• Empresa
  • Liderazgo con corazón y algoritmos: el camino de Nadella, Giner y Tang

Liderazgo con corazón y algoritmos: el camino de Nadella, Giner y Tang

En un mundo dominado por la tecnología, el verdadero liderazgo se construye desde la humanidad, la empatía y la capacidad de inspirar

    El CEO de Microsoft, Satya Nadella | EP
    El CEO de Microsoft, Satya Nadella | EP
    Jordi Marin | VIA Empresa
    Experto en transformación digital e innovación
    Barcelona
    11 de Junio de 2025
    Act. 11 de Junio de 2025

    En un mundo donde la inteligencia artificial ha dejado de ser futuro para convertirse en una realidad omnipresente, hablar de liderazgo ya no puede basarse en los esquemas tradicionales. Los líderes que necesitamos hoy no son solo gestores eficientes o estrategas brillantes, sino personas capaces de entender y gestionar la complejidad, de poner la tecnología al servicio de las personas, y de guiar a sus equipos con una combinación poco habitual pero cada vez más imprescindible: empatía y visión digital.

     

    El impacto de la IA en los negocios es profundo. Automatiza procesos, analiza datos a una velocidad sobrehumana, genera contenido, optimiza decisiones... Pero hay una cosa que, de momento, no puede hacer: liderar con alma. Es decir, inspirar, escuchar de verdad, construir confianza, generar sentido y propósito. Por eso, el liderazgo del siglo XXI no será (solo) tecnológico: será radicalmente humano.

    Vivimos tiempos líquidos, imprevisibles y acelerados. La disrupción ya no es la excepción, sino la norma. Los liderazgos jerárquicos, verticales y centrados en el control se han vuelto insuficientes. Ya no se trata de tener todas las respuestas, sino de saber hacer las preguntas adecuadas. De saber articular equipos diversos, intergeneracionales y multidisciplinarios, capaces de pensar juntos y aprender deprisa.

     

    El liderazgo del siglo XXI no será (solo) tecnológico: será radicalmente humano

    Esta nueva manera de liderar no se basa en destacar individualmente, sino en hacer crecer a los demás. No busca escalar órdenes, sino facilitar conversaciones. No impone, sino que inspira. Como dice el pensador Simon Sinek: “Los buenos líderes no son los que tienen poder sobre la gente, sino los que dan poder a la gente”.

    Para ilustrar estos nuevos liderazgos, comparto tres referentes globales. Y, sin duda, muchos más los podríamos encontrar también en nuestro país.

    Satya Nadella (Microsoft)

    Cuando asumió el cargo de CEO, Microsoft era una empresa cerrada en sí misma, más centrada en competir que en colaborar. Nadella impulsó un cambio cultural profundo, basado en el aprendizaje continuo, la colaboración y la empatía. Hoy, Microsoft es una de las empresas más influyentes en inteligencia artificial, pero lo hace desde una cultura de liderazgo que pone a las personas en el centro. Su libro Hit Refresh es todo un manifiesto de liderazgo humano en tiempos tecnológicos.

    Emma Giner (ex-Zara, consultora en People & Culture)

    Desde el mundo del talento y la cultura, Giner defiende que los líderes del futuro son aquellos que “crean contextos para que las personas brillen”. Habla de liderazgos horizontales, transparentes y con visión sistémica. En sus proyectos, demuestra que la innovación no depende solo de la tecnología, sino del clima de confianza que los líderes saben generar.

    Audrey Tang (exministra digital de Taiwán)

    Un ejemplo extremadamente inspirador de liderazgo público basado en tecnología y ciudadanía. Tang, programadora y activista, promovió una manera radicalmente abierta de gobernar: implicando a la ciudadanía en las decisiones, compartiendo datos de forma transparente y utilizando tecnologías digitales para fortalecer la democracia. Un liderazgo que combina alta competencia digital con una profunda ética colaborativa.

    Durante décadas, hemos asociado el liderazgo con la figura del héroe solitario: decidido, infalible, carismático. Pero hoy lo que necesitamos son facilitadores. Personas capaces de construir redes, hacer emerger la inteligencia colectiva, gestionar la incertidumbre y activar el talento de los equipos.

    Líderes que, como decía Xavier Marcet, “no buscan excusas, sino resultados con sentido”. Que no solo dirigen, sino que acompañan.

    Estos nuevos liderazgos saben que la IA puede ayudarles a decidir mejor, pero no puede sustituir su criterio. Que puede darles datos, pero no valores. Que puede predecir, pero no empatizar. Por eso, lideran con tecnología, pero también con conciencia. Y asumen la responsabilidad no solo de los resultados, sino también del tipo de organización y cultura que dejan como legado.

    Es legítimo y necesario incorporar IA a todos los procesos: desde la gestión de proyectos hasta la comunicación interna. Pero el gran salto cualitativo vendrá cuando los líderes entiendan que la tecnología es un medio, no un fin. Que el reto no es si la IA nos sustituirá, sino cómo nos complementará. Y que la verdadera ventaja competitiva no será tener más algoritmos, sino más personas comprometidas, preparadas y motivadas.

    Como dice Áurea Rodríguez, quizás hay que empezar a liderar como las hormigas: con coherencia, colaboración y sentido de comunidad. Es decir, recuperar la dimensión humana del liderazgo en medio de la gran disrupción digital. Poner la tecnología al servicio del propósito. Y liderar, sí, con datos, pero también con corazón.