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El BSC celebra la veintena sin cambiar de objetivo: “Hacer ciencia para hacer un mundo mejor”

La casa del MareNostrum 5 sopla las velas con una exposición de su impacto en la sociedad y la determinación de liderar la soberanía tecnológica europea

El director del BSC, Mateo Valero, durante el acto de los veinte años de la entidad en el Edifici Vèrtex de la UPC | Cedida
El director del BSC, Mateo Valero, durante el acto de los veinte años de la entidad en el Edifici Vèrtex de la UPC | Cedida
Marc Vilajosana, periodista de VIA Empresa | Mireia Comas
Periodista
Barcelona
13 de Noviembre de 2025 - 04:55

Inaugurado hace casi dos años, el MareNostrum 5 es, con toda probabilidad, el artefacto tecnológico más importante de Catalunya. Combinando las dos particiones en las que está dividido, la supercomputadora insignia del Barcelona Supercomputing Center (BSC) está formada por 7.600 nodos y casi 19.700 chips que sitúan la capital catalana como un polo clave de computación en Europa. Algunas de las cifras que acumula el MareNostrum 5 alcanzan niveles hiperbólicos: bajo el falso techo del superordenador se concentran 160 kilómetros de cables de cobre y de fibra óptica. Si los uniéramos todos en una línea recta, podríamos conectar Barcelona con Perpinyà.

 

Este es el resultado del sueño “de unos locos que hace 40 años hacíamos placas en la universidad”, o al menos así ha definido el núcleo fundador del BSC el director y jefe visible, Mateo Valero. Una institución que este miércoles ha celebrado a lo grande el veinteno aniversario en el Edificio Vèrtex del Campus Nord de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el centro que los vio nacer.

A la celebración no ha querido faltar nadie: ni el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ni el secretario de Estado en Ciencia, Innovación y Universidades, Juan Cruz Cigudosa, ni el director ejecutivo de EuroHPC JU (la Empresa Conjunta Europea de Informática de Alto Rendimiento), Anders Jensen. Tampoco se ha perdido la velada la actual consellera de Recerca i Universitats de la Generalitat, Núria Montserrat, bióloga de formación, que antes de entrar en el Govern ya había trabajado codo con codo con el BSC como profesora ICREA del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC). Ha quedado bien claro con su discurso: “Todos sabemos que Mateo Valero y el BSC son un binomio inseparable. Con él al frente, el MareNostrum es mucho más que una máquina extraordinaria: ha agregado auténticas estrellas de la supercomputación de todo el mundo y, sobre todo, ha creado escuela”. El abrazo final estaba justificado.

 

El largo camino hasta el primer MareNostrum

Mateo Valero ha rememorado la historia del BSC y ha repasado las principales áreas de actuación | Cedida
Mateo Valero ha rememorado la historia del BSC y ha repasado las principales áreas de actuación | Cedida

Pero el hecho es que ni la elevada presencia institucional ni la solemnidad del acto han aplastado a un Valero que, con su proximidad habitual, ha repasado la historia del BSC como quien se toma unas cervezas con los amigos. Mostrando fotos, nombrando a compañeros de viaje por el nombre de pila y recordando, también, a quienes ya no están, el director del BSC ha viajado hasta 1991, año en que nació el Centre Europeu de Paral·lelisme de Barcelona (CEPBA). La entidad que, más de una década después, daría luz al BSC. En aquel momento, ha asegurado Valero, ya mantenían uno de los lemas que aún guían su actividad: “La ciencia debe ser excelente, pero, sobre todo, la ciencia debe ser relevante”.

Valero: “La ciencia debe ser excelente, pero, sobre todo, la ciencia debe ser relevante”

Este mismo CEPBA fue el que, entre 1995 y 2000, coordinó las actividades del Centre de Computació i Comunicació de Catalunya (C4). Cuando este proyecto se acabó, a Valero le saltaron las alarmas: “Houston, tenemos un problema, porque no tenemos dinero para comprar una máquina propia”. Por suerte, aquí fue una empresa la que se acercó a ellos interesada en su conocimiento en computación, y no una empresa cualquiera, sino IBM. “Nos dijeron que querían hacer un centro con nosotros”, ha recordado el director del BSC, y de esta alianza nació el CEPBA-IBM Research Institute (CIRI). 

Y así llegamos finalmente a 2004, año en que, ahora sí, se firma el contrato para impulsar el primer MareNostrum, inaugurado en 2005 junto con el BSC como entidad. “Cuando hicimos el MareNostrum nos decían que España no era un país científico y que no haríamos nada”, ha rememorado con picardía Valero. Un superordenador que, ha subrayado, en aquel momento era el cuarto mejor del mundo y el primero de Europa, y que, hoy, es 10.000 veces menos potente que el MareNostrum 5. Y es que hacen falta comparaciones de esta índole para tomar conciencia de la velocidad a la que ha evolucionado la computación en dos décadas: cada uno de los miles de chips que conforman la actual computadora tienen más potencia que todo el MareNostrum 1 en conjunto.

Computación destinada a la salud, el cambio climático y la lengua

En el camino hasta la celebración de este miércoles, el BSC ha desplegado todo tipo de proyectos que han aprovechado la supercomputación como una herramienta para progresar, los más destacados de los cuales se muestran en Marenostrum 5: el superordenador que transforma el mundo, el documental grabado por el BSC durante la construcción de la última supercomputadora que se ha estrenado en exclusiva en el acto. Entrelazado con diversos momentos del montaje del ordenador y los testimonios de todo tipo de voces del centro, la pieza muestra iniciativas como el gemelo digital del corazón humano elaborado en colaboración con diversos centros de salud.

