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Nvidia, ¿burbuja o pura envidia?

La cuestión no radica en lo que pasará mientras dura la euforia constructora de centros de datos, sino en su sostenibilidad en el tiempo

Oficinas centrales de Nvidia en Santa Clara | iStock
Oficinas centrales de Nvidia en Santa Clara | iStock
Jaume Puig | VIA Empresa
Director general de GVC Gaesco
27 de Noviembre de 2025 - 04:55

La empresa norteamericana Nvidia, de Santa Clara en California, produce, desde hace muchos años, procesadores GPU (Graphic Processing Units), especialmente diseñados para hacer cálculos en paralelo. Estos, que tienen cientos o miles de núcleos pequeños, inicialmente fueron creados para procesar gráficos 3D y han sido ampliamente utilizados en videojuegos. Contrastan con las bien conocidas CPU (Central Processing Unit), una especie de cerebros centrales que controlan la mayor parte de las funciones de un ordenador, ideales para ejecutar tareas secuenciales, como sistemas operativos, aplicaciones, hojas de cálculo, etc.

 

El azar, o la perspicacia, ha querido que los sistemas de entrenamiento y de operativa de la inteligencia artificial (IA) funcionen mucho mejor con las GPU que con las CPU, hecho que ha puesto a Nvidia en el mapa. Alguien podría decir que esta empresa fue una visionaria, y otros podrían sencillamente afirmar que se ha encontrado con un uso inesperado de su producto. Sea como sea, Nvidia se ha visto de repente en una posición casi monopolística, y las grandes empresas tecnológicas, como Microsoft, Amazon, Google, Meta u OpenAI, entre muchas otras, le están demandando muchas GPU para sus IA, la nube (cloud) y los centros de datos (data centers). Pero Nvidia no solo vende chips, sino también plataformas complejas con software, maquinaria y soporte.

De repente, esta nueva demanda de GPU para centros de datos supone a Nvidia, este año 2025, alrededor del 90% de sus ventas, con un margen que, aproximadamente, duplica el que tenía en sus usos clásicos. Solo hay que mirar atrás: justo antes de la pandemia, los centros de datos suponían alrededor de una cuarta parte de sus ventas solamente. En seis años, ha multiplicado su cifra de negocios total por casi veinte veces, y su margen ebitda ha pasado del 31% al 63%.

 

Su beneficio neto, en consecuencia, se ha multiplicado por 40. En el momento de hacer este escrito, la acción de Nvidia cotiza a 175,8 dólares, un 15% por debajo de los máximos históricos que alcanzó el pasado 29 de octubre. A finales del año 2019 lo hacía a 5,2 dólares, de manera que, aun así, su cotización se ha multiplicado por casi 34. Alguien podría preguntarse dónde estaría la supuesta burbuja, ya que la acción, a pesar de haber subido fuertemente, se ha revalorizado menos que sus beneficios. Los ratios PER con los que cotiza son de 37,5 para este año que acaba en enero de 2026, de 23,0 para el año que viene, y de 18,1 para el otro. Alguien podría pensar también que, si bien son multiplicadores muy altos, no parecen del todo exagerados

El riesgo no se encuentra en lo que pase mientras se construyen los centros de datos, sino en que el crecimiento de la demanda de estos sea insuficiente una vez estén acabados

Veámoslo con un poco más de detenimiento. Se están construyendo en todas partes nuevos centros de datos, en lo que es una auténtica fiebre. Sus ritmos de crecimiento están alrededor del 20% anualizado hasta el año 2030, con aumentos más fuertes en América del Norte, que en Asia y en Europa, por orden. Los mayores crecimientos se centran en los llamados centros de datos hiperescalables (Hyperscale Data Center). Se les utiliza para entrenamiento de modelos de IA, para alojar servicios de la nube (correo, aplicaciones, webs, etc.), para los servicios de streaming del estilo Netflix o YouTube, entre otros, y también para el procesamiento masivo de datos, el llamado big data.

Es obvio que, mientras se están construyendo estos centros de datos, se necesitarán más GPU, y Nvidia aumentará sus ventas, de la misma manera que cuando hubo una euforia constructora residencial en la primera década de los años 2000, se necesitaron muchos más materiales y maquinaria de construcción. Mientras duró la euforia constructora, todo este tipo de empresas fueron muy bien. Después se hundieron. La cuestión no radica, pues, en lo que pasará mientras dura la euforia constructora de centros de datos, sino en su sostenibilidad en el tiempo. Si cualquier industria tiene, de repente, una demanda inusualmente elevada, y tiene unos años de ventas dorados, sus multiplicadores PER deberían ser muy bajos, y no muy altos, a pesar de prever que esta demanda, pasados unos años, caerá fuertemente. Esto no es lo que está sucediendo con Nvidia, que mantiene unos multiplicadores altos, como si la fiesta no tuviera fin. La previsión es que el año que viene, en plena euforia, obtendrá unos beneficios de unos 185.000 millones de dólares. Las magnitudes sí que importan.

Finalmente, cuando estalle la burbuja, ¿cómo se la denominará? ¿La burbuja de la IA, como hasta ahora, o la burbuja de los centros de datos?

Los centros de datos tendrán actualmente una capacidad utilizada de entre un 50% y un 70%, con los de menor tamaño situados más en el rango bajo, y los más grandes, los hiperescalables, más alrededor del rango alto. Estos centros de datos necesitan una capacidad utilizada de alrededor de un 45% para llegar a su punto muerto. Dada la fuerte actividad constructora, será necesario que la demanda de los usuarios de los centros de datos crezca muy fuerte en el futuro para absorber la oferta. El riesgo no es lo que pase mientras se construyen los centros de datos, sino que el crecimiento de la demanda de estos sea insuficiente una vez estén acabados. De la misma manera que lo que hizo caer la burbuja inmobiliaria no fue otra cosa que la demanda real de vivienda tardó muchos años en absorber la oferta.

Pensar, igualmente, que Nvidia mantendrá su privilegiada situación en el tiempo, sin que la competencia le crezca fuertemente, es una mera ilusión que, en economía, no dura nunca mucho. Empresas como Google, Amazon o AMD ya crean chips para IA, y otras emergentes como Graphcore, Cerebras o Tenstorrent también. Y más que vendrán.

Finalmente, cuando estalle la burbuja, ¿cómo se la denominará? ¿La burbuja de la IA, como hasta ahora, o la burbuja de los centros de datos?