“Todo el mundo habla de las pymes, pero no todo el mundo lo hace sobre sus problemas. Hoy lo que haremos es menos samba e mais trabalhar”. Con lo que probablemente sea uno de sus lemas preferidos, el presidente de Pimec, Antoni Cañete, ha avisado a los asistentes al Auditorio Pimec de que el informe que la entidad presentaba este miércoles era particularmente “especial”. “Hoy presentamos un análisis y unas propuestas absolutamente clave para nuestra razón de ser. Queremos poner luz en la oscuridad”, ha dicho Cañete, haciendo referencia al informe Dimensión empresarial: diagnóstico y propuestas, un exhaustivo análisis que ofrece hasta 112 propuestas para incrementar el tamaño de las empresas catalanas, a cargo del Observatorio de la PIME de Catalunya, presidido por el catedrático Oriol Amat, quien ha presentado el informe.
Cañete: “Hoy presentamos un análisis y unas propuestas absolutamente clave para nuestra razón de ser. Queremos arrojar luz a la oscuridad”
El documento que ha presentado Pimec gira en torno a tres principales ejes: un análisis comparativo del tamaño empresarial catalán respecto a otros países europeos, una encuesta de campo a empresarios y empresarias del territorio que recoge hasta 348 respuestas, y el conjunto de 112 propuestas que el organismo plantea para impulsar esta necesidad que afronta el tejido empresarial catalán. “Hoy presentamos más que una rueda de prensa, más que una encuesta, y más que una propuesta”, ha continuado Cañete, quien ha añadido que “ante este trabajo, Pimec urge al Govern y a los partidos políticos una Ley de Impulso al Crecimiento Empresarial para superar el déficit de dimensión que frena la competitividad del país”.
La dimensión empresarial, uno de los factores que "más tiene que ver con el bienestar"

Amat no ha tardado en ofrecer los aspectos clave que recoge el análisis, y en avisar que “Catalunya arrastra un déficit histórico de dimensión empresarial que tiene consecuencias directas sobre la productividad, la calidad de los salarios y la capacidad de innovar”. En este sentido, ha señalado el círculo virtuoso que origina una dimensión empresarial superior: más dimensión significa más innovación y más internacionalización y, por tanto, más productividad. “La dimensión es uno de los factores que más tiene que ver con el bienestar”, ha recordado Amat.
En este sentido, el catedrático ha recordado el porcentaje de pymes catalanas (99,8%) para poner el foco en el 0,2% restante que representan las grandes empresas; un indicador del 0,5% en países como Alemania. “Puede parecer que, si redondeamos, no nos encontramos tan lejos de Alemania, pero este indicador quiere decir que Alemania tiene casi el triple de grandes empresas”, ha dicho Amat, quien ha puesto en duda la definición de Catalunya como territorio de pymes: “En el fondo, todos los países son países de pymes. Pero hay muchos con muchas más grandes empresas”.
Amat: “En el fondo, todos los países son países de pymes. Pero hay muchos con muchas más grandes empresas”
El estudio de Pimec ha puesto de relieve los 47.720 euros de valor añadido bruto (VAB) por ocupado en las pymes catalanas -55.245 euros si tenemos en cuenta también las grandes empresas-, al tratarse de un indicador un 8% inferior al europeo. Teniendo en cuenta el déficit de dimensión empresarial catalán, el mismo indicador ponderado con las grandes empresas se encuentra un 14,36% por debajo del europeo.
¿La actitud emprendedora catalana, condicionada por la Administración?
Mirando la ratio de empresas que sobreviven con el paso de los años, Amat ha destacado la importancia de "ayudar mucho" a las personas emprendedoras, ya que, generalmente, arrastran pérdidas hasta el cuarto año de vida de su proyecto, siendo el décimo año el que empieza a florecer ventajas competitivas para poder crecer. Del trabajo de campo coordinado por el presidente del Observatorio de la PYME, destaca que de cada 10.000 personas, solo 603 tienen actitud emprendedora e impulsan una empresa, y con el paso de los años -y de la falta de ayudas y el exceso de cargas administrativas- la cifra queda reducida a una cincuentena.
