empresario que solo busca enriquecerse, sin demasiados miramientos por el bien común (sombrero de copa y puro incluidos…). Este perfil, generalmente, no les gusta. Por otro lado, hay un modelo más aspiracional, con el que se sienten más identificados: el emprendedor de startup, joven y brillante. Sin embargo, a menudo aún no son del todo conscientes del esfuerzo y el trabajo que implica hacer crecer un proyecto así.

Respecto al vínculo entre jóvenes y empresa, considero que llega demasiado tarde. Si entendemos que las empresas privadas son el motor de nuestra economía y que pretendemos preparar a los jóvenes para formar parte de ella, sería necesario acercarlos a este mundo mucho antes. Debemos transmitir que estamos todos en el mismo barco. Mostrar qué puede llegar a ser una empresa y qué puede aportar a la sociedad. Que trabajar en ella sea percibido como un reto estimulante. Escuela y Empresa es un paso excelente en este sentido. Un complemento útil podría ser fomentar más las visitas directas a empresas.

"Aún persiste, desgraciadamente, la imagen del empresario que sólo busca enriquecerse, sin demasiados miramientos por el bien común (sombrero de copa y puro incluidos…)"

Por otro lado, si hablamos de la conexión escuela-empresa, con la formación dual y otras iniciativas similares, cabe destacar que a pesar de ser fundamentales, éstas suelen aparecer en la última etapa del recorrido educativo. Sería muy beneficioso despertar antes el interés y las vocaciones profesionales, para ayudar a los alumnos a tomar mejores decisiones cuando llegue el momento de elegir camino.

En cuanto a mi participación en el programa, puedo afirmar que me ha enriquecido mucho. Tenía dos objetivos claros. El primero era poner los pies en la tierra para captar de primera mano el ambiente en los centros e institutos. Quería tomar el pulso y escuchar las opiniones reales de los chicos y chicas.

A pesar de no haber modificado sustancialmente mi visión después de las sesiones, me ha gustado constatar la diversidad de opiniones sobre el mundo empresarial. Esto me confirma que, cuando las cosas se explican bien, con argumentos sólidos y en el contexto adecuado, los jóvenes las escuchan. Creo sinceramente que vale la pena dedicarles tiempo.

"Es muy gratificante salir de aquella aula con la sensación de haber puesto un granito de arena en una causa compartida que debería ser responsabilidad de todos"

Mi segundo objetivo era transmitirles los valores que considero fundamentales para las personas que lideran empresas sostenibles y con propósito. He insistido mucho en los valores, mediante ejemplos y anécdotas reales.

Recomendaría esta experiencia a todo el mundo que entienda que las empresas son un activo nacional a preservar, que nos proporcionan trabajo y nos ayudan a crecer, tanto en el ámbito profesional como personal. Muchos tenemos hijos y conocemos su visión, pero asistir en persona a los centros de formación nos abre a un universo más amplio y nos permite percibir la “temperatura media” del momento. Aunque a veces sea agotador (sobre todo en alguna sesión doble), ya que se intenta hacer atractiva y requiere una cierta implicación emocional, es muy gratificante salir de aquella aula con la sensación de haber puesto un granito de arena en una causa compartida que debería ser responsabilidad de todos.

¡Muchas gracias por organizar este programa!