Este proyecto, pensado para poder testar medicamentos y hacer simulaciones para tratar enfermedades, dio lugar a Elem Biotech, una de las catorce spin-offs que el BSC ha creado durante estas dos décadas. Qilimanjaro Quantum Tech —los encargados de diseñar e instalar el ordenador cuántico del BSC—, Faltea, Qbeast, Openchip o Nextmol son algunos de los ejemplos, compañías que destacan con luz propia entre las 374 startups deep tech que hoy ya operan en Catalunya.

En veinte años de historia, del BSC han nacido un total de catorce 'spin-offs', con nombres destacados como Openchip, Elem Biotech o Qilimanjaro Quantum Tech

La preocupación por la sostenibilidad y el cambio climático es otra de las áreas de experiencia del BSC, un campo en el que la gran apuesta del centro es Destination Earth. Esta iniciativa de la Comisión Europea busca crear un gemelo digital a gran escala de la Tierra para monitorizar y simular fenómenos climatológicos y los efectos de la actividad humana en el mundo, y el centro de supercomputación catalán juega un papel clave. La preocupación por el futuro también explica el enfoque del BSC en el diseño de chips, una tarea para la que tienen una división especializada y que ya ha diseñado parte de los chips que forman parte del MareNostrum 5. El objetivo es que, de cara al MareNostrum 6, la totalidad de los chips hayan sido diseñados y, deseablemente, fabricados en el continente europeo.

La fusión nuclear como fuente de energía futura, la protección de las lenguas del Estado a través de la creación de modelos de lenguaje no basados exclusivamente en el inglés, la defensa, las ciencias sociales… Los enfoques de la supercomputación del BSC tocan todo tipo de ámbitos, e incluso se acercan también al mundo artístico, como ha demostrado Maria Arnal. La cantante y compositora badalonesa ha interpretado en primicia una de las canciones de su próximo disco, Ama, para la cual ha colaborado con los investigadores del BSC para generar reproducciones sintéticas de su voz, con las cuales ha elaborado una polifonía con variaciones que van más allá de los límites físicos de sus cuerdas vocales. Una actuación que ha dejado boquiabierto al público y una demostración de que la computación también tiene un impacto en el arte —aunque no todo el mundo lo verá con buenos ojos—. Y también, no lo ocultaremos, la constatación de que ni siquiera uno de los mejores superordenadores del mundo puede evitar los problemas técnicos del directo que Arnal ha sabido navegar con destreza, arrancando algunas risas cómplices.

La cantante Maria Arnal ha interpretado en exclusiva su nueva canción, 'Ama' | Cedida
La cantante Maria Arnal ha interpretado en exclusiva su nueva canción, 'Ama' | Cedida

La visión para los próximos veinte años

En estos veinte años, no solo se ha crecido en infraestructura, sino también en equipo: el BSC ha pasado de estar formado por una sesentena de trabajadores a rozar los 1.400. “Ahora somos muchos, pero el espíritu es el mismo”, ha dejado claro Mateo, que lo ha sintetizado con la visión primordial de la entidad: “El objetivo es hacer ciencia para hacer un mundo mejor”. 

Entre estas incorporaciones encontramos nombres destacados como el nuevo director asociado de la entidad desde este verano, Cristian Canton, aterrizado desde Meta, donde ejercía como director de inteligencia artificial responsable. “Yo solo llevo cinco meses, y me han engañado bien, porque ser espectadores de estos veinte años me hace pensar en los próximos veinte”, ha bromeado Canton. “Y cuando pienso en el futuro”, ha continuado más seriamente, “pienso que Europa necesita acelerar en el ámbito tecnológico para ponerse a la altura de Estados Unidos y China”. “Es muy importante garantizar una soberanía tecnológica europea”, ha subrayado con fluorescente, una “partida de ajedrez” para la que ha profetizado que “España, Catalunya y Barcelona serán una pieza estratégica”.

Con la mirada puesta en el futuro, Canton ha dejado claro que “el BSC no solo será un centro de investigación, quiere continuar siendo un capitalizador de impacto y de riqueza para Europa”, o en otras palabras, “el jugador de la Champions League de la tecnología que ya somos, pero que queremos continuar siendo”. ¿Y qué hace falta para mantener este ritmo? El director ejecutivo del BSC ha pedido dos cosas: una administración “más robusta y efectiva” que ayude a cambiar “la manera como generamos riqueza” y una mejora urgente en la eficiencia.

Cantón: “Si estuviéramos en Silicon Valley, el BSC generaría una startup por semana”

En el primer ámbito, Canton ha reclamado que “necesitamos un Proyecto Manhattan, un impulso decisivo y furioso, con unas métricas claras y una ejecución rigurosa y acelerada”, y ha avisado que no se quedarán sentados esperando: “Pronto os traeremos proyectos ambiciosos a cinco o diez años”. En cuanto a la segunda, el exdirector de inteligencia artificial responsable en Meta ha dejado claro que “si fuéramos a Silicon Valley, el BSC generaría una startup por semana”, y ha lamentado que “perdemos mucho talento que se va fuera” y que habría que recuperar. Un análisis que ha cerrado guiñando un ojo a los clásicos: “Per aspera ad astra. A través de las esperanzas, llegaremos a las estrellas”.