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Florentino Pérez, el hombre detrás del imperio

Vida y milagros del presidente del Real Madrid y de ACS

Florentino Pérez en Stamford Bridge, el estadio del Chelsea, el 18 de abril de 2023 | Shaun Brooks | Zuma Press | Europa Press
Florentino Pérez en Stamford Bridge, el estadio del Chelsea, el 18 de abril de 2023 | Shaun Brooks | Zuma Press | Europa Press
Barcelona
28 de Abril de 2023

Estamos a finales de 1982. En la sexta planta de uno de los edificios Trade de Barcelona, en la Gran Vía de Carlos III, un empresario catalán muy relevante espera una visita. Cuando los invitados llegan -tres hombres procedentes de Madrid-, el catalán se dispone a escuchar el proyecto que le quieren ofrecer. Quien lleva la voz cantante es un viejo conocido del empresario catalán, porque coinciden en el consejo de administración de una empresa bastante importante. El segundo, menos hablador, también es conocido. En cambio, el tercero, un chico con gafas, de unos 35 años de aspecto gris y rostro anodino, es del todo desconocido. El líder del grupo explica que es necesario aprovechar la oportunidad que les ofrece la crisis bancaria que se está viviendo, porque la mayoría de los bancos se están sacando de encima sus filiales industriales. Han puesto los ojos en una constructora local que había estado en la órbita de Banca Catalana a través del Banco Industrial de Catalunya, pero que debido a los problemas de solvencia de la entidad de la Diagonal, había terminado en manos del Fondo de Garantía de Depósitos. Piensan que con una pequeña inversión, el Estado les venderá la compañía, que factura unos 1.000 millones de pesetas y emplea a más de cien personas. También creen que para llevar a cabo la operación necesitan una persona como su anfitrión en la reunión, ya que les puede aportar el prestigio empresarial a Catalunya que ellos no tienen. Pese a los esfuerzos del trío madrileño, el empresario catalán rechaza entrar la operación y les dice que no está nada interesante en el negocio de la construcción. El tono fanfarrón de los visitantes tampoco ha ayudado mucho.

 

Pocos meses después, en 1983, se realizó la compraventa de la empresa -Construcciones Padrós- sin la participación del catalán, y así fue como tres hombres procedentes de la administración pública madrileña empezaron su carrera hacia lo más alto del mundo de los negocios. El precio pagado fue de una peseta por acción, un importe simbólico, aunque el Banco Industrial de Catalunya había invertido más de quinientos millones. El hombre que había liderado la reunión de Barcelona era Juan Torres Piñón, el otro, Pedro López Jiménez, y el chico gris que no abrió la boca se llamaba Florentino Pérez. Los tres trataban de huir de la administración pública tras el derrumbe de su partido, la UCD.

Si repasamos sus logros, comprobamos que, a menudo, los méritos de las grandes operaciones son atribuibles a terceras personas, de las que Florentino ha acabado prescindiendo

La adquisición de Construcciones Padrós fue la primera de una carrera acelerada hacia el poder, porque después vendría la compra de Ocisa (que pertenecía al Banco Urquijo) y la fusión con la constructora Ginés Navarro, de la familia March. En efecto, en 1997 se produjo la gran fusión del sector de la construcción, cuando OCP (la compañía resultante de la unión de Padrós y Ocisa) se juntó con Ginés Navarro para formar la firma ACS (Actividades de Construcción y Servicios) que conocemos hoy en día. Durante un tiempo, la familia March fue uno de los principales accionistas de ACS, pero acabaron saliendo por la puerta trasera no muy satisfechos de las prácticas del ingeniero madrileño. Lo cierto es que si hacemos un repaso esmerado de los éxitos de Florentino Pérez, comprobamos que, a menudo, los méritos de las grandes operaciones son atribuibles a terceras personas, de las que el empresario madrileño ha acabado prescindiendo. Y es que, según dicen quienes le conocen, a él le gustan más las relaciones públicas que pisar obras. Por otra parte, no deja de ser curioso que los dos pilares sobre los que Florentino Pérez ha edificado su fama y su fortuna, Real Madrid y firma ACS, hayan tenido el embrión en dos entidades fundadas por hermanos catalanes de apellido Padrós; el club blanco fue creado por los hermanos Carles y Joan Padrós Rubió, mientras que la constructora con la que empezó el periplo empresarial había sido montada por Camil y Josep Padrós Giró. Casualidades o destino, quién sabe.

 

“Operación Roca”

Podría parecer que la carrera de Florentino Pérez había sido una serie de éxitos durante tres lustros, pero en medio del crecimiento industrial (la compra de Construcciones Padrós fue en 1983 y la creación de ACS, en 1997) se produjo algún fracaso, sobre todo el político. Y es que en 1986 salió a la luz una operación muy ambiciosa que pretendía conseguir el máximo poder político en el Estado, un plan llamado “Operación Roca”, porque tenía como persona clave a Miquel Roca Junyent, en ese momento un elemento de mucho peso en la Convergència i Unió hegemónica. Convencidos de que existía un vacío electoral tras la desintegración de UCD, un grupo de personas se pusieron a trabajar para montar un partido que ocupara el centro liberal del panorama estatal. Su voluntad de remover las bases de la política quedaban de manifiesto con la otra denominación que tenía el proyecto: "Operación Reformista". El plan era sustituir a la UCD a partir de captar a los supuestos votantes huérfanos que crían que en algún lugar debían existir, y engordar gracias a todo aquel segmento de la población alejada del socialismo (en aquellos tiempos todavía existía la creencia popular de que el PSOE era socialista) y que tampoco comulgaban con las ideas conservadoras heredadas del franquismo que propugnaba Alianza Popular.

