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Victor Amat: "Muchos problemas que atribuimos a la salud mental se resuelven con dinero"

El psicólogo catalán apunta que la felicidad es "la gran trampa de la sociedad": "Cuando oigo la palabra felicidad, cargo mi pistola"

El psicólogo y terapeuta Victor Amat | Marc Llibre Roig
El psicólogo y terapeuta Victor Amat | Marc Llibre Roig
David Lombrana VIA Empresa
Jefe de redacción
Barcelona
21 de Septiembre de 2025 - 05:30

Difícilmente encontraréis una taza de la catalana Mr. Wonderful en el despacho de Victor Amat (Barcelona, 1963). En el 630 de la Avinguda Diagonal se halla el Centro de Terapia Breve de Barcelona, una consulta psicológica que rehuye de los clásicos libros de autoayuda y del pensamiento positivo para desmontar uno a uno los mitos del pensamiento naif. En su interior, encontramos a Amat, licenciado en Psicología por la Universidad Ramon Llull, terapeuta, formador, y profesor colaborador en destacadas instituciones como el Institut Català de la Salut, la Universitat de Barcelona, la Universitat Autònoma de Barcelona o la Universidad Ramon Llull. El psicólogo ya ha hecho llegar su manera de ver la vida a todo el mundo, destacando países como México, Rusia o Estados Unidos, y lo ha hecho mediante los más de 50.000 libros que ha vendido, entre los cuales destacan Autoestima Punk (2023), Psicología Punk (2024) y Antimeditaciones.

 

Como dato curioso, en su juventud, Amat fue campeón de Europa de kickboxing. Quizás esto explica que el hecho de bajar definitivamente del ring le haya dado todavía más tiempo -y energía- para dirigir también el postgrado en Intervención Breve de l’Institut d’Estudis de la Sexualitat i la Parella, y fundar la Escuela Palo Bajo, donde imparte sus enseñanzas a profesionales del mundo de la salud. Sin los guantes de boxeo, y con una sonrisa de oreja a oreja, Amat abre a VIA Empresa las puertas de su consulta para reflexionar sobre la sociedad, el tejido empresarial… y la felicidad.

¿Qué es la psicología punk

 

La psicología punk es una manera de ver la psicología diferente a lo que nos han hecho creer las publicaciones, las redes y los libros de autoayuda. Se trata de una visión crítica del pensamiento positivo y de la obligatoriedad de ser feliz.

¿Es aplicable al mundo empresarial esta visión? 

Claro, al final, la psicoterapia que yo hago se basa en un modelo de resolución de problemas que podría ser aplicable perfectamente en cualquier contexto. En un contexto como el de la empresa también, porque se trata de un entorno donde se generan muchas dificultades y problemas, y un enfoque estratégico que nos permita solventarlos podría ser muy útil, claro que sí.

Hay muchas culturas corporativas en las que parece que es obligatorio ser feliz. De hecho, hay empresas que cuentan en su plantilla con la figura de Chief Happiness Officer, es decir, literalmente, director de Felicidad. ¿Realmente cree que con medidas como esta las empresas de hoy en día se preocupan por la felicidad y el bienestar de sus trabajadores, o estamos perdiendo el norte?

La gran trampa de la sociedad hoy en día es la quimera de la felicidad. Pretender que uno va al trabajo a ser feliz, es tan idiota como pretender que un tigre no te coma porque eres vegetariano. Yo creo que el objetivo de la empresa no tiene que ser que los empleados sean felices, sino que trabajen relativamente a gusto y que puedan desarrollar su trabajo. Cuando la empresa necesita vender la felicidad a sus empleados, la paradoja está servida, cuanto más feliz quieres que sean tus empleados, menos felices son. 

¿Cómo se explica esta paradoja?

