El índice Ibex-35 acaba de batir sus niveles máximos históricos. Este lunes día 27 de octubre se han superado los niveles de cierre de sesión, los 15.945 alcanzados el 8 de noviembre de 2007, y este martes día 28 de octubre se acaban de batir los máximos intradía, los 16.040 del 9 de noviembre de 2007. Se trata, sin duda, de una gran noticia para los inversores. Hay que, sin embargo, quitarle un poco de hierro.
En primer lugar, esto no quiere decir que aquellos inversores que hayan invertido en el Ibex-35 no hayan ganado nada en el transcurso de estos casi dieciocho años que han transcurrido entre las dos fechas de máximos. El Ibex-35 es un selectivo que se confecciona sin tener en cuenta los dividendos que pagan las empresas, y solo considera la cotización. Un inversor que hubiera invertido el día de los anteriores máximos de 2007 y que hubiera reinvertido la totalidad de los dividendos brutos recibidos en el transcurso de estos años en el mismo índice, habría sacado una rentabilidad anualizada del +4,7%.
En segundo lugar, podemos hacer un análisis más detallado, y podremos constatar que dentro de las diez empresas del Ibex-35 que más han subido este año están los seis bancos que forman parte del índice. Todos ellos han tenido subidas desde principio de año, las cuales se sitúan en una franja entre el 67% y el 90%, dividendos aparte. Tras este incremento, estos bancos suponen un peso de casi el 38% de todo el índice Ibex-35.
Esta bonanza bancaria está fuertemente relacionada con el momento más o menos idílico que viven las entidades: han recuperado el margen de intereses que habían perdido cuando los tipos de interés eran cero o negativos, mantienen el margen de comisiones que habían introducido para compensar el descenso de los intereses, recogen los frutos de las racionalizaciones de costes que ya habían hecho, están bien capitalizados... Y además, observan cómo hay, ahora mismo, una tasa de morosidad muy baja. La bonanza bancaria puede, pues, persistir en el tiempo.
Aparte del Ibex-35, el Nikkei japonés, el Eurostoxx europeo o el MSCI Emerging Markets de emergentes han regresado a sus máximos últimamente
En tercer lugar, hay que tener en cuenta que el movimiento que ha hecho el Ibex-35 no es aislado, hay que analizarlo dentro de un contexto más generalizado. Son numerosos los índices bursátiles que en estos últimos tiempos están volviendo a los máximos históricos que ya habían alcanzado en el pasado. Tal es el caso del japonés Nikkei-225, que lo recuperó el año pasado, como el del índice europeo Eurostoxx-50 que lo recuperó en el primer cuatrimestre de este año, o el de los mercados emergentes, el MSCI Emerging Markets, que lo igualó justo el pasado mes de septiembre. Quien quiera profundizar en esta cuestión puede recuperar el artículo Las exponenciales geográficas bursátiles se están cerrando, del pasado 25 de septiembre. Decíamos allí, también, que era previsible que el índice Ibex-35 se recuperara en los próximos meses. Apenas ha tardado un mes.
De todos modos, sin embargo, para el inversor lo más relevante es preguntarse por lo que pueda pasar de ahora en adelante. Por eso, deberíamos distinguir dos entornos, el de corto plazo y el de largo plazo. Si nos lo miramos solo en cuanto a los próximos meses, sería muy posible que el Ibex-35 se detuviera en su subida durante un cierto tiempo. Es habitual que cuando un índice está cerca de sus máximos históricos, exista una especie de inercia o fuerza de gravedad que lo conduzca hasta los máximos, como así ha pasado. Esto es así, ya que existen inversores que hacen del retorno al máximo su tesis de inversión. Una vez alcanzado, estos inversores cierran sus posiciones, recogen beneficios. Un efecto parecido lo hemos observado cada vez que los mercados bursátiles ya mencionados han alcanzado sus máximos anteriores lejanos en el tiempo.
Es previsible que el inversor de largo plazo continúe comprando las empresas del Ibex-35, ya que a pesar de la subida, todavía son baratas, atendiendo a sus múltiplos
Más interesante, sin embargo, es lo que pueda pasar después de este periodo de impasse. El inversor de largo plazo es previsible que continúe comprando las empresas del Ibex-35, ya que, a pesar de la subida, todavía son baratas. Se están pagando hoy a 13,2 veces sus beneficios netos esperados para 2026, y a 12,2 veces de los beneficios netos previstos para el año 2027. No son múltiplos exigentes, sino al contrario.
Otros múltiplos muy empleados por los inversores son los EV/EBITDA, que son de 8,2 para 2026 y de 7,8 para 2027, igualmente muy razonables. La rentabilidad por dividendo que proporciona a todo inversor que lo compre hoy es de un 4,4% para los años 2026 y 2027. Son rentabilidades superiores a las que ofrecen, ahora mismo, las letras del tesoro, que, en términos brutos, están situadas entre el 1,95% y el 2,00%. Son superiores también a la tasa de inflación subyacente de la zona euro, que está situada en el 2,4%, y también a la tasa de inflación española del 3,0%.
Transcurrido, pues, un cierto tiempo de estabilización, que no debería ser inferior al medio año, después de la última fuerte subida, no sería nada descabellado que estos máximos históricos que se acaban de alcanzar se pudieran transformar en nuevos mínimos. Que un índice haya subido no quiere decir que esté caro. Al fin y al cabo, que los índices bursátiles alcancen nuevos máximos históricos no es la excepción, sino la norma. Las bolsas no hacen sino reflejar el crecimiento económico.