Tras tres años de trabajo, en 1986, el partido afrontó su primer (y último) embate electoral, cuya escudería se las prometía muy felices: el ya mencionado Miquel Roca como cara visible, Florentino Pérez como tesorero y secretario general, y el prestigioso abogado Antonio Garrigues Walker como presidente del partido. También con Juan Torres Piñón, a quien hemos conocido antes como líder de la operación de compra de Construcciones Padrós. El partido fue bautizado como Partido Reformista Democrático y se necesitaron cerca de 2.000 millones de pesetas (unos 12 millones de euros, una fortuna en la época) para posicionar la marca en el mercado con ciertas garantías, o eso creían. El 22 de junio de 1986 era la fecha clave, el día de las elecciones generales donde Felipe González Márquez (PSOE) debía intentar revalidar la mayoría obtenida cuatro años antes y donde el PRD debía asomarse como tercero en discordia ( junto al propio PSOE y la Alianza Popular de Manuel FragaIribarne). Pero el descalabro fue colosal, tanto, que nadie se lo esperaba: cero diputados. Ridículo histórico para la operación de moda en la política estatal. Hay que decir que algunos miembros destacados del PRD pasaron de la decepción a la indignación la misma noche de las elecciones cuando comprobaron como, quien había liderado el proyecto durante toda la campaña, Miquel Roca Junyent, se borraba del fracaso con un cinismo sin límites diciendo que le dolía la derrota “por sus amigos y compañeros del PRD”, como si a ese partido sólo le conociera por referencias.

Volvamos a dar un salto en el tiempo y viajemos hacia 1995, cuando se puso de manifiesto otra de las ambiciones del ingeniero madrileño: convertirse en presidente del Real Madrid. En aquellas elecciones no pudo tumbar al presidente en ejercicio, Ramón Mendoza Fontela, que había llegado a ser máximo responsable de la entidad diez años antes y que había capitalizado el éxito de la generación de jugadores llamada Quinta del Buitre. Un lustro más tarde, en el 2000, Florentino Pérez lo intentó de nuevo y, esta vez, sí logró destronar al presidente del momento, Lorenzo Sanz Mancebo, que había heredado el cargo como delfín de Mendoza.

Las dos etapas de Florentino en el Real Madrid se han caracterizado por el gigantismo y por el blindaje en el poder

Las dos etapas de Peréz al frente del club blanco (2000-2006 y 2009-presente) se han caracterizado por el gigantismo y su blindaje en el poder. Por aquel grupo de jugadores conocidos como “galácticos”, un término exageradamente pretencioso acuñado por la prensa de la Meseta y que casa a la perfección con el carácter del club, pero también por la reforma de los estatutos de la entidad de la Castellana que provoca que Florentino Pérez sea casi inamovible del poder y pueda gestionar al club como si fuera una empresa de su propiedad. Su gestión, sobre todo en la segunda etapa, ha tenido como hoja de ruta la victoria a cualquier precio, aunque sea alterando la realidad a través de los medios de comunicación que tiene sometidos o, más modernamente, gracias a decisiones inexplicables del vídeoarbitraje . Tiene en su haber toda una serie de Copas de Europa (cinco en nueve años) ganadas con un fútbol mediocre y rodeadas de circunstancias extrañas, como para que incluso el más ingenuo tenga la mosca detrás de la oreja.

Como siempre dice el periodista José María García, Florentino juega con las cartas marcadas

El dominio que el presidente blanco ejerce sobre los medios estatales (los catalanes no hace falta, son sumisos en el relato de Madrid por simple incompetencia e ignorancia) provoca que el Real Madrid siempre sea el protagonismo del hilo narrativo, aunque por méritos deportivos no le pueda corresponder. También se comprueba esto cuando aplican aquella máxima de los gurús de la imagen consistente en que nunca te relacionen con una mala noticia, praxis que los medios madrileños aplican fielmente (cuando algún escándalo sea de la índole que sea, salpica a un jugador del club blanco, éste siempre saldrá en las imágenes con otras camisetas, pero nunca con la del Real Madrid). Y es que, como dice siempre el periodista José María García, Florentino juega con las cartas marcadas. Podemos tener una idea de cómo piensa este magnate de la construcción gracias a las grabaciones privadas que se filtraron el verano de hace dos años, donde se dedicaba a insultar a la mayoría de gente que le ha rodeado en el club en los últimos años.

Quizá José María García tenga razón y Florentino Pérez, más que un hombre talentoso e inteligente, es alguien que juega con las cartas marcadas y que considera que, para conseguir el éxito, es necesario emplear todos los medios, por poco honorables que éstos sean.