Le pongo un ejemplo. Imagínese el caso de unos padres cuyo objetivo fuese que su hijo esté feliz todo el rato, se lo ponen todo muy fácil, y todo el rato le preguntasen “¿eres feliz?”, “¿estás contento?”, “haz una valoración conforme estás muy feliz”, “dime qué cosas podríamos hacer para que estés feliz”, ese hijo acabaría mal, porque el objetivo de los padres es educarle, y para ello, a veces, tendrán que frustrarle y tendrá que aprender que la vida a veces son frustraciones y a veces son momentos buenos. 

En este sentido, podemos hacer esta analogía con el ámbito familiar, en cambio, en el caso de la empresa... es una analogía perversa, en la cual la empresa pretende ser una familia que intenta que sus empleados sean felices. Es un absurdo. Y, evidentemente, tampoco se trata de maltratar al trabajador, sino de ofrecerle unas condiciones laborables dignas para que pueda hacer su trabajo. 

Amat: "Cuando la empresa necesita vender la felicidad a sus empleados, la paradoja está servida" | Marc Llibre Roig
Amat: "Cuando la empresa necesita vender la felicidad a sus empleados, la paradoja está servida" | Marc Llibre Roig

HP lanzó un estudio en el que, después de encuestar a más de 15.000 personas de 12 países diferentes, constata que solamente una cuarta parte de la población tiene una relación sana con el trabajo. De hecho, 8 de cada 10 personas estarían dispuestas a asumir una bajada de sueldo si eso comportara ser más feliz en el trabajo. ¿Cómo valoras esta estadística teniendo en cuenta el peso que tiene el trabajo en el día a día de la gran mayoría de la población?

El escritor Mark Twain decía que había tres tipos de mentiras, las mentiras, las grandes mentiras y las estadísticas. Cuando preguntamos a la gente cuál es su evaluación de felicidad, como es algo que no se puede medir, la gente responde lo que le da la gana. Desde una perspectiva psicológica, no es un estudio nada fiable porque nos estamos fiando de la interpretación de la felicidad que hacen 15.000 personas totalmente diferentes. 

Por otro lado, fíjsese en lo siguiente. Hace poco salió un estudio en el que se hizo un baremo de escala de felicidad en múltiples países, y resultó que la gente que puntuó más alto en la escala de felicidad era una escuela de paraplégicos en Calcuta. Imagínese lo que debe suponer ser paraplégico en Calcuta y las condiciones que debe de haber allí. Pues ellos se evalúan súper felices. ¿No le parece curioso?

Entonces, dígame usted cómo ve la sociedad. Por esta misma consulta, cada día pasarán diferentes concepciones de la felicidad.

Para mí el problema es olvidar que la palabra trabajo viene del latín teripalium, que era un instrumento de tortura. Entonces, ir a trabajar supone estar jodido por definición. Por eso es tan importante olvidarnos de la felicidad como estado mental o emocional que tenemos que conseguir en el trabajo. Fíjate en las grandes empresas, muy modernas algunas de ellas, donde se busca que la gente esté muy cómoda, con espacios de ocio, billares, etcétera. ¿Con todo esto se consigue realmente la felicidad del empleado, o que pase allí las 24 horas del día? Yo, generalmente, cuando escucho la palabra felicidad, cargo mi pistola. 

Lo que se tiene que pretender es conseguir trabajos dignos con salarios dignos, y esto, en muchos casos, no es tan difícil para el empresario y genera mucha más vinculación a la empresa que cualquier sandez del estilo Chief Happiness Officer.

"Conseguir trabajos dignos con salarios dignos genera mucha más vinculación a la empresa que cualquier sandez del estilo 'Chief Happiness Officer'"

Algo me dice que usted nunca ha sido mucho de hacer team buildings

Como le decía hace un momento, los trabajos dignos con condiciones dignas es lo que realmente genera vinculación a la empresa, en vez de gastarte 7.000 euros para que venga Víctor Küppers a darte una charla, inviértelos en que la gente salga a su hora. Víctor Küppers quiere que todos seamos positivos, de acuerdo, seámoslo, pero cobremos lo que toca y trabajemos las horas que tocan. 

