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Cuando la agilidad se encuentra con el músculo: el futuro se juega en equipo

Catalunya, 5ª potencia europea en startups: ahora toca conectarlas con las grandes empresas

    Tech Barcelona, ​​BStartup y Barcelona Health Hub son grandes ejemplos de colaboración entre startups y colaboraciones VÍA Empresa
    Tech Barcelona, ​​BStartup y Barcelona Health Hub son grandes ejemplos de colaboración entre startups y colaboraciones VÍA Empresa
    Jordi Marin | VIA Empresa
    Experto en transformación digital e innovación
    Barcelona
    14 de Mayo de 2025
    Act. 14 de Mayo de 2025

    En un mundo acelerado, donde la innovación es el factor clave que separa a quien lidera de quien queda atrás, la colaboración entre grandes empresas y startups ya no es una opción estratégica: es una necesidad imperativa. Este vínculo, que ya apuntaba en mi anterior artículo, combina la agilidad y la creatividad de las jóvenes empresas con la experiencia, la capacidad de escala y los recursos de las grandes corporaciones. Una fórmula potente para hacer frente a los retos tecnológicos y de mercado que tenemos sobre la mesa.

     

    Catalunya, y en particular Barcelona, se ha consolidado como uno de los ecosistemas de innovación más vibrantes del continente europeo. Según el último informe de Barcelona & Catalonia Startup Hub, ya hay más de 2.100 startups activas que generan más de 20.000 puestos de trabajo directos y atraen anualmente más de 1.500 millones de euros de inversión. Barcelona es, hoy, la quinta ciudad europea en número de startups, y un punto de referencia en sectores como la salud digital, el deeptech, el traveltech o las fintech.

    2.100 startups, 20.000 puestos de trabajo y una oportunidad: sumar fuerzas o perder el tren

    Este entorno dinámico ha llevado a muchas grandes empresas —tanto locales como internacionales— a establecer en Catalunya sus centros de innovación, aceleradoras y hubs tecnológicos. No es casualidad. El territorio ofrece talento, calidad de vida, conectividad global, apoyo institucional y una agenda de eventos tecnológicos de primer nivel, como el Mobile World Congress, el 4YFN, el Tech Spirit, el ISE, el BNEW o el Smart City Expo World Congress. Todo ello configura un ecosistema que facilita el encuentro y la colaboración entre los diferentes actores de la innovación.

     

    La relación entre corporaciones y empresas emergentes ha evolucionado profundamente. Ya no se trata solo de invertir mediante vehículos como el corporate venture capital. Hoy, lo que toma fuerza es la innovación abierta, compartida y orientada a resultados concretos. En Catalunya ya vemos cómo esta colaboración se materializa a través de diversos modelos: aceleradoras corporativas como Wayra de Telefónica, BStartup del Banc Sabadell, The Collider impulsada por el MWC o el UPF MediaLab; hubs como el Barcelona Health Hub o Tech Barcelona, que conectan grandes empresas, startups, universidades e inversores; e iniciativas de retos abiertos como Start4big, impulsada por Seat, CaixaBank, Aguas de Barcelona, Telefónica y Naturgy, que plantean desafíos reales para que las startups aporten soluciones escalables.

    También se añaden proyectos piloto y entornos sandbox, cada vez más comunes en ámbitos como la salud digital, la movilidad, el retail o los servicios públicos. Un buen ejemplo es el Barcelona Innovation Lab Mobility, liderado por el Ayuntamiento de Barcelona con la participación de Fira de Barcelona, donde grandes corporaciones abren datos o infraestructuras para que las startups desarrollen conjuntamente nuevos productos. Y cabe destacar, igualmente, la compra pública innovadora, con administraciones que empiezan a incluir requisitos de innovación en las licitaciones para favorecer la adopción de soluciones emergentes y tecnológicamente disruptivas.

    Esta efervescencia colaborativa no solo permite desarrollar nuevos productos o servicios, sino que genera también mejoras operativas, nuevos modelos de negocio y ventajas competitivas relevantes. Aun así, todavía hay barreras importantes que superar: diferencias en la cultura organizativa, velocidades de trabajo desalineadas, falta de estructuras claras de colaboración u objetivos no compartidos pueden hacer descarrilar iniciativas con alto potencial.

    Para que esta alianza sea realmente transformadora, es fundamental que cuente con el apoyo decidido de la dirección ejecutiva, que se definan objetivos claros y medibles, que se conformen equipos híbridos capaces de entender tanto el lenguaje corporativo como el de la startup, y que se desplieguen mecanismos ágiles para la contratación, la prueba y la escalabilidad de soluciones.

    Hay barreras importantes que superar: diferencias en la cultura organizativa, velocidades de trabajo desalineadas o falta de estructuras claras de colaboraci

    La confianza mutua, la visión compartida y la capacidad de adaptación son, en definitiva, los pilares que deben sostener esta nueva forma de innovar. Catalunya dispone de todos los elementos necesarios para liderar este modelo a escala europea: talento, instituciones comprometidas, infraestructuras sólidas y una cultura empresarial cada vez más permeable a la colaboración.

    Ahora, el gran reto es hacer que esta colaboración deje de ser una excepción para pasar a formar parte estructural de la estrategia de innovación de las empresas catalanas. Porque la innovación no se improvisa, ni se hace en solitario: se construye desde la confianza, el diálogo y la voluntad de sumar. Startups y grandes empresas tienen mucho que aprender las unas de las otras.

    Como ya he defendido en múltiples ocasiones desde este espacio, el futuro de la innovación —y, por tanto, de la competitividad de Catalunya— implica saber colaborar. Tenemos todos los ingredientes. Ahora es el momento. Hagámoslo posible.