Además de los dos mencionados, componen un largo listado los factores, tanto internos como externos, que condicionan el crecimiento de una compañía. En cuanto al primer grupo, Amat ha destacado la ambición y voluntad de crecer, la profesionalización de la gestión y la gobernanza, la formación y gestión del talento, o la innovación y reinversión de beneficios, entre otros. En cuanto al segundo, ha destacado la regulación, fiscalidad y burocracia, la confianza de las empresas en el entorno económico e institucional, el acceso a la financiación o los costes energéticos y de suministro.
“Hasta un 74,6% de las empresas han mostrado voluntad de crecer, pero solo un 35,2% lo ha logrado. Esto es un gran problema, ya que significa que hay personas con ambición de crecer, pero no lo consiguen”, ha recordado Amat, quien también ha señalado al 45,3% de las empresas que aseguran no haber recibido ningún tipo de ayuda o acceso a programas públicos para impulsar su crecimiento. Y es que teniendo especialmente en cuenta el primer porcentaje, el catedrático ha destacado que las principales barreras de crecimiento, según las empresas encuestadas, son la burocracia (19,2%), la falta de personal cualificado (18,8%) y los aspectos relacionados con la fiscalidad (14,4%).
Sin embargo, también hay una serie de factores socioculturales que actúan como freno al crecimiento. Según la misma encuesta, destacan los discursos políticos o institucionales que pueden generar desconfianza hacia el mundo empresarial, la falta de reconocimiento social a las personas emprendedoras y la falta de enseñanza orientada a la cultura emprendedora y empresarial.
Postales suizas y la importancia de valorar la iniciativa empresarial
“Recordemos que estamos hablando de cómo podemos conseguir más bienestar, no olvidemos que el estado del bienestar necesita empresas que generen más valor añadido, y para conseguir esta dimensión hay que tener capital físico, humano, tecnológico, organizativo y un fuerte sector público”, ha añadido Amat. En esta línea, el presidente del Observatorio de la PIME ha avanzado algunas de las 112 medidas de actuación que propone Pimec, algunas de ellas inspiradas en el marco europeo, como el impulso de laboratorios de innovación compartidos, “un claro ejemplo de colaboración público-privada”, según Amat, o la creación de espacios de testeo -sandbox en inglés- para que las pequeñas y medianas empresas puedan experimentar con nuevas tecnologías, servicios o modelos de negocio y sin riesgos regulatorios.
Amat: “El 70% de los documentos que las empresas presentan a la administración, esta ya los tiene”
En clave catalana, Amat ha destacado, entre otras cosas, la necesidad de impulsar un Pla Català de Talent Pime, con incentivos a la contratación de perfiles jóvenes, así como la reducción de los costes notariales y registrales o la simplificación administrativa: “El 70% de los documentos que las empresas presentan a la administración, esta ya los tiene”, ha subrayado Amat, quien también ha dedicado un breve espacio de la presentación a los autónomos y autónomas del territorio. “Son una figura muy importante en nuestro país”, ha dicho, tras mencionar algunas medidas para favorecer su actividad, como los incentivos fiscales al ahorro y bonificaciones para facilitar la contratación y transición a sociedades.
El catedrático no ha querido concluir la presentación sin recordar, a modo de resumen, los ejes clave para contar con unas empresas catalanas con más dimensión: “Es esencial tener la voluntad de crecer, pero también una buena financiación, un buen marco institucional, una administración eficiente y una sociedad que valora la iniciativa empresarial”. De hecho, Amat ha incidido especialmente en este último punto: “En muchos lugares de Suiza es fácil encontrar postales de sus paisajes y catedrales; pero también de sus empresas. Porque están orgullosos de estas”.