El discurso de muchos de estos conferenciantes se basan en que tú tienes que poner actitud y sonreírle a la vida, incluso cuando estás pasando por un mal momento. Esto es perverso. Yo sonreiré cuando me toque. Si tengo un jefe que me está haciendo la vida imposible, pues igual no sonrío. 

Amat: "El arte del liderazgo es el arte de hacer encajar los egos" | Marc Llibre Roig
Amat: "El arte del liderazgo es el arte de hacer encajar los egos" | Marc Llibre Roig

Se dice que las empresas son un reflejo de la sociedad. Teniendo en cuenta estudios como el mencionado, ¿debemos alertarnos?

Nos hemos de dar cuenta que estamos desapareciendo como sociedad. La sociedad va a cambiar y vamos a estar gobernados por las grandes empresas, esto ya está viniendo. ¿Qué poder tiene Pedro Sánchez? Con todo lo que está sucediendo en Gaza, y el boicot que ha habido aquí en la Vuelta a España, ese señor no tiene ningún poder. Israel seguirá comprando todo lo que necesite y todo seguirá igual, y esto interesa que se mantenga así porque hay unas grandes multinacionales que venden productos. 

Entonces, toda esta parafernalia de la felicidad en la empresa y todas estas grandes corporaciones nos están llevando a un mundo completamente nuevo, donde ya no hay ciudadanos, ahora hay consumidores, y el objetivo es que el consumidor consuma. 

Y que sea feliz.

Exacto. Se ha desplazado el concepto de libertad, de lo que verdaderamente era importante, que es que la gente sea libre de hacer las cosas que cree que tiene que conseguir, al concepto de la felicidad. Ahora no importa ser libre, lo que tienes que ser es feliz, y esta obligación de ser feliz es perversa, y por este motivo está la gente tan jodida. Porque a la mínima te das cuenta de que no eres feliz. 

Hace unos días, el actual entrenador del Barça, Hansi Flick, afirmó que los egos matan el éxito. ¿Cómo debe una empresa gestionar correctamente los egos? 

Los egos no sé si matan el éxito, puramente como lo dijo Flick. Hay que sacar el rendimiento de los egos, y hacer entender a cada ego que requiere del otro para prosperar. Pero fíjate que la metáfora del equipo en la empresa tiene la trampa de que en un equipo todos van a la una. Si piensas en el caso del Barça, todos tienen un objetivo, que es ganar la Liga o la Champions, y ganarse la vida jugando a fútbol. Todos comparten una visión, sin embargo, una empresa no es así, en una empresa no somos un equipo, somos un colectivo humano trabajando juntos, que es un poco diferente, porque la empresa tiene el objetivo de ser rentable y ganar dinero, pero los empleados no tienen ese mismo objetivo. Los empleados quieren tener un sueldo, una estabilidad, comprarse un coche o tener una casa en la montaña. No tienen esa hambre que tiene un futbolista, entonces, la metáfora del equipo y de los egos, no sé si la acabo de comprar, lo que le puedo decir es que el arte del liderazgo es el arte de hacer encajar los egos. 

¿El dinero da la felicidad?

(Hace un silencio). Siempre hablamos del primer mundo y del tercer mundo, ¿verdad? Tradicionalmente, el segundo mundo era el bloque soviético, antes de que cayera la Unión Soviética. ¿Pero ahora, el segundo mundo qué es? El segundo mundo es la gente que está al borde de la pobreza. Todo aquel que no es pobre, pero que tiene que compartir piso, que no se puede divorciar porque no puede pagar un alquiler por sí mismo, que no puede permitirse ir a tomar una copa, etcétera. Toda esta gente resolvería sus problemas psicológicos con un reparto más adecuado de dinero.

¿Cuántos problemas que hoy en día estamos achacando a la salud mental se resuelven con dinero? Es decir, si una persona pasa de tener 15.000 euros al año a tener 25.000, modifica su vida completamente. Puede tener a los niños en una extraescolar, puede ir a cenar un día con la pareja, etcétera. Todo lo que se vende como problemas de salud mental, es un engaño, no son problemas de salud mental, es gente que está en una situación muy complicada porque no tiene dinero o porque no saben cómo hacerlo. 

