El ICF junto a las empresas: el caso de Enrique Tomás

Enrique Tomás agradece el apoyo del ICF que, aseguran, "te lo hacen fácil y son muy capaces de trasladarte las ganas de que las cosas te vayan bien"

Uno de los establecimientos de Enrique Tomás Experience | Cedida Uno de los establecimientos de Enrique Tomás Experience | Cedida

¿Quién no ha parado alguna vez en una tienda de Enrique Tomás a comerse un buen bocadillo y ha acabado cayendo en la tentación de llevarse un poco de jamón a casa? O, dicho de otro modo, ¿quién no habla de Enrique Tomás y no puede evitar salivar y que le ruja el estómago? Aunque sea así, sus empleados son modestos y les suben los colores cuando los comparas con una empresa de éxito. Pero lo es y todavía tiene mucho camino para recorrer. Con casi 40 años de vida, el negocio de Enrique Tomás tiene filosofía propia. Todo empezó cuando Enrique, que es el pequeño de 11 hermanos, entró a trabajar en la parada de charcutería que sus padres tenían en el Mercado de la Salut de Badalona. Allí, explican fuentes de la empresa en una conversación con VIA Empresa, "aprendió lo que hace que nuestro negocio funcione, se convierte en tendero y aprende el oficio, a tratar la gente" y, justamente allí, se empapa de la filosofía de que la venta no acaba cuando el cliente paga sino cuando el cliente vuelve.

Pero en el mercado, Enrique se da cuenta de que los horarios le condicionan porque muchos de sus clientes ya no pueden ir a comprar cuando salen de trabajar y es entonces cuando decide sacar la tienda del mercado y llevarla a la calle, pero, "en vez de adaptarse al modelo de calle, actúa como en un mercado". A partir de aquí, empieza a replicar este modelo de charcutería "donde encuentra que hay gente suficiente para que tenga sentido el negocio y busca encontrar a la gente necesaria para que la tienda funcione", una filosofía que continúa manteniendo a día de hoy con un equipo de recursos humanos que "busca a gente que sea simpática" porque, explican, "no puedes enseñar a sonreír, pero sí después el trabajo que se hace en la tienda".

Un dels entrepans d'Enrique Tomás | Cedida

Uno de los bocadillos de Enrique Tomás | Cedida

El modelo de negocio empieza a evolucionar cuando Enrique Tomás se da cuenta de que "el jamón dulce o el queso lo puedes comprar allí donde te coja, pero que el ibérico lo compras en un lugar que genere confianza y lo tienes que disfrutar". Entonces ve que no sabe bastante sobre este mundo y empieza a moverse para aprender más y la charcutería evoluciona hacia jamonería, cada vez con más gama de jamones. De hecho, ahora mismo tienen 80 referencias de jamón repartidas en todas sus tiendas, cosa que no puede decir ninguna otra tienda.

Ésta, sin embargo, será sólo una de las primeras evoluciones y saltos en el mercado que hará Enrique Tomás. Pasado el inicio del milenio, la marca entra en el centro comercial Glòries y allí se les abre un nuevo mundo. El local tenía una barra y esto lleva a Enrique Tomás a hacer "un paso sustancial" en su negocio. Y es que fue en aquel momento cuando empezaron a hacer bocadillos, cosa que "facilita mucho el trabajo" porque el cliente prueba el producto y se lo puede llevar a casa habiéndolo degustado.

Un salto de gigante

A partir de entonces, todos los locales de Enrique Tomás ya serán con barra degustación. Pero la cosa todavía irá a más y lo harán abriendo toda una serie de locales con sello de autor, que hagan visible la marca y expliquen su concepto, un concepto basado en que, estés donde estés, encontrarás el mismo producto y al mismo precio. Un concepto ya arraigado en todos los fans del jamón de Enrique Tomás. Una vez todo esto ya ha calado, la empresa da un paso más y en 2016 entra por primera vez en un aeropuerto, en el de Barajas, convirtiéndose en el único local que acaba conociendo el nombre de sus clientes, sus preferencias y gustos y todo aquello que gira en torno al trato y la experiencia.

L'Enrique Tomás a l'Aeroport del Prat | Cedida

Enrique Tomás en el Aeropuerto del Prat | Cedida

Esto les "abre un mundo que no teníamos controlado" y deciden también exportar su proyecto más allá del Estado español. Lo hacen "en el lugar más difícil", en Londres, y después ya se lanzan a abrir locales en Francia, México, Perú, Buenos Aires, Dallas, Miami... La lista es larga y todavía todo está por escribir. De hecho, de aquí a tres meses abrirán su primera tienda en Tokyo y con esto ya tienen la receta casi cumplida con las tiendas tradicionales de toda la vida que son las que dieron a conocer a la marca, las barras degustación, las tiendas en los aeropuertos y los locales en todo el mundo.

Precisamente estos locales que quieren continuar abriendo por todo el planeta replicarán el modelo de un nuevo concepto que nacerá en Barcelona: Enrique Tomás Experience, donde incorporarán platos elaborados con productos españoles y será, así, la primera vez que sus locales contarán con una serie de platos gastronómicos con sello propio. Esta fue una de las ideas que nacieron fruto de la llegada de la covid-19, que les hizo replantearse el futuro.

Hacerlo bien

Y no sólo esto. A pesar de que la pandemia paró otras ideas que tenían en marcha, como el delivery propio, que ahora ya está en marcha, nada para a la gente que forma parte de Enrique Tomás. Con más de 500 trabajadores repartidos por todo el mundo y que se conocen entre ellos gracias al trato familiar que implantó el propio Enrique Tomás, durante este tiempo no se han parado y lo han "planificado todo para cuando vuelva a estar todo normalizado". Y es que, como tantas otras empresas, la crisis del coronavirus les ha afectado por la caída del turismo, pero también en su manera de trabajar, en la rotación de stock y en un descenso de los ingresos.

"Dedicamos mucha más rato a hacerlo bien que a ganar dinero"

Pero en todo esto, el Instituto Catalán de Finanzas (ICF) ha estado presente y, como dicen desde Enrique Tomás, "el ICF, a la que confía en ti, siempre tienes la sensación de que los tienes al lado, te lo hacen fácil, son muy capaces de trasladarte las ganas de que las cosas te vayan bien". Y es que, además de la ayuda que les proporcionan, también ven que les ayudan y que "están por ti". "No hacemos más cosas con ellos porque no lo pedimos", admiten, y es que su filosofía es "dedicar mucho más rato a hacerlo bien que a ganar dinero".

Ejemplo de esto es la puesta en marcha un nuevo concepto de tienda gurmet en el Aeropuerto de Barcelona bautizada bajo el nombre Foodies. A pesar de que saben que en estos momentos el crecimiento será lento, se trata de una prueba piloto que mezcla los productos ibéricos con la gama de dulces en 200 metros cuadrados divididos en dos espacios: uno de degustación con un show cooking y otro de tienda. Y así, Enrique Tomás, continuará conquistando el mundo y haciendo famoso el jamón de calidad donde quiera que vaya.

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