Folgarolas, supervivientes de la industria textil vallesana

La industria textil vallesana fue uno de los puntals del sector en Europa y dos siglos después, con la competencia china o turca, son pocas las empresas que quedan

La nave de Folgarolas Textil en Terrassa | Cedida La nave de Folgarolas Textil en Terrassa | Cedida

Sabadell, Terrassa y su entorno fueron uno de los grandes focos europeos del sector textil con la industrialización durante el siglo XIX. Dos siglos después, la industria textil ha perdido mucha importancia en Catalunya y no son muchas las empresas que han mantenido la actividad, en un mundo globalizado donde países como Turquía o China se han convertido en unos competidores inabarcables en cuanto al precio. "Hemos sobrevivido una minoría", sentencia Pepe Garcia, director general de Folgarolas Textil.

Esta compañía inició el 1935 su actividad textil, con una industria en el pueblo de Folgarolas. En los años 50 se constituyó como empresa y hoy en día todavía resiste, con facturaciones anuales de entre 7 y 9 millones de euros, proveyendo a gigantes como Inditex o Mango y exportando una gran parte de su producción. Cuenta con una decimosexta de trabajadores directos, a pesar de que mujer trabajo indirectamente a una sexagésima de familias del territorio.

"Nuestro sector se ha ido reduciendo mucho y ahora queda un núcleo que intentamos que no acabe de morir, porque está muy saneado", destaca Pepe Garcia. Y para sobrevivir, el modelo de negocio es imprescindible. Folgarolas ha apostado por el kilómetro cero, por la flexibilidad de la producción y por la innovación.

Tejidos kilómetro cero

Actualmente la empresa tiene las fábricas más cerca que antes. La planta que tiene más lejana se encuentra en Bagà. Este hecho ya pone de manifiesto la apuesta por la proximidad y por el talento catalán en el sector del tejido.

Su modelo se basa en un trabajo "tipo clúster". "Damos trabajo a los traperos, personas que tienen 15 o 20 máquinas. Es nuestro modelo de negocio, que por mí ha hecho que podamos está vivos", señala el director general de la compañía. Así, Folgarolas tiene como proveedores pequeños talleres del entorno, que les proporcionan mucha agilidad y una estructura más pequeña. "La supervivencia en estos mercados tan fuertes como el chino o el turco, nos ha derivado que las empresas que estamos vivas nos hemos collado mucho el cinturón, las estructuras son muy pequeñas y tenemos agilidad y mucha capacidad", resume Garcia, que añade: "No tenemos unos gastos fijos que nos estrangulen".

Y un aspecto fundamental es todo el conocimiento textil que hay a la industria catalana, esto es el que queda de decenas de años de liderazgo mundial en el sector. "Usamos toda la industria que queda viva. Si uno hace bien el lino, le compramos. Si un fa el algodón, le compramos a él... Así te rodeas de un núcleo de proveedores que te hace fuerte y te hace ser potente, dinámico y poder competir con estos mercados tan agresivos donde parece que todo sea el precio".

Así, empresas como Folgarolas apuestan por el "diseño y el timing". Desde grandes marcas hasta las pequeñas, exigen agilidad de producción, puesto que quieren cambiar las colecciones rápidamente. "No te permite ir a Asia o Turquía, y nosotros podemos poner en marcha 30-60 máquinas con agilidad".

La feroz competencia asiática

¿Y cómo se puede competir con China o Turquía? "Hagamos nuestras propias colecciones. Intentamos ser muy creativos y constantemente estamos creando producto. Esto nos hace está muy vivos". Pepe Garcia destaca que cuando pueden competir es cuando los clientes confeccionan el producto final relativamente cerca, por Europa o el Magreb.

"Si Inditex tiene que confeccionar en Marruecos, no puede comprar el tejido en la China, lo tiene que comprar cerca", destaca. Aún así, Folgarolas también envía tejido en Singapur, Japón, Estados Unidos o México por marcas autóctonas de aquellos países que valoran la calidad.

El hecho de diseñar y confeccionar su propio producto, con colecciones propias para alcanzar las grandes cadenas, también es un punto a favor.

La dinastía de Inditex o Mango

Mientras que antes una empresa como Folgarolas podía trabajar por decenas de clientes, hoy se ha reducido, especialmente en el Estado español. Hay dos o tres nombres que sobresalen, como son Inditex, Mango y Desigual. "Cadenas como Inditex o Mango quieren producto fresco cada semana, necesitan empresas que diseñen estas producciones y las desarrollen, y esto lo podemos hacer", relata el responsable de Folgarolas. Así, además de producir, Folgarolas también diseña el producto con una creatividad constante.