Entonces, el dinero da tranquilidad, no felicidad. 

Claro, pero es que la felicidad ya me la he cargado en la primera pregunta. El gran problema de la felicidad es que es inalcanzable y entonces cuando tú quieres ser feliz, cada vez eres menos feliz, porque te das cuenta de lo que te falta. Y es ahí cuando uno se da cuenta de que, paradójicamente, más gente se deprime, más gente toma antidepresivos, más gente tiene problemas psicológicos… el resultado de la búsqueda de la felicidad es la infelicidad. Entonces, el dinero no te dará la felicidad, pero te permite estar tranquilo para poder disfrutar de esa felicidad cuando se presente. 

Amat: "Cuanto menos 'happy flower' soy, más centrado en la realidad estoy y mejor puedo reaccionar a las cosas que me suceden"

Amat: "El gran problema de la felicidad es que es inalcanzable" | Marc Llibre Roig
Amat: "El gran problema de la felicidad es que es inalcanzable" | Marc Llibre Roig

Tener problemas económicos o ser despedido de una empresa son justamente dos de las principales fuentes de estrés. ¿Existe alguna fórmula para poder sobrellevar este tipo de situaciones de la mejor manera posible?

Pensar que la vida no tiene por qué ser fácil le va a permitir que, si pierde el trabajo, piense que esta situación entraba dentro de las posibilidades de la vida, y no se venga abajo. Cuando, en cambio, le han dicho que has de exigir la felicidad o el éxito, y entonces pierdes el trabajo, la decepción es mucho mayor. Cuanto menos happy flower soy, más centrado en la realidad estoy y mejor puedo reaccionar a las cosas que me suceden. Siguiendo el ejemplo del Barça sería lo mismo, si se creen que como son tan buenos van a ganar todos los partidos, se relajan, y aparece el Rayo Vallecano y te mete un gol. 

Por otro lado, se encuentra la falacia de la reinvención. Es decir, frente a la frustración de haber perdido tu trabajo te tienes que reinventar, muchas veces, por un problema que ni tiene que ver contigo. Por ejemplo, en Twitter llega Elon Musk y echa a 25.000 personas a la calle. Pues son 25.000 personas las que se tienen que reinventar, de las cuales probablemente solo hay 5.000 que tengan las habilidades para hacerlo. Reinventarse supone un montón de cosas que hay que saber, hacia dónde vas, qué quieres hacer, qué nicho de mercado tienes, qué capacidades tienes, qué recursos tienes, qué puntos débiles tienes... Tienes que saber de marketing, tienes que saber de redes sociales, y claro, habrá gente que sí sabrá, pero habrá gente que no. 

En esta línea, Catalunya cuenta con uno de los ecosistemas emprendedores más potentes de Europa más potentes. Cada año nacen miles de proyectos y, a la vez, muchos de ellos acaban muriendo ¿Cree que aquí estamos preparados para aceptar el fracaso? Lo aceptamos igual que lo aceptan los estadounidenses en Silicon Valley?

Es una cuestión religiosa. Los americanos son protestantes, y los países protestantes consideran que los ricos han recibido un don de Dios, por eso a Donald Trump lo quiere tanta gente. Trump aquí nos parece un descerebrado, y en cambio allí mucha gente lo adora, porque es un señor que ha hecho mucho dinero, sin mirar si lo ha hecho engañando o robando o como sea. Nosotros tenemos una cultura muy diferente, y mientras en América el fracaso se ve como un paso hacia el éxito, aquí se ve como una gran decepción, y tenemos miedo a que todo el mundo nos juzgue o nos mire mal.

Eso hace que la presión que nos ponemos aquí sea mucho mayor, y también la presión de los inversores, en Estados Unidos conseguir financiación para según qué proyectos es en general muchísimo más fácil, porque la gente no tiene miedo, pero aquí si que tenemos, y mucho.