Manel Peramola, hijo único de una familia de carreteros de Vilafranca del Penedès, estudia en los Escolapios de Igualada y en 1914 empieza a anunciar a viva voz con un carro de mano por las calles de esta población, que compra, restaura y vende muebles. Sus compañeros de escuela, hijos de los propietarios textiles, ayudan a que el negocio tome impulso.
Su hijo único, Jaume (1920), se hace cargo del negocio en 1940, ya con carro de caballo. Su gran éxito es comprar muebles de madera deteriorados por el transporte y dejarlos como nuevos. A los 45 años muere. Entonces, su hijo Jaume tiene dieciséis años, y Manel, doce. La mujer y el hijo mayor se hacen cargo del negocio, y pueden salir adelante gracias a que no hay deudas -dado que el padre había ido haciendo un patrimonio- y al apoyo de los amigos.
La cuarta generación será de propietario casi único, siguiendo el criterio de "la empresa para quien la trabaja"
Todo el negocio está en una agenda y dos pinchos. Al acabar el bachillerato, con 15 años, se incorpora Manel. Al cabo de tres años, los dos hermanos se separan amistosamente, con momentos difíciles. El mayor se había sumado por responsabilidad; el pequeño, por voluntad. Por eso, Manel considera que la experiencia no es tanto una cuestión de años como de vivencias y aprendizajes. Cree que para que un negocio se perpetúe hay que tener la humildad de aprender cada día.
La cuarta generación será de propietario casi único, siguiendo el criterio de "la empresa para quien la trabaja". Jaume (1979) estudia empresariales, trabaja en el departamento de exportación en Seat durante dos años y de product manager en una cadena de tiendas de electrodomésticos. A raíz de la aparición de Amazon se replantea su futuro. Por su parte, el padre, aprovechando la jubilación de un encargado de tienda y un conflicto con el contable, le propone que se incorpore a la empresa familiar, donde había colaborado en verano desde los dieciséis años y hasta acabar la carrera.
Cuando estaba en Seat, ya le había dicho a su padre que querría unirse al negocio, pero la respuesta de entonces fue clara: "Todavía no es el momento". En 2002, hace el PDD en el IESE. Sus dos hermanos tendrán una participación accionarial testimonial, porque son parte de la familia.
El relevo del negocio operativo de la tercera a cuarta generación se produce con momentos de discusión y otros de acuerdo. De forma bastante planificada por parte del predecesor, con hitos y calendario que el continuador descubre muchas veces sin previo aviso.
Cuando Jaume cumple 38 años, le traspasa parte de la propiedad y, con todo, se comunica al equipo el relevo en la dirección. Mientras tanto, el padre, una vez cumplidos los 63 años, pasa a hacer de abuelo toc, manteniendo su cartera de clientes directos. Jaume agradece las acciones recibidas, pero afirma que quiere llegar a tener la mayoría. Un tiempo después, en 2023, finalmente sucede.
En 2024, la facturación ya es de 6,8 millones de euros, con un total de diecinueve colaboradores. La forma de gobierno es de administrador único, ya que la dimensión no justifica un consejo de administración. Jaume se apoya en su hermana psicóloga y en un buen amigo para evitar la sensación de soledad del empresario. El objetivo es superar con creces los 10 millones de euros y todo lo que ello supone: empezando por las cargas administrativas y continuando con la creación de un buen equipo directivo que permita aumentar ubicaciones. El plan de crecimiento aún no está reflejado en hitos y calendario
En 2024, la facturación ya es de 6,8 millones de euros, con un total de diecinueve colaboradores
A 25 años vista, se cree que el modelo de negocio continuará siendo válido. Agradaría que el negocio fuera mayor y que continuara en manos de la familia, si hay voluntad y capacidad. Pero no hay planificación para que así sea. En el protocolo familiar se exige formación universitaria y tres años más de trabajo en el extranjero. Jaume asegura que nunca forzará a sus continuadores a nada, porque tienen muchas opciones.
Que conozcan la empresa es inevitable en las sobremesas familiares del domingo, donde padre e hijo hablan de trabajo. "La quinta generación está con las antenas puestas y hace preguntas". Cree que en verano es mejor que no trabajen en la empresa familiar, ya que eso no hará que conozcan el negocio. "Cuando decidan lo que estudiarán puede ser el momento de que empiecen a trabajar en casa", comenta. En la quinta generación hay de momento cinco integrantes, dos de los cuales son descendientes de Jaume, y no se descarta de entrada a ninguno como continuador.
Jaume cree que cuando tenga 55 años será el momento de plantearse si lo mejor es planificar continuar o vender.