Para Garcia, la explosión de estos gigantes tiene una doble lectura: "Si no trabajamos por estos gigantes, no trabajaríamos. Pero si no estuvieran, quizás todavía habría las marcas por las cuales antes trabajábamos". Y es que indica que antes con 30-40 clientes podías hacer el mismo volumen que haces ahora con una de estas cadenas, con la diferencia que ahora concentras mucho más el riesgo. Y es que a diferencia de países como Francia o Inglaterra, muchas de las marcas de ropa españolas han desaparecido o, más bien, "Inditex y Mango se las han cargado".

Director general de Folgarolas: "Dependemos más de estos clientes como Inditex o Mango"

Además de concentrar el riesgo, trabajar con grandes distribuidoras también reduce el margen, tanto económico como de tiempo. "Dependemos más de estos clientes", sentencia.

Aún así, Folgarolas tuvo claro que no podían pretender depender exclusivamente de estas compañías y por eso ya hace años que apuestan por la exportación por marcas otros países. Esto hace diversificar el riesgo y la dependencia. Alemania, Australia, Argentina, Bélgica, Canadá, China, Corea del Sur, Uruguay o Nueva Zelanda son algunos de los países donde envía producto.

Así, la empresa de Terrassa tiene dos focos de trabajo: las grandes distribuidoras y marcas francesas, italianas, inglesas, mexicanas, japonesas... En estos casos, el margen económico es más superior y también se puede trabajar con más calidad porque no exigen tanta rapidez y renovación constante de producto.

La sostenibilidad como bandera

Una de las apuestas importantes de Folgarolas ha sido la innovación y la investigación de nuevos tejidos y la sostenibilidad . "La innovación es constante. Nosotros hemos entrado muy fuerte en la sostenibilidad. Lo hemos intentado detectar a tiempo, intentar usar algodón orgánico, hilos de reciclado de pieza... Más de un 50% de nuestros tejidos están hechos con materiales sostenibles, sean orgánicos o reciclados". Esto supone un valor añadido cada vez más valorado y que los diferencia de las producciones asiáticas o turcas. De hecho, Folgarolas cuenta con un departamento propio de investigación y desarrollo.

Y ¿por qué una empresa tradicional apuesta tan fuerte por la innovación? "Porque es una oportunidad de negocio" y porque "la necesidad de supervivencia te hace está muy vivo". "La industria en Turquía es muy potente y esto implica la necesidad de sobrevivir y te lleva a ser muy innovadores. Y ahora toca ser sostenible", destaca Pepe Garcia.

Todo ello es posible también por el conocimiento acumulado por compañías a lo largo de dos siglos. Incluso, en Folgorolas disponen de archivos antiguos de donde coger ideas por nuevos tejidos.

La preocupante falta de formación

A pesar de ser optimistas con el presente, una de las preocupaciones de la industria textil catalana es la falta de juventud. Uno de los motivos es que los estudios superiores de diseño textil han disminuido mucho e incluso a ciudades con una gran tradición como Sabadell o Terrassa, escuelas han ido plegando. "La formación preocupa al sector".

Y es que los jóvenes cada vez más apuestan para la moda y el diseño, pero no hay teóricos con conocimiento del oficio textil.

Aún así, algunos de los proveedores de Folgarolas son personas relativamente jóvenes, con una media de cuarenta años. También muchos directivos del sector en general. "Es muy motivador, mujer esperanza de la continuidad".

La supervivencia del sector

Con todo, el sector textil catalán "se ha hecho pequeño, pero está saneado y tiene ganas de no acabar muriendo". Una realidad muy diferente de cuando, por ejemplo, nació el Banco Sabadell para financiar los fabricantes del Vallès que tenían que comprar lana al exterior.

Una minoría ha sobrevivido, pero es un núcleo fuerte. Garcia señala que especialmente han salido adelante o bien la industria dedicada a tejidos técnicos (automoción, vestuario laboral como por bomberos, hospitalario...) o los que han tirado hacia la moda y por el trabajo por marcas o grandes distribuidoras.

"Innovación en el diseño, diversificar con la exportación y los productos sostenibles y la cintura del modelo hace que el sector se vaya manteniendo", concluye Pepe Garcia, director general de Folgarolas.

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