
Ayer a la hora de comer, cuando todavía no nos habíamos repuesto de la jornada negra del lunes, saltó la sorpresa en las torres también negras de la Diagonal: el primer ejecutivo de CriteriaCaixa, el brazo inversor de la Fundación Bancaria La Caixa, había sido sustituido de manera totalmente imprevista por un hombre de la casa. Poniendo nombres, Ángel Simón Grimaldos (1957), con pasado en Agbar, y que había sido uno de los nombramientos estelares del 2024, fue destituido fulminantemente y como nueva cara visible del holding se nombró a Francisco Reynés Massanet (1963), un hombre que hace muchos años que orbita por diferentes empresas del grupo industrial de la Caixa. Por cierto, el comunicado salió desde las torres hacia el ciberespacio exactamente a las 12:42 horas, casi un día exacto después de que la red eléctrica peninsular se fundiera como un terrón de azúcar.
El comunicado de la entidad catalana fue muy parco en palabras: simplemente se hacía saber que Simón dejaba de pertenecer al consejo de CriteriaCaixa y que, en consecuencia, abandonaba el cargo de consejero delegado. A continuación se decía que para cubrir esta vacante en el consejo se nombraba a Reynés, con el propósito de investirlo con el cargo de vicepresidente ejecutivo en las próximas semanas.
Precisamente, la Navidad pasada la única vicepresidencia que formaba parte de la comisión ejecutiva (hay otra, la vicepresidencia segunda, que no es ejecutiva y que está ocupada por el Conde de Godó) quedó libre por la baja de quien la ostentaba, el notario y tertuliano Juan José López Burniol (1945), que no dio públicamente ninguna razón para su salida. En aquel momento algunos medios aseguraron que las razones había que buscarlas en el nombramiento de Josep Maria Coronas Guinart (1959) como director general de la Fundación, con el consiguiente disgusto de López Burniol que, según se explica, ya se veía ejerciendo este cargo.
A Reynés se le conoce desde hace tiempo en el mundo de La Caixa porque entre 2007 y 2009 fue primer ejecutivo de Criteria CaixaCorp, una compañía precedente de la CriteriaCaixa de la que será pronto vicepresidente. Antes, este ingeniero industrial había trabajado en el grupo Volkswagen, en Johnson Controls-Eurosit y había tenido el primer cargo de gran responsabilidad en la textil Dogi, donde entró en 1999. A partir del 2002 fue el consejero delegado de la cementera Uniland, de las familias Fradera y Rumeu, y de aquí pasó fugazmente por la dirección de recursos humanos de Gas Natural, en lo que fue su puerta de entrada al universo Caixa antes de acceder al cargo mencionado en Criteria CaixaCorp. Posteriormente, fue primer ejecutivo de Abertis (2010-2018) y al acabar, presidente y consejero delegado de Naturgy, el cargo que ocupa en la actualidad.
En el ámbito personal, Reynés está casado en segundas nupcias con Cristina Valls-Taberner Muls, hija de Javier Valls-Taberner Arnó, que fue presidente del Banco Popular —junto con su hermano Luis— entre 1989 y 2006. La madre de Cristina Valls-Taberner es Cristina Muls Delassue, cuya hermana, Chantal, está casada con Enrique Lacalle Coll.
Algunos medios aseguraron que Simón había actuado con un exceso de independencia en la operación Celsa, motivo por el cual el proceso de adquisición ha quedado atascado
Volviendo a la salida inesperada de Simón, hay que recordar que el 2 de abril de este año Criteria anunció a los cuatro vientos que adquiriría un 20% de la siderúrgica catalana Celsa, pero con el paso de las semanas la operación no se ha llegado a cerrar y el acuerdo continúa empapado de provisionalidad. Algunos medios aseguraron que Simón había actuado con un exceso de independencia en la operación, motivo por el cual el proceso de adquisición ha quedado atascado y también podría haber dañado su relación con Isidro Fainé Casas (1942), presidente de la Fundación La Caixa y master que mueve los hilos de todo el entramado. Tampoco hay que olvidar que Simón tiene un pasado muy destacado en el ámbito público, donde siempre mostró una relación muy estrecha con el PSC.
Cuando, el pasado enero, Simón fue nombrado consejero delegado del holding inversor, muchos observadores lo interpretaron como el paso previo de este ingeniero de caminos para acabar siendo elegido, en un futuro, como presidente de la Fundación La Caixa una vez Fainé abandonara el cargo. Las cábalas de estos analistas ahora han saltado por los aires y ya se formulan nuevas conjeturas sobre el nombre del heredero en la cúspide de la Caixa: algunos apuestan por un consejero actual de Criteria con pasado en la política, mientras que otros piensan que el hombre escogido puede ser un antiguo alto responsable de la escuela de negocios IESE con experiencia en consejos de administración relevantes, o incluso, un alto directivo de CaixaBank unido a Fainé por los orígenes geográficos.
En todo caso, habrá que tener paciencia porque la característica incombustible de Fainé (y quizás, también, de inmortal) fácilmente provoca angustia entre quienes luchan por ser sus herederos, un sentimiento —el de la angustia— que puede llevar a cometer errores estratégicos que tiren por tierra una tarea abnegada de años y años.