Galletas que se comen entre ellas: Adam Foods y Birba

La compra de Birba es el último -de momento- de los muchos cambios de propiedad que ha tenido la firma de Camprodon en las últimas décadas

Imagen de unas galletas | Birba Imagen de unas galletas | Birba

A comienzos de este mes de mayo se hizo pública una operación corporativa que afectaba una de las marcas de galletas más conocidas del país, las célebres Birba de Camprodon. La operación ha consistido en la compra de la empresa del Ripollès por parte de otra firma catalana, Adam Foods, que puede sonar poco, pero que en realidad es la heredera de todo un clásico como Nutrexpa, la empresa que fabricaba el mítico Cola Cao.

El caso es que el pez pequeño, Birba (7 millones de euros de facturación) ha sido deglutido por el pez gordo, Adam Foods (350 millones), que como acabamos de decir, procede de la partición de Nutrexpa que llevaron a cabo las familias propietarias (Ventura y Ferrero), en el año 2015. Los Ventura se quedaron con las galletas y otros negocios (Artiach, Cuétara, Chiquilín, Marbú, Filipinos, Phoskitos, La Piara o Granja San Francisco), mientras los Ferrero se quedaron con los negocios de cacao (Pegamento Cao, Nocilla, Okey y Paladín). Debe tenerse en cuenta que esta división entre las dos familias es más compleja de lo que hemos apuntado aquí porque las dos están emparentadas. Una empresa fue bautizada como Adam Foods y la otra como Idilia Foods.

Debe tenerse en cuenta que esta división entre las dos familias es más compleja de lo que hemos apuntado aquí porque las dos están emparentadas

La compra de Birba es el último -de momento- de los muchos cambios de propiedad que ha tenido la firma de Camprodon en las últimas décadas. El máximo accionista hasta la compra de Adam era Víctor Marsal Colom, un empresario vinculado a la empresa tecnológica Engel (distribuyen, sobre todo, descodificadores de TDT) y también al sector de la restauración, a través de la Cafetería Oslo de Castelldefels y de la heladería del Paseo de Llafranc. También tiene relación con la inmobiliaria Kilgir Invest, de la calle Balmes de Barcelona. Adquirió Birba en 2014, cuando un grupo de inversores se quedaron con el 93% de la empresa a cambio de inyectar unos 700.000 euros para reflotarla. El otro 7% quedó en manos de los antiguos propietarios, la familia Nadal Carrés, que previamente habían tenido intereses en el mundo de la pintura industrial a través de PPG Ibérica, filial peninsular de la americana PPG Industries. Precisamente estos habían comprado Birba, el 2005, por cinco millones de euros, rompiéndose así una etapa de más de diecisiete años en que la titularidad de la factoría de galletas había estado en manos de un grupo de empresarios catalanes muy relevantes; allá había el magnate del acero Joaquim Boixareu Antolí (Irestal y Aceros Bergara), Santiago Mercadé Vila (inmobiliaria Layetana) y Germán Ramón-Cortés Montaner (agencia de publicidad Tiempo BBDO).

La entrada de estos empresarios, en 1987, fue provocada por la crisis total de la compañía, que se había transformado en una sociedad anónima laboral para salir de la quiebra. Fueron, pues, los mismos trabajadores que consiguieron la entrada de estos nuevos inversores para mirar de salvar el negocio. Curiosamente, la prensa de aquellos días informaba que Bra (una marca de enseres de cocina muy de moda en la época) había sido la compradora de Birba, porque el empresario Joaquim Boixareu -uno de los inversores, como hemos visto antes- era el propietario. Los trabajadores habían obtenido la propiedad de la unidad productiva y de la marca por unos 12.000 euros y ponían así el punto final a un declive que se había iniciado el 1978, cuando Birba empezó a notar los primeros problemas de comercialización de sus galletas (en aquellos momentos empezaba a entrar mucha competencia extranjera) ocultados de manera deliberada por el responsable de área, a quien en aquel momento se lo consideró el culpable de la situación. Los nuevos inversores pagaron a los trabajadores entre nueve y trece millones de pesetas (entre 54.000 y 78.000 euros aproximadamente). Durante esta época también invirtieron fugazmente los Suqué Mateu, propietarios del grupo Peralada.

El máximo accionista hasta la compra de Adam era Víctor Marsal Colom, un empresario vinculado a la empresa tecnológica Engel

Y si viajamos justo antes de esta crisis, encontramos como máximos accionistas de la empresa de galletas a sus propios fundadores, la familia Birba en su segunda generación. El pionero había sido Llorenç Birba Cordomí, nacido en 1888, que después de hacer de pastelero a principios del siglo XX, empezó a producir galletas en 1910. La producción fue del todo artesanal hasta el 1929, año en qué puso en funcionamiento la primera fábrica de la empresa. La segunda generación, encarnada por los hermanos Llorenç y Daniel Birba Perramon cogió el relevo con la muerte del padre, en 1963, y son quienes tuvieron que sufrir la gran crisis que acabó con la fábrica de galletas lejos de las manos de la familia.

En cuanto a la operación de compra por parte de Adam Foods, hay que decir que ha sido asesorada por el bufete RocaJunyent. Según el comunicado de la misma empresa compradora, parece que hay una clara voluntad continuadora, tanto en la marca como en la fábrica y en los puestos de trabajo.

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