Con una trayectoria vertiginosa, la startup YPlasma ha pasado en poco más de un año de ver la luz a colocarse entre los proyectos más ilusionantes del ámbito científico actual. De hecho, ya en 2024 fue galardonada por Acció (la Agencia para la Competitividad de la Generalitat) como mejor startup catalana del año, en una competición que reunía 24 proyectos empresariales innovadores. Las referencias al origen de la compañía hablan indefectiblemente de una anécdota que resultó providencial, como fue la rotura de un utensilio llamado tubo supersónico cuando los técnicos del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) Antonio Conesa y Mario Sánchez García andaban con él para hacer un experimento. La solución que encontraron para enmendarlo consistió en aplicar unos dispositivos llamados actuadores de plasma, que ya están en la frontera de lo que los profanos podemos llegar a entender. Esta solución improvisada no solo les salvó del apuro, sino que abrió la puerta a una nueva aplicación tecnológica.
Diez años más tarde del incidente, a principios de 2024, la startup empezaba a andar. Desde el punto de vista analítico, los dispositivos con los que trabaja esta firma están formados por dos electrodos separados por un material aislante. Cuando reciben un estímulo de alta tensión, generan un impulso eléctrico que crea plasma como resultado. Este plasma sirve para calentar y enfriar, y también para mejorar la aerodinámica de un cuerpo (el plasma es un estado de la materia que se caracteriza porque la mayor parte de los átomos están ionizados y libres, y que se comporta como fluido conductor eléctrico).
Que el proyecto tuviera éxito dependió en gran medida del programa The Collider, una aceleradora de empresas fundada en 2017 y que pertenece al universo del Mobile World Capital Barcelona. El programa está enfocado en las iniciativas innovadoras y actúa de conector entre las universidades, los centros de investigación y las empresas. Aquello que se conoce como transferencia tecnológica. Otros patrocinadores del proyecto han sido la Agencia Espacial Europea (ESA, fundada en 1975 y con sede en París), Open StartUp (un programa en el marco del Open Compute Project, una comunidad colaborativa fundada en 2011) y las firmas de capital riesgo hermanas SOSV (encabezada por Stephen Chambers y Po Bronson) y HAX (liderada por Duncan Turner y Cyril Ebersweiler).
Hoy en día, YPlasma está dirigida por David Garcia Pérez, un emprendedor en serie, que hasta ahora ha participado en empresas como TVUp Media Telecom, Nexiona, Kiin y 2396. Antes de todo esto, se licenció en ingeniería industrial en la UPC. Sus dos escuderos son los científicos de quienes hablábamos al principio, Antonio Conesa (director del laboratorio de plasma y premio al mejor proyecto de investigación de 2019) y Mario Sánchez García (ingeniero aeronáutico), que iniciaron el proyecto y que hoy encabezan un equipo con científicos de múltiples nacionalidades diferentes.
YPlasma está dirigida por David Garcia Pérez, un emprendedor en serie, que hasta ahora ha participado en empresas como TVUp Media Telecom, Nexiona, Kiin y 2396
La estructura de la compañía, que tiene sedes en Barcelona, Nueva York y Madrid, ya la tenemos clara, pero ¿para qué sirve todo esto? No es fácil explicarlo en términos sencillos, pero los actuadores de plasma tienen las siguientes aplicaciones prácticas:
- Refrigeración de electrónica, útil para los tan de moda data centers, aquellas grandes instalaciones de computadoras que necesitan compensar el aumento de temperatura que provoca el funcionamiento de sus chips.
- Saneamiento, o sea, procesos de limpieza de campos agrícolas y preservación de los alimentos.
- Gestión térmica, que sirve para mejorar la manufactura de los productos con un elevado componente tecnológico.
- Control de los flujos aéreos, clave para el diseño de aerogeneradores, placas solares y baterías.
- Eficiencia aerodinámica, aplicable al transporte y la automoción.
- Propulsión iónica, que consiste en manipular las fuerzas eléctricas para conseguir el desplazamiento de cuerpos.
- Limpieza del aire, que tiene una aplicación principal en el sector médico.
- Captación de aguas.
La sede operativa de Barcelona está ubicada en Castelldefels, junto al Instituto de Ciencias Fotónicas, al lado del Canal Olímpico. La sede social está en la plaza de Pau Vila número 1, en la Barceloneta. El verano pasado, la firma consiguió levantar fondos por valor superior a los dos millones de euros, en una ronda de financiación liderada por Faber, un fondo especializado en ciencia de frontera que tiene como máximo responsable a Alexandre Barbosa. Hay que pensar que en un futuro oiremos hablar de ellos.